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Colón lleva acento (salvo si termina en el upite).
RECORRIDO POR PARTE DEL CENTRO HISTÓRICO
Entre vientos y monumentos
Caminamos por una ciudad que fue hecha y pensada antes que nosotros
pisemos sus veredas. Una ciudad con una historia que nos interpela a
silenciosamente a conocerla.
La Plaza Rivadavia, calle Alsina, la avenida Colón, Moreno, Chiclana y
Brown son el centro institucional, político y comercial de la ciudad. Un
centro bahiense lleno de historias que se resumen en un atractivo paseo
turístico que, desde hace más de 10 años, nos traslada a los primeros años
de la fundación de nuestra ciudad.
De la mano de la Dirección de Turismo de la comuna, realizamos el paseo
y conocimos una serie de relatos desconocidos para muchos de los vecinos.
La Fortaleza
El paseo histórico comienza en la Plaza Rivadavia, y continúa sobre las
calles Estomba, Chiclana, Alsina, Av. Colón, Vieytes, Brown, Moreno y
O’Higgins, lugar de ubicación de la Fortaleza Protectora Argentina, la
primera construcción y origen de la ciudad de Bahía Blanca en 1828, más
precisamente el 9 de abril, fecha en que arribaron los soldados a estas
tierras, aunque se considere la fecha oficial el 11 de abril, día que
comenzó la construcción de la obra.
El ejército fundador de la ciudad fue el 7mo. Regimiento de Caballería
al mando del Coronel Ramón Estomba, y estaba compuesto por alrededor de 100
soldados.
Dentro del fuerte sólo vivía la tropa militar y existían algunas
construcciones que pertenecían a los oficiales. Las casas estaban
organizadas por rango, un sector para los oficiales menores, las barracas
para los soldados, y las casas de la oficialidad para el alto mando, entre
ellos Estomba -en el primer tramo de Av. Colón.
También había un sector para quintas y cultivo de verduras, un corral
de caballos -hoy la nueva peatonal- y aljibes de agua.
En el principio se sabe que los únicos pobladores que se afincaron
-pese a los pocos registros que existen de la época- eran los soldados,
aunque con el tiempo llegaron sus mujeres y familias y se establecieron
fuera del fuerte, en lo que se llamó El Rancherío de las Chinas, sobre la
esquina de Av. Colón y Vieytes, hoy una estación de servicio.
De la Fortaleza Protectora no ha quedado nada. En el año 1875 todas las
construcciones fueron derrumbadas luego de la Conquista del Desierto por la
cual dejaron de ser necesarias las líneas de fortines y fortalezas
militares. Las manzanas fueron loteadas y los terrenos vendidos.
Uno de los pocos testimonios materiales de aquella construcción fue
descubierta en el año 2000 cuando la Bolsa de Comercio local, ubicada en
Av. Colón 2, remodeló sus instalaciones y encontró el depósito de agua de
un aljibe de la época, que fue puesto en valor para su conservación.
Palacio Municipal
El recorrido nos lleva al edificio del palacio municipal de Alsina 65.
Allí en lo que se denomina Salón Blanco existe una maqueta que representa a
la Fortaleza que nos puede ubicar en aquella época del 1800.
Uno de los datos más relevantes de la arquitectura del edificio comunal
menciona que la piedra fundacional está ubicada en el vestíbulo de ingreso,
donde funcionaba el antiguo patio del primer palacio municipal. Fue
colocada el 31 de diciembre de 1904 por el intendente Rufino Rojas.
Otra anécdota impensada para la época relata que mientas se construía
el edificio -que tenía el mismo frente que el actual- las distintas
reparticiones municipales funcionaban en la casa de los mismos
funcionarios. Por tanto, si usted quería hacer un trámite tenía que ir a la
casa de su vecino.
Más acá en el tiempo, hasta 1955 hubo una estatua dedicada a la obra de
Eva Perón, que fue sustraída en la época de la proscripción del peronismo.
