Poquito y nada

Bajas recaudaciones para la cinematografía argentina en la primera
mitad del año

A mediados de julio los chicos en vacaciones aseguran pingües ganancias
al cine, y es el momento elegido para estrenar los llamados “tanques”
comerciales locales.
Este año el menú ofrece las animaciones Isidoro (José Luis Massa) y El
Arca (Juan Pablo Buscarini); y la comedia Incorregibles (Rodolfo Ledo), que
con suerte -y la ayudita publicitaria de la televisión abierta- levantarán
los deprimentes niveles de recaudación a films nacionales.
Hasta el momento se repite y acentúa la tendencia del año pasado, con
más de treinta estrenos y menos de un millón de espectadores. Cifra que no
alcanza al 5% del mercado total, y un agravante: 400.000 de esas entradas
fueron sólo para la comedia ¿Quién dice que es fácil?, de Juan Taratuto.
Y apenas una decena de los otros filmes logró pasar los 10.000
espectadores, por lo que las cuentas no cerraron casi para nadie, aun si
muchos fueron estrenados con pocas copias, o en salas de arte como la del
Malba.
Escenario paradojal completado por muchos rodajes de directores
destacados como Lucrecia Martel, Daniel Burman, Pablo Trapero, Lisandro
Alonso, Albertina Carri, Paula Hernández, y varias operas primas como la de
Ricardo Darín.
Un divorcio entre oferta y demanda, acentuado por el evidente ninguneo
a la “cuota de pantalla”, por las presiones de las distribuidoras
“americanas” buscando acaparar fechas y salas para sus hipertrofiadas
producciones y la casi nula distribución al interior, con ciudades
importantes como Bahía Blanca donde a esta fecha no han llegado ni media
docena de filmes.