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TRIPLE A EN BAHÍA BLANCA

TRIPLE A EN BAHÍA BLANCA
Querella Montezanti – Rogríguez

Montezanti contra todos
La segunda jornada se realizó al día siguiente bajo las mismas
características que el martes: presencia en la vereda de Tribunales de
manifestantes de agrupaciones políticas con banderas que rezaban
“Montezanti fascista, Sierra cómplice” y una sala de audiencias repleta de
público apoyando a Rodríguez. Y se comenzó con los testimonios del ex
rector de la UNS, Luis Fernández, y el empleado Miguel Tomé, recientemente
jubilado de la institución.

Recuerdos
En el caso de Fernández admitió que “no vi” gente armada en la
universidad “pero todos sabemos que existía”, mientras que Tomé ubicó a
Montezanti “entre lo mejor del cuerpo de profesores de la UNS” y aclaró que
nunca vio a Montezanti en una manifestación ni “rondar los despachos de los
rectores”, conociendo que los hechos como el asesinato de Watu “los
producían gente ajena” a la universidad y que “todo el mundo se callaba”.
Más adelante continuarían los testigos presentados por la defensa
-Edgardo Sosa, Hilda Abad, Edgardo Fernández Stacco y Ana Colantuono- que
se sumaron a las afirmaciones de los demás declarantes que reconocieron a
Montezanti entre “la patota armada” ya mencionada. En estos casos, el
supuesto injuriado, más manso que durante la primera jornada, continuó con
sus interrogaciones centrándose en esta ocasión en detalles
arquitectónicos, por ejemplo, la UTN y la ubicación de las escaleras en el
hall central donde se apostaba la patota armada de Ponce.

Declara Alberto Rodríguez
Pasado el mediodía, luego de un breve cuarto intermedio, se produjo la
declaración de Alberto Rodríguez, prologada por la lectura de un fragmento
de una nota del periodista de Página/12 Diego Martínez publicada el 9 de
abril e incorporada a la causa.
El camarista Montezanti, con sus manos entrelazadas sosteniendo su
mentón, algo despeinado y moviendo nerviosamente su pierna izquierda,
escuchó decir al actor, entre otras cosas: “el mentado caso de la UTN fue
en mayo del 74. Es una foto lo que tengo en la cabeza, señor juez, (…)
verlo a él junto a los matones armados, riéndose y no era que iba de paso,
no estaba transitorio y pese a que muchos me decían ‘vamonos’, realmente,
no sé si el miedo, la adrenalina o qué diablos era pero me quedé con esa
foto amarilla que todavía hoy la recuerdo. Que sé yo donde estaba la
escalera, pero que (Montezanti) estaba, estaba”.

Extenso embate
El querellante, en tanto, se explayó por extensa hora y media con
embates verbales para con Rodríguez y el público presente e intentó
desacreditar la veracidad de las declaraciones de los testigos remarcando
contradicciones mínimas y tal vez obvias en el recuerdo de hechos sucedidos
hace más de treinta años.
A las tres de la tarde se llamó a un cuarto intermedio hasta el momento
de los alegatos acordado para las 18 hs.
Puntualmente, la parte querellante inició su presentación –Montezanti
fue prácticamente su propio defensor- con el análisis de la prueba y su
fundamentación de las supuestas calumnias e injurias sufridas.
Sostuvo que todo fue “un linchamiento mediático” además de afirmar:
“(en el expediente) habría que poner en lugar del nombre de Rodríguez,
Partido Comunista Soviético, y en el lugar del infeliz que osó defender su
honor, Partido Peronista o Movimiento Nacional Justicialista”.
La querella pidió una pena de un año de prisión en suspenso por
calumnias, tres meses en las mismas condiciones por injurias, la
publicación del fallo en algunos medios e indemnización por daño moral.

Tres horas después, el dr. Sayago hizo lo suyo analizando que “la
valoración de la prueba (de Montezanti) fue todo una conjura, un complot
internacional, manejado por el marxismo, el comunismo” y que “estamos todos
incluidos dentro de la teoría de la sospecha”.
Luego hizo las alusiones técnicas correspondientes y particulares de
cada punto del debate y pidió finalmente la absolución de Alberto
Rodríguez.

Ya medianoche y con una tormenta furibunda como algunos pasajes que
debimos escuchar del querellante, el juez dio por terminado el encuentro y
citó a las partes para el martes a las 9.30 hs. a escuchar la lectura del
fallo.

recuadro
Labia desatada
Tanto en la segunda jornada como en la primera Montezanti se desató en
repetidas y espasmódicas embestidas verbales contra todo lo que lo rodeaba:
se refirió al actor como “mi querido enemigo, porque al cabo de todo este
tiempo hemos aprendido a querernos, una especie de síndrome de Estocolmo
judicial”; acusó al público de “patota” nuevamente; habló de “una patética
miserabilidad” de Tunessi y calificó al testigo Larrea como “una especie de
erudito en ‘tutti cuanti’, especializado en ‘fantahistoria’ y
‘psicosociología’ ”, al que luego pasaría a llamar “el testigo de la verba
florida”.

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2011-10-25 10:11:13
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