De los detalles, podemos mencionar que las escaleras están construidas
en Mármol de Carrara, un material sumamente costoso que da cuenta de la
importancia que tuvo la construcción para la época.
Casi todas las municipales de Argentina tienen un detalle en común, y
la nuestra no es la excepción. Todas cuentan en su construcción con una
torre. Esto significaba que dentro de ese edificio convivían los tres
poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.
Al igual que la mayoría de los visitantes, preguntamos por la torre,
qué contiene y si se puede llegar a ella. La misma respuesta para todos: a
la torre sólo se accede por los techos, y está vacía. A diferencia del
balcón del primer piso al que se ingresa por el Salón Blanco, que era
utilizado para los discursos de las autoridades.
La última parada es en el despacho del intendente donde cobra vida la
historia del robo del cuadro de Quinquela Martin y el incendio de mayo de
2007.
De corral a feria
Continúa el recorrido por la plaza Rivadavia, donde se describen las
distintas funciones que tuvo la plaza, que fueron desde corral hasta
campamento de los prisioneros brasileros que fueron traídos desde
Patagones.
Como es sabido, la fortaleza sufrió varios malones, uno de ellos el del
19 de Mayo de 1859. Luego del paso del ataque, se mandó quemar los cuerpos
en la Plaza, lo que generó varias protestas y una carta pública de
disgustos de los vecinos que pedían un enterramiento digno para los
cadáveres.
Esa carta aún se conserva en el Archivo Histórico de la ciudad.
Las farolas que se conservan fueron producidas en la fábrica capitalina
Vasena y colocadas en 1925.
Las palmeras, sin playas tropicales, son parte de la vegetación más
antigua. Tienen cerca de 100 años y fueron instaladas como signo de
prosperidad, puesto que al no ser una especie autóctona muestra que la
tierra era tan próspera que se podía traer “cualquier cosa que iba a
prender”.
Respecto a los monumentos ubicados en la plaza, se empieza con el
central erigido en honor a Bernardino Rivadavia quien como ministro dictó
las leyes para la fundación de la ciudad.
Su monumento estaba planificado para inaugurarse en 1910, aniversario
de la Revolución de Mayo. El problema fue que se llamó a concurso de
artistas para diseñar la estatua, y entre descalificados, plazos, e
intereses de la comisión organizadora, el monumento se inauguró en 1946. La
obra es de Luis Carlos Rovatti. En el monumento se ve una figura femenina
que mira al puerto, tiene un pan en la mano y se llama “La Ofrenda”. Otro
detalle es la ubicación de Rivadavia respecto a la catedral. Una de las
principales obras de su gobierno fue la creación de la Sociedad de
Beneficencia, que le quitaba a la iglesia de la época el papel de protector
de los desvalidos y huérfanos, cuestión que no fue muy bien vista al igual
que sus ideales políticos contra la embestidura cristiana. Por todo esto,
dicen, Rivadavia le da la espalda a la iglesia.
Recuadrete
Saltemos nuevamente al 1800. Hacia 1824, algunos hombres fueron
enviados a esta zona a fundar una fortaleza, pero en el camino se
perdieron, cambiaron el rumbo y se volvieron. De no haberse perdido, Bahía
Blanca hubiese sido creada 4 años antes.
Unos pocos años después, luego del ataque del 7 de marzo de 1827 a la
fortaleza ubicada en lo que hoy es Patagones, se creó nuestra fortaleza en
un lugar estratégico como era la bahía blanca.
Fin del recuadrete
Siguiendo con el paseo por la plaza, llegamos a los monumentos
secundarios, la Fuente de los Ingleses -sobre Av. Colón- y el de la
Comunidad Israelita -sobre Irigoyen-.
