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Todo por los chicos

“El club tiene 81 años, se le puso Talleres por los talleres de Spurr que se iban a hacer en ese entonces. Se creó el club para que la gente que trabajara allá pudiera recrearse. Los talleres nunca se hicieron pero esto siguió como club”. Así comienza el relato Teresa Rivas, vecina del sector, que hoy junto con un pequeño grupo de padres, dirige la institución que tiene su sede en Tierra del Fuego 3064.

“Nosotros estamos hace tres años, empezamos en el 2003. Se comenzó porque el club estaba en quiebra, supimos que los chicos estaban muy mal porque los habían echado de la Liga… había muchos problemas. En realidad nos acercamos para darles una mano a los que estaban, nunca pensamos en meternos en el club, lo único que queríamos era hacer un festival, recaudar fondos para ayudar a la gente que estaba con los chicos”, dice Teresa y agrega que después se enteraron de que “el problema no era sólo deuda de chicos sino deuda del club, no existía el medidor de luz, era todo un problema así que teníamos que empezar de nuevo”.
Y se lo tomaron en serio. Empezaron por atender a los pibes y devolverles su lugar, luego la gente, los padres, comenzaron a ver el cambio realizado con mucho esfuerzo y poco a poco vuelven a acercarse. “Hasta ahora los papás que ingresan no son socios del club, simplemente son vecinos, gente que le gusta cómo se está trabajando y decide participar más”.
Hoy en Talleres se puede jugar al fútbol, como lo hacen unos 70 chicos de los barrios del sector que participan en
la Liga local, se dictan clases de formación profesional (plomería, obras sanitarias), orientación vocacional a carga de psicólogas, dibujo con apoyo de jóvenes de la Universidad, asistencia jurídica, y funciona también la peña “Don Segundo Sombra”, que representa a la institución en festivales.
El club cuenta con un gran salón que se comenzó a construir en 1970 y con una cancha de fútbol, pero los directivos sueñan y proyectan construir vestuarios para los chicos e incluso una biblioteca, aunque como siempre todo depende de los recursos económicos, que muchas veces se ven afectados al mantenimiento de las estructuras actuales. “Los gastos se pagan con cuotas de socios y rifas; y las tareas de los chicos se sustentan a base de festivales y otras actividades para recaudar fondos”.
Justamente, para el próximo 27 de agosto están organizando una tallarinada y para septiembre un festival. De hecho, las autoridades invitan a los vecinos a acercarse y colaborar con los chicos.
También pueden apoyar al club asociándose. “De hacerlo no sólo colaboran con la institución sino que después pueden realizar cualquier actividad y utilizar el servicio de salón”, sólo tienen que pagar 12 pesos anuales.

Poniendo el hombro
Víctor, Ariel, Aldo y Walter son quienes tienen bajo su responsabilidad a los pibes que participan en alguna de las categorías del fútbol de Talleres. Son simplemente vecinos como cualquiera de nosotros, padres, tíos, que llegaron al club con la intención de dar una mano y hoy trabajan para resurgir la idea del club barrial y familiar.
“Yo le pediría a los padres que están cerca del club o los barrios Villa Serra, Moresino, Spurr… que si se pudieran acercar más sería ideal para, entre todos, tratar de ayudar a los pibes. La idea es tratar de armar un grupo familiar para que podamos darles una mano a los chicos que tienen muchas necesidades. Que vengan, que se va aceptar toda idea que pueda beneficiar a los chicos”, afirma Aldo.
Por su parte Ariel explica que “acá cada uno pone su granito de arena en cada categoría, hay muchos chicos que tienen problemas en su casa entonces tratamos de darles contención en la medida que podamos”.
“Tratamos que los chicos se diviertan, la Liga no dice ganar por ganar. Además queremos rescatar chicos que andan dando vueltas por ahí, que pueden entrar en otro juego que no es bueno para ellos, entre todos los entrenadores intentamos sobrellevar esto. Lo importante es estar con ellos, compartir, darles su leche el domingo y alentarlos desde donde podemos”, comenta Víctor.
Walter es el encargado de las categorías menores y asegura que “hay que saberla llevar, hay chicos que no tienen mucha noción del fútbol pero uno trata de inculcarles, desde lo poco que sabe, enseñarles a ser amigo de la pelota. Para mí es muy lindo, también estoy trayendo a mi hijo que juega con su primo… y se van haciendo de amiguitos. Pero como decía Aldo que vengan los papás, que acompañen a los chicos, de paso chusmean un poquito… es muy lindo”.
Y las mujeres también tienen su espacio en la institución. Por ejemplo Susana, que junto a Teresa “somos las que salimos a pedir todo lo que necesitan los chicos, creo que para que las familias colaboren ahora tienen dos posibilidades como son la tallarinada y el festival. Más que nada para que se acerquen y vean lo que hacemos, nos conozcan y se integren, acá estamos para escucharlos. La idea es acercarse, yo vine el año pasado, a fin de año me nombraron Mamá Colaboradora y hoy siento a cada chico como si fuera un poco mío”.

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2006-08-05 00:00:00
Etiquetas: Instituciones.
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