Es después del dictamen del Juzgado Nº3 de esa ciudad
bonaerense, que resolvió que la cooperativa Pachi Lara pueda alquilar el predio
en donde funcionaba una empresa fallida que dejó en la calle a los actuales
asociados. Ahora podrán tener sin problemas los servicios de gas y eléctrico
para volver a producir, tras dos años de inactividad.

El juez Juan Carlos Tato destrabó parcialmente el conflicto al permitir a la
cooperativa Pachi Lara celebrar un contrato de alquiler o comodato con la
empresa dueña de los predios de la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires.
De acuerdo con información difundida desde la seccional Centro de la Federación
de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (Fecootra), la cooperativa
alquilaba los lotes a la empresa Industria Papelera Azuleña S.A, que quebró y
es dueña del predio.
A pesar de que esta última aludió la imposibilidad de continuar el
arrendamiento, el Juzgado Nº3 resolvió la reformulación del pedido de la
cooperativa «y encauzarla como una pretensión de reactivación de la planta
industrial».
La decisión de los ex empleados de la Papelera de autogestionar la planta se
gestó en enero de 2012, tras el sucesivo incumplimiento de pagos y el abandono
de parte de la patronal. De inmediato contaron con el apoyo de la Fecootra, que
donó 320 metros lineales de cable para que los asociados volvieran a trabajar.
«Veníamos con problemas hasta que cerraron la fábrica. En enero los
patrones dejaron el edificio, comenzaron a vaciarlo hasta que empezamos a
desplegar un plan de lucha con movilizaciones y el apoyo de vecinos, gremios,
cooperativas, federaciones y políticos», expresó en 2012 Elisén Pereyra,
trabajador de la Cooperativa Pachi Lara.
«Agotamos todas las instancias y luego tuvimos un agravante: tras la toma
de la planta perdimos a un compañero, Cristian Pachi Lara», agregó.
El joven se suicidó en medio del conflicto y en su homenaje la cooperativa
lleva su nombre.

Fuente: Ansol