El lunes 15 un centenar de militantes gremiales, políticos y sociales de la ciudad se reunió en la Plaza Rivadavia para solidarizarse con el gobierno y el pueblo bolivianos ante los ataques de sectores opositores sufridos por el presidente Evo Morales.

En el acto, el único orador fue el titular de la Central de Trabajadores Argentinos local, Enrique Gandolfo, quien aseguró que “el pueblo boliviano eligió con votos y está pagando con vidas su derecho a una vida soberana, a tener independencia para tomar decisiones con respecto a qué país quieren construir”.
El dirigente afirmó que no por “casualidad” se autoconvocaron de urgencia para manifestarse y explicó que “hace 20 días el pueblo boliviano, a través de un referéndum, eligió un camino para todo el pueblo, un camino que tiene que ver con un proceso de cambios sociales que se inició hace rato en Bolivia pero que entre otras cosas ha decidido medidas tan importantes como nacionalizar el petróleo e iniciar una reforma agraria”.
“Son los intereses de quienes defienden sus privilegios, de quienes oprimieron a ese país durante tantos años los que se han puesto en marcha para intentar derrocar al gobierno de Evo Morales y acabar con el proceso de transformaciones. Detrás de los ricos, de la derecha boliviana, está la mano del Departamento de Estado norteamericano”, dijo el docente.
Mencionó que “asonadas golpistas” se le están planteando al recientemente electo presidente paraguayo, Fernando Lugo, al ecuatoriano Rafael Correa, y al bolivariano Hugo Chávez.
“Han matado a 30 campesinos, la derecha boliviana se cobra en vidas lo que no puede ganarse en votos. Este momento en América Latina y en Bolivia, es para unir toda la fuerza posible, la más amplia unidad de los trabajadores y de los pueblos”, exigió Gandolfo.
Por último, reconoció que si “se consiguiera derrotar este movimiento sin duda sería una derrota para todos nosotros” y se mostró seguro de que el pueblo boliviano “va a dar una lección a los que intentan acabar con este camino. Pero ese pueblo requiere de todos nosotros la unidad, la determinación de luchar, la determinación de denunciar, de decir una y otra vez ‘no pasarán’”.

Contexto
Luego de la contundente victoria de Evo Morales en el referéndum revocatorio del 10 de agosto, que amplió el caudal de votos original del presidente boliviano, los sectores separatistas de la Media Luna iniciaron una nueva etapa de enfrentamientos cada vez más violentos.
Ya entrado septiembre, integrantes de los derechistas comités cívicos y los prefectos (gobernadores) autonomistas de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca tomaron instituciones públicas ante la negativa del gobierno nacional de devolver a las prefecturas el 30% del Impuesto Directo a los Hidrocarburos -que fue destinado a la financiación de una renta vitalicia por vejez- y la intención de refrendar una nueva Constitución.
En ese ambiente, Morales echó al embajador norteamericano ante su país, Philip Golberg -de vasta experiencia en la desestabilización de los Balcanes-, declarándolo persona no grata y advirtiendo que “no queremos separatistas que atenten contra la democracia”.
La situación se extremó el jueves 11 cuando un grupo de campesinos y estudiantes que se iban a reunir en el estado de Pando para buscar el fin de la violencia, fue emboscado por empleados de la prefectura y del comité cívico fuertemente armados dejando unos 15 muertos y 70 desaparecidos, cifras que luego se ampliarían en otros hechos.