Vicky, Cristina, Barcelona

Guión y Dirección: Woody Allen
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Montaje: Alisa Lepselter
Origen: España, USA – 2008
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Javier Bardem, Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Christopher
Evan Welch, Chris Messina, Patricia Clarkson

Woody Allen en varios ménage à trois. No se trata de un escándalo personal
sino de su nuevo film, donde el principal trio se anuncia en el título: la
relación de dos chicas “americanas” y la ciudad de Barcelona. Protagonistas
centrales del film, a pesar de la gravitación del pintor sensual y bohemio
que encarna Javier Bardem.
La anécdota es pequeñita. Vicky (Scarlett Johansson) y Cristina (Rebecca
Hall) son tan amigas como diferentes y van a pasar el verano a Barcelona.
La primera huye de una mala relación y una carrera artística que no acaba
de cuajar. La segunda se ha graduado en “Identidad Catalana” y quiere hacer
trabajo de campo.
Pero aparece Juan Antonio, un pintor famoso por su arte y por el escándalo
de un divorcio violento, que les propone sin preámbulos pasar un fin de
semana en Oviedo para compartir graciosamente paisajes y cama.
Comienzo sexy y superficial, para una relación que se volverá mucho más
compleja y peligrosa con la aparición sorpresiva de Maria Elena (Penélope
Cruz), la bella y desequilibrada ex esposa del pintor.
Una comedia enredada, llena de clichés respecto de las relaciones de pareja
y sobre todo de la relación de los “americanos puritanos y materialistas”
-según las palabras que Allen pone en boca de Vicky- con el mundo latino, o
con los presupuestos de descontrol emocional y exotismo que esos americanos
desean o temen encontrar en ese mundo.
Una comedia con Allen detrás de la cámara, cuarto film “europeo” del
director -ya ha anunciado la vuelta a su clásica ambientación y temática
neoyorkina- y seguramente el más leve de ellos.
Una levedad juguetona y algo descuidada en detalles como los exteriores en
Barcelona y Oviedo, que no por bellos dejan de parecer salidos de un
folleto turístico y quizás revelen alguna exigencia de los productores
españoles; la machaconería de la voz en off o ciertos personajes
secundarios traídos de los pelos.
Se rescantan ciertos diálogos y gags ingeniosos e hilarantes, el final
ácido y la notable interpretación de la británica Rebecca Hall, que destaca
frente a la sobreactuación de Cruz y la abulia de Johansson.
Pero -figurita repetida-, aún con las anteriores objeciones esta comedia de
nivel medio en la filmografía total de Allen, es un buen film ante la pobre
oferta promedio.