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Alternativas para mejorar
El proyecto de estructurar un servicio universal de sepelios municipal despertó en su momento, un saludable debate. EcoDias dialogó con el contador Walter Rezzuti, de la Agrupación Nueva Bahía, para conocer su opinión sobre el tema.
Categoría: Locales

El proyecto de estructurar un
servicio universal de sepelios municipal despertó en su momento, un saludable
debate. EcoDias dialogó con el contador Walter Rezzuti, de la Agrupación Nueva Bahía,
para conocer su opinión sobre el tema. Los puntos loables y los cuestionables.
Alternativas posibles y coyuntura.

A
fines de agosto, en reunión de la Comisión de Educación, Cultura y Acción
Social del Honorable Concejo Deliberante (HCD), se prosiguió el tratamiento y análisis
del anteproyecto de estructurar un servicio universal de sepelios por cuenta
del municipio.
Dicha iniciativa fue planteada ante el recinto por un grupo de estudiantes de Abogacía
de la Universidad Nacional del Sur (UNS), bajo el título “Honrar la vida” y en
el marco del concurso “Legislando por la ciudad”, organizado por la casa de altos
estudios bahiense y el cuerpo deliberativo local.
En resumen, lo planteado es brindar un servicio público de sepelios gratuito y
universal, financiado a partir del cobro también universal de un adicional de
cuatro pesos a la tasa municipal de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL).
Entre otros tomaron parte de aquella reunión abierta ediles de distintos
bloques del HCD, representantes de compañías de servicios fúnebres, de grupos
de jubilados y de Cáritas Bahía Blanca. También participó del encuentro el
contador Walter Rezzuti, integrante de la Junta Promotora de la Agrupación
Nueva Bahía. EcoDias conversó con él, para conocer la mirada que sobre el
proyecto tiene el mencionado espacio.
“En términos generales, nos parece que es un proyecto que ha tenido la
capacidad de instalar el debate sobre una temática que existe y es necesario
abordarla desde una política estatal”, indicó Rezzuti en primera instancia,
antes de abordar antecedentes de la problemática y desarrollar dos de los
puntos de posible corrección en la iniciativa original.

En busca de alternativas
Durante el diálogo con este periódico, Rezzuti diferenció claramente una
mirada general sobre el proyecto de una particular sobre cada uno de sus
puntos. “Lo que ha pasado es que uno coincide en términos generales y después,
cuando empezás a afinar un poquito más el lápiz, hay dos cuestiones centrales
donde nosotros vemos que hay que buscar alternativas”, subrayó.
“Una es la cuestión de la producción de los cajones. Es decir, la compra o la
asignación prioritaria que el Estado hace de los cajones no está regulada en  la ordenanza en cuanto a priorizar a
instituciones educativas o a emprendimientos de la economía solidaria”,
sostuvo. En efecto, el proyecto de ordenanza elaborado por los estudiantes no
consigna ningún tipo de prioridad de proveedores al respecto.
“Debería haber un registro de instituciones educativas que estén capacitadas
para hacer este tipo de productos, y también de emprendimientos de la economía
social que garanticen una determinada calidad y cantidad”, agregó. Y relató uno
de los precedentes que a tal respecto pueden rastrearse: “a fines de los ‘90,
nosotros hemos estado en un proyecto similar. Pretendíamos trabajar a través de
la Unión de Trabajadores Desocupados, que proveían trabajo a través de su
organización. Hoy no existen entidades así, pero sí cooperativas de trabajo,
por lo que nos parece que tiene que estar”.
En segundo término, el contador marcó sus diferencias respecto a la fuente de
financiamiento que la ordenanza dispone para la concreción del proyecto y la
prestación del servicio. “Poner una tasa fija de cuatro pesos, a todas luces,
no sólo es regresivo sino que genera un rechazo por parte no sólo de los
contribuyentes sino de los concejales, que han estado discutiendo ponerlo o no
ponerlo”, opinó.
La alternativa a esta posibilidad, consideró, “puede estar por el lado de
buscar valuaciones fiscales más importantes, y que no sea para todos igual sino
que a partir de determinado valor fiscal se establezca una contribución que sea
un porcentaje de ella, lo cual también garantiza que permanezca actualizado”.
Durante la reunión del martes 23, este tema sólo fue tocado lateralmente y a
partir de una pregunta de la concejala Elisa Quartucci, quien consultó a los
autores acerca de si habían previsto alguna fórmula posible de actualización de
la sobretasa.
“Hemos estado conversando con los estudiantes que han presentado el proyecto y
tratamos de entender políticamente hasta dónde ellos iban a avanzar. Nuestra
estrategia es, ahora, hacer una propuesta de trabajo conjunto a concejales que,
sobre todo en esos dos puntos, estén dispuestos a buscar alternativas”,
anticipó. “Creo que lo más complicado va a ser el tema de financiamiento”,
remarcó.
En el marco de la antedicha reunión abierta de Comisión del HCD, la presidenta
del cuerpo, Marta Castaño, postuló la posibilidad de proponer como “voluntaria”
la adhesión al pago del adicional de ABL. Según la edil peronista, su opinión
se fundamentaba en precedentes de cargas impositivas universales que no
prosperaron. A su vez, entendía que con el tiempo, la adhesión voluntaria
“sería masiva”.
Rezzuti realizó otra lectura de las palabras de Castaño. “Decir eso y decir ‘no
tenemos voluntad política de llevarlo adelante’ es lo mismo”, resumió.

La fuerza de lo cultural
La importancia de lograr la estructuración de un servicio universal de
sepelio se hace patente al reconocer la situación que en Bahía Blanca se da en
el ramo, donde son altísimos los costos para acceder a una prestación en forma
particular y el municipio sólo se hace cargo de los montos a pagar por aquellas
personas que se encuentran bajo la línea de indigencia.
Pero además, existe un concepto cultural arraigado en la sociedad que también
torna necesaria la concreción del proyecto. A ello apuntó Rezzuti en el tramo
final de su charla con EcoDias.
“En el año ’98 estuvimos trabajando el tema. Realmente había una diferencia importante
entre acceder al servicio y no acceder. Porque culturalmente no está instalado
en la gente el acceder a una sociedad de fomento, una capilla o un templo, o
velarlo en la casa. Se le da importancia suprema al hecho de acompañar al
difunto hasta que sea enterrado, por lo que todo ese camino no lo pensás y
tratás de hacerlo en una morada que te parece que es acorde a la despedida de
la persona”, afirmó.
“A aquellas familias que no están cubiertas les es muy complejo que puedan
acceder a una cobertura que siempre ha sido onerosa. Y como era eso, o
(hacerlo) en casa, al no tener alternativas acabás accediendo al sector
privado”, concluyó.

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2011-10-24 23:49:53
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