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Trabajo, pan y carne

La Unión Obrera Metalúrgica realizó un estudio comparativo del jornal de un oficial metalúrgico en kilos de pan y carne, alimentos básicos en el consumo de nuestro país.
Los resultados muestran una mejora respecto a la época de la convertibilidad.

A veces en el área de economía suelen utilizarse palabras y términos extraños para el común de la gente, y raras veces se habla o se dan ejemplos que estén al alcance de todos.
Hablar de los salarios y hacer comparaciones respecto a si éstos mejoraron o no, puede ser bueno si se expresan en términos cotidianos como por ejemplo: ¿Cuánto le costaba a un trabajador comprar determinada cantidad de carne trabajando una hora en 1998, y cuánto le cuesta ahora? De esa manera simple y de buena llegada para todos, se puede deducir si un salario mejoró o no, en término de los bienes.
Así lo pensaron también en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Ese gremio le encargó un estudio comparativo del jornal de un oficial metalúrgico en kilos de pan y carne al licenciado en Economía Luciano Rusciti, quien comentó a EcoDias el trabajo que desarrolló tomando información que data desde marzo de 1998, época de la convertibilidad, hasta marzo último.

Tres etapas
Rusciti explicó que en la comparación se reconocieron tres etapas del salario referente al esfuerzo de un trabajador metalúrgico en términos de los kilos de pan que puede comprar: “Una primera etapa que es la de la convertibilidad, que en este caso abarca desde marzo del ‘98 hasta lo que sería diciembre de 2001, enero de 2002. La relación está fija porque la convertibilidad establece que los salarios estaban fijos y el precio del kilo del pan también lo estaba por una cuestión de estabilidad de precios”.
A partir de ese momento, explica el licenciado, y después de la devaluación, se ve una caída lo cual significa un empeoramiento del salario del metalúrgico. Eso es producto de la devaluación y, a la vez, produce un encarecimiento en muchos bienes en términos de salario: “El jornal del obrero metalúrgico queda fijo durante un periodo de tiempo pero obviamente los panaderos van ajustando, producto de la devaluación que le aumentan sus costos, entonces vemos que cae. Y después se ve claramente una recuperación a partir de inicios de 2004 que se mantiene hasta la actualidad”. Esa recuperación está muy por encima de los valores que se manejaban en los años de la convertibilidad.
En ejemplos concretos, durante la convertibilidad, un metalúrgico podía comprar, trabajando una hora, aproximadamente un kilo y cuarto de pan. Actualmente, con esa misma hora de esfuerzo, el trabajador puede comprar casi tres kilos de pan: “Prácticamente podemos decir que duplicó con creces haciendo el mismo esfuerzo, así que acá tenemos una noción real de la mejora en el salario del trabajador”.

Reactivación de la economía
Hasta aquí sabemos de mejoras en lo que tiene que ver con el esfuerzo del trabajador y la compra de pan. Ahora resta saber qué resultados arrojó el estudio respecto a la carne. Aquí los valores son distintos porque el aumento de la carne en el tiempo es mayor al del pan, pero las mejoras existen: “En una hora trabajada en la convertibilidad, podía comprar medio kilo de carne y hoy estaría comprando algo así como 750 gramos. Hay una mejora menor en términos de cantidad pero al menos se ve una mejora”.
Para Rusciti es interesante destacar cómo la devaluación y la crisis deterioran el poder de compra del trabajador “y cómo impacta la reactivación de la economía y todo este círculo virtuoso que se extiende hasta el 2007. Luego hay un deterioro en 2008 y 2009, aunque estamos muy por encima todavía de los valores de la convertibilidad: ese circulo virtuoso mejora el salario real del obrero metalúrgico”.

Conclusiones
Según el estudio, en 2007 se llega a un punto máximo y a partir de ahí se nota una pequeña caída; sin embargo, dice Rusciti, “aún con esa pequeña caída, cuando uno hace una visión histórica más de largo plazo encuentra que aún en un punto como hoy -que estamos peor que hace un año y medio-, estamos muy por encima de los valores de la convertibilidad”.
Por último, el economista sacó algunas conclusiones respecto al estudio comparativo y en este caso tiene que ver con tomar ciertas precauciones cuando se escuchan voces que piden por la devaluación o aumentar el dólar porque da competitividad y estimula las exportaciones: “Nunca hay que olvidarse que en Economía toda medida puede procurar un beneficio pero también tiene un costo. En este caso, el costo palpable, en el caso de 2001, fue una caída del poder de compra de los trabajadores y de todos los argentinos. Entonces, hay que tener cuidado cuando, para motivar la economía y para de alguna manera estimular las exportaciones, se lo quiere hacer vía el tipo de cambio, que es el valor del dólar. Tengamos en cuenta si estamos dispuestos como sociedad a asumir los costos que pueda llegar a procurar una devaluación”.

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2009-04-25 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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