La historia de un espacio que trabaja sobre la problemática de la vivienda no comienza de un día para el otro. El equipo de Vivienda de Cáritas Arquidiocesana conversó con EcoDias y se refirió a los proyectos que lleva adelante la institución que mejoran y le cambian la calidad de vida a mucha gente que está afectada por el problema de no contar con una vivienda digna.
En la entrevista participaron Guillermo García, Emanuel Brini y José Luis Quell.

“Antes del 98 se había hecho el barrio Cáritas en 1986, que está ubicado en la calle Biggio entre Avellaneda y Malvinas, allí fue la primera operatoria de Cáritas. Se había hecho el Procasa 3, en Esquiú entre Terrada y Tucumán con fondos de la Provincia; se estaban dando microcréditos para mejoramientos y estaba empezada una operatoria que era un plan de vivienda en el Stella Maris de lotes con servicios.
Hacia el año 97 en el área de Vivienda se reúnen estas cosas que estaban un poco sueltas y se afecta gente especialmente a esa área”, según nos comenta Guillermo García, vicedirector de Cáritas
“Este área se crea en el año 1998 para dar respuesta a la cuestión de la vivienda para reunir en un equipo de trabajo las tareas que hacíamos relacionadas a viviendas y darle organicidad y planificación”.

¿Desde el año 98 hasta ahora en qué se ha ido avanzando?
“Básicamente consolidar el plan de lotes con servicios que todavía está pendiente en Stella Maris. Se le dio mucho impulso y se sistematizó y amplió el programa de micro créditos para mejoras.
Se llama Proyecto de mejoramiento habitacional. Un plan que entre 1998 al 2001 pasó de la orbita central a algunas parroquias de Bahía Blanca y desde el 2001 a la fecha se amplió a otras organizaciones como Acción Bahiense Comunitaria y la Sociedad de Fomento del Barrio Thompson”.

Cuando se habla de mejoramiento, ¿de qué realidad se parte?
“La gente viene con un planteo de mejorar su casa, no de hacer una casa nueva. Porque los créditos que se están otorgando son pequeños, entonces la ayuda es, por ejemplo, para techar una habitación ya levantada, poner la luz o terminar un baño. Una de las condiciones es tener el terreno, porque por ahí la gente construye en un lugar que no sabe si va a ser de ellos.
En principio se inició con $ 750 y ahora se extendió a $ 1500, que estamos trabajando con Luján y 9 de Noviembre, 2 barrios que recién empezamos, por supuesto la necesidad es muchísimo más que $ 1500”.

El sistema de microcréditos
“Nos manejamos con la demanda de los barrios, porque nuestra capacidad de respuesta es bastante limitada, estos fondos de crédito son rotativos, lo que hay para dar es lo que se recupera de la gente que paga su crédito.
La gente recibe materiales en función de lo que va pagando, el crédito se divide en etapas y en general se reciben los materiales de cada etapa cuando paga el 50% de cada etapa, o sea que el sistema prevé una recuperación mínima del 50%. Esto permite una rotación para que otros puedan ingresar”.

¿Este sistema de mejoramiento se hace en otros sectores?
“No, desde el Estado están trabajando con el programa “Mejor Vivir” que es un programa de la Nación, para reparaciones, ampliaciones, con montos mayores de $ 5000 o $ 6000 y que solamente baja a través de los municipios. Es estricto con las condiciones acerca de la tenencia de la tierra, sabemos que en la mayoría de los sectores donde están estas necesidades el tema de las tierras también está pendiente de solución la tenencia definitiva, la escritura”.

En el medio, la tierra
“Hay un problema a solucionar que es el tema de la tierra. Es verdad que en Bahía Blanca hay mucha tierra pero no toda se puede afectar a la vivienda social”. Quien habla es Guillermo García, vicedirector de Cáritas Arquidiocesana Bahía Blanca, institución que lleva 20 años trabajando intensamente la problemática de la vivienda social en nuestra ciudad.
“A la vez de la vivienda hay que solucionar otros problemas como el tema del acceso a los servicios, a las escuelas. También hay que apuntarle al mejoramiento de la vivienda ya existente, de manera de consolidar una vivienda que es deficiente como núcleo.
Por supuesto, la casa nueva es una operatoria mucho más compleja y más cara… En el “mientras tanto”, creemos en la metodología de pequeños créditos rotativos otorgados en la comunidad que puedan ser poco a poco autogestionados por comunidades organizadas, la vuelta que le falta es poder contar con más fondos que permitan darles soluciones integrales, que en lugar de que el crédito sea de $ 1000 sea de $ 5000, que nos permita trabajar tranquilos el tema de la conexión de los servicios, que más gente acceda, y trabajar fuertemente la capacitación y la organización en esos lugares, en sociedades de fomento, en organizaciones de base, en parroquias, gente que trabaje la vivienda con sus vecinos, ya sean asentamientos o barrios.
Por una cuestión de (escasos) recursos y por una cuestión de capacidad instalada en los barrios, es un camino largo que cuesta, pero esta es la semilla: nosotros conocemos el método, sabemos cómo debe hacerse y de hecho lo hacemos en pequeña escala. Sería muy interesante que desde políticas de Estado se hiciera a mayor escala”.

Las casas
“La Municipalidad tiene un plano que está muy bien hecho, con la mejor distribución al mejor costo y el mejor aprovechamiento de la estructura y los materiales: el techo está resuelto de la manera más económica posible, las divisiones, las instalaciones, la mínima es de 36 mts2, un estar comedor cocina todo combinado, un baño y una habitación, pero la ubicación del plano permite la ampliación de dos habitaciones más. Proponemos ese modelo porque nos permite terminar la casa con cierto monto, aunque seria ideal resolver cada casa con cada familia.
En el caso de Villa Belgrano los arquitectos y las asistentes sociales en conjunto con la gente trabajaron el plano de la casa, teniendo en cuenta algunas restricciones de los proyectos, pero se trabajó con las familias para ver cuál era la mejor disposición, pero hay que homologar y definir un plan porque no es lo mismo hacer 13 casas iguales que 13 casas distintas”.