Durante algunos días los bahienses pudieron tener acceso a la obra “Proa a pleno Sol” del artista plástico Benito Quinquela Martín, la cual estuvo acompañada por fotografías del proceso de restauración; vida y obra del artista y consulta de material bibliográfico perteneciente a la biblioteca del Museo de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo. Esta es la obra rescatada luego que fuera robada del despacho del intendente municipal el día del incendio en el palacio municipal.

Benito Quinquela Martín
El 20 de Marzo de 1890 fue dejado en la Casa de Expósitos un niño que se suponía había nacido tres semanas antes, es por eso que el día de nacimiento de Benito ha sido consignado como el 1º de marzo. Fue bautizado con los nombres de Benito Juan y se le asignó el apellido Martín. Casi ocho años después, el 16 de noviembre de 1897 es adoptado por el matrimonio formado por Manuel Chinchella y Justina Molina, quienes vivían en la Boca del Riachuelo, donde vivió toda su vida el maestro.
Cursó tan solo los dos primeros grados de la primaria, y luego se dedicó a repartir el carbón que sus padres vendían a los vecinos del barrio.
Cuando cumplió 15 años su padre que descargaba carbón en el puerto, lo convocó a trabajar con él, pese a su físico poco adecuado para la tarea. Su empeño y rapidez le hicieron ganar el apodo de «El Mosquito».
 Contando con 17 años, se inscribió en una academia para cursar dibujo y pintura con el pintor italiano Alfredo Lázzari, quien fue su único maestro. Completó su formación autodidacta a través de lecturas en la biblioteca del Sindicato de Caldereros, y allí descubrió el libro «El Arte» del escultor francés, Auguste Rodin, que lo llevó a dedicar su vida a la creación artística.
A los 20 años expone por primera vez sus trabajos en la Sociedad Ligure de Mutuo Socorro. En 1912 se le diagnostica un principio de tuberculosis y busca los purificadores aires de Córdoba para curar su enfermedad. Allí realiza una serie de paisajes acompañando al maestro Walter de Navazio. Retorna a los seis meses milagrosamente curado y convencido que debe reflejar -como decía Rodin- únicamente su vida y su ambiente, es decir, pintar su aldea: La Boca del Riachuelo.
Comienza con sus exposiciones de arte en 1918 y en 1920 obtiene el Segundo Premio del Salón Nacional.
Es elegido para decorar la escuela-museo Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, y asume distintos encargos para el Ministerio de Obras Públicas, como la decoración de un mural del ferrocarril suburbano de Buenos Aires.
Durante su carrera se hicieron exposiciones en Río de Janeiro, Madrid, París, Nueva York y La Habana.
Sus pinturas de escenas portuarias reflejan una fuerte expresión de actividad, de vigor y de aspereza como muestra de la vida en la zona de la Boca. Realizó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.
 Se convirtió en filántropo, donando al barrio y a la ciudad parte de sus pinturas.
Entre sus obras se destacan: Tormenta en el Astillero (Museo de Luxemburgo, París), Puente de la Boca (Palacio Saint James, Londres) y Crepúsculo en el astillero (Museo de Bellas Artes Pedro de Mendoza).
Quinquela Martín fue el pintor del Riachuelo por excelencia, y el más popular de los pintores argentino