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Textil recuperada vuelve a producir
CUPS (Cooperativa Compañeros Unidos Para Siempre) es una Cooperativa de Trabajadores textiles que el 5 de enero de este año decidieron permanecer en la fábrica abandonada Circus, en Concarán, San Luis, un poblado de 6.000 habitantes distante a 40 Km. de Merlo.

CUPS
(Cooperativa Compañeros Unidos Para Siempre) es una Cooperativa de Trabajadores
textiles que el 5 de enero de este año decidieron permanecer en la fábrica
abandonada Circus, en Concarán, San Luis, un poblado de 6.000 habitantes
distante a 40 Km
de Merlo.
Por medio del apoyo y asesoramiento de la CNCT, fueron dando pasos concretos para volver a
producir. Pasaron 100 días de lucha y tras varias pequeñas batallas ganadas,
tanto en la justicia como en la obtención de un gran apoyo popular, pudieron
volver a producir. Lo hicieron gracias a un acuerdo con la Cooperativa Textil
El Progreso de Devoto, Córdoba, otro poblado de 6.000 habitantes. Una empresa
clienta de El Progreso, situada en Córdoba, lleva semanalmente cientos y
cientos de ambos para uso médico a Concarán y eso puso las máquinas y la
solidaridad cooperativa de nuevo en funcionamiento.

La lucha de los trabajadores de CUPS
A continuación, el relato de Javier Giunta, técnico de FACTA (Federación
Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados) en la CNCT, quien acompañó a los
trabajadores en su lucha:
”Son casi las 6 de la tarde en Concarán. Merendamos en la cocina del Taller,
mate y algo de pan. Algunos esperan un colectivo que los deje en sus hogares, a
25 kilómetros
de allí. Liliana y Aldo, su esposo, recorren esa distancia ida y vuelta todos
los días para venir a trabajar.
Dejamos la planta para dirigirnos a la terminal de ómnibus, camino a nuestra
querida Rosario. Jorge, un trabajador de 33 años, decide acompañarnos. Vinieron
a buscarlo su compañera y su hija de 2 años, mamadera en mano.
Me cuenta que está muy preocupado por sus deudas, que algunas no son propias
sino de familiares que aprovechaban su recibo de sueldo para pedir unos mangos.
También me cuenta que entró a la fábrica a los 18 años y que tiene todas sus
esperanzas puestas en este nuevo proceso. Pero también dice que tiene miedo.
“Es todo muy nuevo -me dice- todo muy raro”. Su compañera camina callada a
nuestro lado, apoyando sin hablar, escuchando quizás sin comprender el camino
de su pareja, que ha decidido volver a nacer junto con otros 49 compañeros, a
partir de que encendieron las máquinas para producir nuevamente.
Unos meses atrás, todavía dormían todos en la fábrica, la limpiaban a diario,
pasaban horas y horas de asambleas, reuniones y juntaban a duras penas los
pesos para la olla popular, para pagar la luz y seguir con fuerzas para la
lucha.
Ya en Abril, conocieron la solidaridad cooperativa: los compañeros de El
Progreso, de Devoto, provincia de Córdoba, les empezaron a llevar trabajo que
no podían cumplir con su propio taller. Era un encargo grande y constante de
una empresa de Córdoba que vende uniformes, ambos en varios colores que hoy
cobran 23 pesos por confeccionar.
Los trabajadores de El Progreso vieron la oportunidad de ayudar a los
compañeros de CUPS, que además de su lucha llevan a cuestas más de 20 años de
experiencia en el rubro. Así tuvieron la posibilidad de volver a producir y de
paso asistir a los compañeros de Devoto con sus trabajos atrasados.
Hoy, Jorge me habla de costos de producción, de proyectos a futuro, de los
temas de la administración. Sin dudas es el mismo y no lo es. Su potencial
estaba guardado, aplacado por el capitalismo feroz de un empresario que (como
símbolo) se fue del pueblo debiéndole $ 9.000 al panadero local.
Jorge era el jefe de control de calidad de la empresa y sabe lo que pocos. Hoy
es el secretario de una Cooperativa que renueva las esperanzas de todos los que
luchamos por este tipo de experiencias. Y que pone en evidencia, una vez más,
que los trabajadores y trabajadoras pueden administrar una empresa cooperativa.
Pero los integrantes de CUPS tienen la ventaja de haber recuperado su fábrica
en 2012, diez años después de aquella primera gran ola recuperadora. Hoy
existen federaciones como FACTA donde se organizan fábricas recuperadas de
distintos rubros y tamaños, y así todos pueden conocer la experiencia del otro,
los riojanos, los mendocinos, los santafecinos, etc. Hoy FACTA los puede
asistir legalmente y acompañar en todo el proceso y tiene una ley de
expropiación sancionada en 2011 que seguramente facilitará mucho las cosas.
Y existe también la
Confederación, la
CNCT, a través de la cual pudieron conocer al grupo Devoto,
que semana a semana recorre casi 600 kilómetros para llevar los ambos, las
camperas, las chombas y las remeras para que la rueda siga girando.
Jorge puede estar tranquilo. Como dijo Zitarrosa. “No hay cosa más sin apuro
que un pueblo haciendo la historia…” Jorge puede estar tranquilo, aunque tiene
ahora la responsabilidad, junto con sus compañeros, de administrar una empresa.
De llevar en bicicleta, como lo hacía el tesorero hasta hace poco, el retiro de
todos sus compañeros”.

Fuente CNCT




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2012-06-18 14:34:00
Etiquetas: Economía social.
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