Una de las varias colonias municipales donde los chicos de la ciudad pueden pasar los calurosos días veraniegos y compartir actividades recreativas con amiguitos es la tradicional colonia del barrio Villa Rosas que funciona en el Parque Ilia.

El parque, paseo céntrico y habitual del sector, se colma de risas, gritos y chapuzones que se mezclan con la imagen de los niños en short, con gorra y ojotas que van hacia el corazón del espacio público.
Este año -como hace muchos- la pileta ya esta preparada para recibirlos, así también los “profes” que ya conocen a cada uno y que están siempre abiertos para recibir a los flamantes ingresantes y les contagian el espíritu de los buenos momentos por vivir.

Los chicos
La colonia de Villa Rosas recibe alrededor de 400 alumnos separados en dos grupos; uno a la mañana y otro a la tarde. El horario de la mañana es de 10 a 13hs. y el otro de 14 a 17hs.
Los niños que concurren a la colonia son variados barrios, en su mayoría cercanos al parque: Spurr, Villa Delfina, Barrio Rucci, Barrio San Martín, Moresino, Barrio Gris y por supuesto Villa Rosas.

Comienza el día
Los nenes y nenas, de entre 6 y 13 años, ya acostumbrados a la metodología de trabajo se acomodan en grupos, por edades.
Los más grandes atienden al profe sin dejar de espiar los mensajes de textos, y los más chicos, asombrados, miran a su alrededor descubriendo todo.
Leonardo Sereneli es el director de la colonia. Tiene la comprometida tarea de coordinar los 400 chicos y los más de veinte profesores, guardavidas y el enfermero; todos forman parte del equipo de esta colonia de vacaciones.
Es el responsable, además de determinar los criterios de distribución de las actividades: “Tenemos organizada la colonia en bloques de actividades, divididos a los chicos por edad y por sexo, sobre todo en la parte de juegos del inicio del día en grupos de 6-7, 8-9, 10-11, 12-13, excepto en actividades especiales donde los ponemos juntos”.

Que los chicos disfruten
En lo recreativo desde la colonia se hace hincapié en la diferenciación de las actividades de la escuela que los pequeños realizan durante todo el año y dejan un poco de lado lo estrictamente deportivo y estructurado. Se apunta al contacto con la naturaleza, lo cual el parque permite, con juegos de búsqueda y de persecución.

A la pileta
En la pileta, una vez que empezaron las clases de natación, los niños son divididos dependiendo del nivel de nado de cada uno. La gran mayoría continúan recibiendo estas lecciones en la colonia.
Un día en la pileta, al comienzo del ciclo implica adaptación, y siempre lo más esperado es la “pileta libre”.
Luego llega el momento del refrigerio: sándwiches, tarta, pizza, galletitas, los infaltables chicitos, acompañados con jugo o gaseosa son algunas de las cosas que llevan para compartir.

Ya se acerca el fin de la jornada. Cansados pero sonrientes, mojados, algunos ya con tono bronceado, muchos embadurnados en protector solar y hasta con un poco de tierra por tanto jugar, con ruido a ojotas salen hasta el colectivo que los lleva a casa. Como todos los días.
Tienen que recuperarse; mañana hay que volver a la pileta.