Su ubicación no es casual, como no lo es la importancia que tenía cada
una de las colectividades en esa época. La israelita ubicada en la zona de
San Martín y Zelarrayán, en 1928 -centenario del aniversario de Bahía
Blanca- era propietaria de los comercios de las primeras cuadras
comerciales, y la colectividad británica apuntando la Av. Colón, la calle
que lleva al puerto.
También encontramos el busto de Luis Caronti, primer intendente nacido
en la ciudad, y el monumento del IX Encuentro Argentino de Basquetball que
se realizó en la ciudad en febrero de 1939. En ese entonces, cada una de
las 16 provincias participantes trajo algo para ofrendar a la ciudad. La
mayoría de ellos tierra de su territorio, que fue arrojada en el pozo donde
se plantó la tipa tucumana, regalo de esa provincia. Frente a esta se
colocó una pelota de básquet de material como recordatorio de aquel
campeonato (no intente levantarla).
Por la avenida
Ya sobre la Av. Colón, encontramos edificios tradicionales con historia
como el de la Biblioteca Rivadavia, que se construyó gracias a la donación
de Luis Caronti, quien al no haber tenido hijos dejó su fortuna para crear
una biblioteca y el primer hospital municipal.
Seguimos por el actual edificio de la AFIP, también vemos el ex Banco
Alemán o ex Rentas y próximo Concejo Deliberante, el club Argentino con la
lujosa arquitectura francesa de la época, el edificio del correo y del
Banco Nación -que por un error se construyó con los planos destinados a la
localidad de Coronel Pringles-
Otro punto para mirar con más atención la próxima vez que transite la
primer cuadra de Moreno es ver que los atlantes que adornan la fachada son
figuras masculinas que sostienen con fuerza la estructura, excepto por un
detalle: uno de ellos es un aborigen cruzado de brazos, como flojo y
haragán. Esto nos plantea la concepción del momento del indígena.
Durante el recorrido por este sector se hace notar el gran tamaño de
las construcciones para entender que una de las grandes promesas de la
época era que nuestra Bahía sería la capital de la provincia. Hablamos del
periodo comprendido entre 1920 y 1935.
Catedral entre vientos y dudas
Para finalizar el recorrido ingresamos en la Iglesia Catedral Nuestra
Señora de la Merced que tiene su origen en una pequeña capilla de adobe que
se derrumbaba con los fuertes vientos de esta Tierra del Diablo, otra
referencia bahiense.
Con el tiempo y el empecinamiento de los nuevos pobladores se rehizo la
construcción, que dio origen al edificio actual. Un edificio tuerto de
nacimiento, ya que cuenta con dos torres y un solo reloj. Se dice que el
otro reloj nunca llegó y nunca se supo por qué.
En la parte superior del edificio, encontramos a la Virgen María bajo
la invocación de Nuestra Señora de la Merced.
La catedral fue el primer cementerio oficial de la ciudad. En al
actualidad sólo descansan los restos de Antonio Manuel de Molina, el
sargento Francisco Sosa, alias Pancho el Ñato, y Catalina, la primera
esposa del Capitán Eustaquio Palau, todos de la época de la fundación.
Por último, se dice que allí se encuentran también los restos de quien
fuera Ramón Estomba. Este dato es bastante discutido ya que 1978 se
descubre la locación de la tumba de Estomba en el cementerio de La
Recoleta. Pero se cuenta que al llegar al lugar se nota que sobre sus
restos enterrados en 1829 ha crecido un árbol, por lo que sólo se tomó un
poco de la tierra de ese lugar en “representación” de los restos resumidos
del fundador. Esa tierra dentro de una urna está ubicada en el atrio de la
catedral.
Fotos propias y del Archivo Histórico
Plaza Rivadavia
Iglesia Catedral Nuestra Señora de la Merced
ex Banco Alemán o ex Rentas y próximo Concejo Deliberante
club Argentino
Palacio Municipal
Banco Nación
Fuente de los Ingleses
Fuente de la Comunidad Israelita
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