¿Cómo vivieron los primeros habitantes
de la Fortaleza Protectora Argentina? ¿cómo se vincularon fundadores,
ciudadanos y pueblos originarios? La vida cotidiana del fuerte en la época de
la fundación de la ciudad fue el tema de la clase abierta dada por María
Mercedes González Coll en el Museo y Archivo Histórico en vísperas del
aniversario de la ciudad.

“Cuando Estomba, fundador de la ciudad, hizo toda una recorrida y dejó asentado
en su diario de viaje: Llegué a esta bahía inventando rutas”. Su apreciación no
era errada. “Porque no había ninguna ruta señalada, adelante de él venía otro
personaje interesante que iba haciendo el relevamiento, era Parchappe, y otro
también muy interesante, que venía con su gente, el Cacique Venancio Coñuepán.
Como vemos nuestro pueblo surge multiétnicamente”. Las poblaciones indígenas
residentes se conocían con el nombre de aluares. Parchappe de título discutido,
era de origen francés y Estomba, uruguayo.
La empresa de la fundación fue considerada “de alto riesgo, como ustedes se
darán cuenta era un enclave blanco en tierra indígena, y ese enclave va a traer
problemas porque va a modificar todo un modo de vida que había”. También
constituyó “un duro golpe para la economía indígena, porque nosotros tenemos la
idea que nos han enseñado que los indígenas eran nómadas, tenían su amplia
territorialidad tenían sus tierras de caza, sus canteras para hacer sus armas,
sus aluares, tenían también el manejo de la ruta del ganado”. El mismo se
lograba por intercambios, compras y por saqueos, “no nos tiene que extrañar que
muchos eran socios de la zona”.

Razones
¿Por qué si la vida estaba tan organizada entre pueblos originarios y blancos,
Martín Rodríguez, Rosas, Rivadavia estaban tan apresurados para que se fundara
el fuerte?
“Primero la idea era fundar un enclave político en tierras que no se conocían,
además integrar al entorno nacional a la pampa y a la patagonia, era una
avanzada. Se necesitaban tierras para alimentar la riqueza ganadera. Muchos ganaderos
se establecían tras la frontera. Dentro de las razones internas, era muy
importante el tema de asegurar la soberanía ante la competencia extranjera,
como los intereses ingleses, franceses, portugueses. Había que fortalecerse”.
Más allá sobrevivía Patagones, “y lo hacía muy dolorosamente”.

Milicos, indígenas y fortineros
Según González Coll, el Martín Fierro describe con exactitud cómo se vivía en
la frontera. “En el caso de nuestra ciudad, cualquier tiempo pasado no fue
mejor, se vivía con muchas necesidades, la gente que la poblaba era muy
carenciada”. Algunos habían llegado hasta estos territorios porque “debían
pagar alguna cuestión con la sociedad, hombres que huían de sus mujeres, el
Estado perseguía a los que no tenían un trabajo fijo lo que se llamaba
malentretenido. Una vez llegados acá se imponía la ley del olvido, si tenían
alguna cuestión abierta con la justicia quedaba en el olvido”.
Esas necesidades obligaban a los habitantes del fortín a establecer relaciones
con los indígenas. “Si no les compraban animales, se morían de animales”. En
esta cultura de contacto, entonces, se crea la particularidad de sus propias
normas y leyes, “así había paz”, también interacción y asimilación entre ambas
culturas. Cuando los pactos se rompían, “hay confrontación, rechazo,
conflicto”. Las relaciones entre los habitantes del territorio eran pendulares.
Esta era la Bahía Blanca de las primeras décadas. “Qué otra tropa en el mundo
es capaz de hacer otro tanto, con el sol por día, la carne como alimento y las
monturas por camas, mientras a estos hombres no les falte un poco de agua,
estos hombres pueden llegar al fin del mundo” dijo Charles Darwin, en 1832,
cuando visitó y recorrió estos territorios aún en construcción.