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PARAGUAY

PARAGUAY
Los latidos de un país olvidado

Hoy vamos a ocuparnos de Paraguay, un país hermoso, y como otros de
América Latina, con recursos naturales y buenas gentes, pero con un pasado
muy adverso y un presente en el que no termina de sacudirse las herencias
autoritarias. Un país que, además, suele permanecer olvidado en los medios
de comunicación, no ya los internacionales, sino incluso dentro de nuestra
América Latina.
En estas tierras guaraníes, el domingo 19 los ciudadanos fueron
convocados para votar. Y tras esas elecciones municipales el mapa político
paraguayo no muestra signos de cambio. La aceitada maquinaria electoral del
Partido Colorado no tuvo dificultades en hacerse con los gobiernos de las
principales ciudades del país. Ello, a pesar de que en 131 de las 230
localidades que elegían nuevas autoridades comunales, la oposición se
presentó como coalición tras una única candidatura. Este frente agrupó a
Unace, Patria Querida, País Solidario y Encuentro Nacional junto al
principal partido de la oposición, el Partido Liberal Revolucionario
Auténtico. En la gran mayoría de los municipios a los que acudió como
“Concertación”, los candidatos pertenecían a esta última formación
política.
En la capital, Asunción, la candidata del oficialismo, Evangelina de
Gallegos, obtuvo una ventaja amplia frente a su más inmediato seguidor,
Miguel Carrizosa, del partido Patria Querida. También vencieron los
candidatos del Partido Colorado en la segunda ciudad más poblada del país,
Ciudad del Este, así como en Encarnación y en Pedro Juan Caballero.

Récord de abstención
Pero quizás el hecho más significativo de estos comicios, es que una
gran mayoría de los ciudadanos dieron su espalda a la convocatoria. Tras
los comicios, se encendieron todas las señales de alarma de la endeble
institucionalidad democrática paraguaya debido al elevado porcentaje de
ausentismo (cercano al 60% a nivel nacional). Esa abstención se dio
inclusive en la ciudad de Asunción, que cuenta con la mayor infraestructura
en relación con las áreas rurales, donde el desplazamiento de los electores
puede presentar más dificultades.
Hubo denuncias por compra de votos, algo habitual en los comicios
paraguayos, incluso se verificó la aparición de billetes de 50.000
guaraníes que habían desaparecido meses atrás del Banco Central por un
importe total superior a los dos millones de dólares y que habían sido
declarados no válidos por las autoridades. Más allá de este tipo de hechos,
las elecciones transcurrieron con normalidad y no se presentaron denuncias
por sucesos graves.
El abstencionismo fue el más alto desde que Paraguay inició hace 18
años un proceso de transición todavía inconcluso, porque aún mantiene un
peso determinante el Partido Colorado que controla férreamente todo el
aparato administrativo del Estado, lo que constituye una de las claves de
sus victorias electorales. Se supone que gran parte de las personas
empleadas en las diversas reparticiones estatales es fiel a la política
clientelista de los colorados. Por último, apuntemos que la victoria
electoral, dio alas al presidente Nicanor Duarte para poner en marcha la
reforma constitucional, para que sea legal la posibilidad de su reelección.

Una reflexión desde Paraguay
Federico Tatter, colaborador de SERPAL en Paraguay, nos recuerda que la
transición a la democracia en el Paraguay, “se abrió a partir de un golpe
militar palaciego que destituyó al dictador General Alfredo Stroessner,
recientemente fallecido, y permitió elecciones libres, una constituyente,
garantías constitucionales limitadas, pero no permitió aún la necesaria
alternancia en el poder, y sobre todo, la necesaria alternancia de un
modelo autoritario por uno democrático y participativo, que significara
para la sociedad paraguaya comenzar a desprenderse definitivamente de la
larga herencia dictatorial”.
Y prosigue: “La sociedad paraguaya ha luchado décadas por la
democracia, por la libertad y la igualdad, con muchas bajas en el camino.
Hoy a dieciocho años, esta misma sociedad comienza a demostrar cansancio
por un sistema crecientemente clientelar, cerrado, conservador,
oligárquico, e intrínsecamente corrupto. Con la decepción democrática, con
la inconformidad, el partido colorado obtiene hoy una victoria electoral
pírrica, porque el real participante de estas elecciones es el ciudadano
ausente, que ha dado un veredicto claro de rechazo de un ritual electoral
crecientemente viciado y manipulado por el poder económico y mediático.”

Haití también existe…
Y completamos nuestro “Mirador”, rescatando del silencio informativo a
otro país latinoamericano, el más empobrecido, el más relegado, Haití.
Recordemos que allí asumió en junio la presidencia René Preval, que
pertenece a un movimiento popular.
Haití fue la primera república negra, pero nació lastrada por la
herencia colonial francesa y la continuidad de formas de explotación
económica. En el siglo XX sufrió las dictaduras de Francois Duvalier y
luego de su hijo Jean Claude, que controlaron el país como una finca
particular. Sólo ellos y su círculo de allegados eran dueños de las escasas
empresas. Los beneficios privados y los recursos del estado eran una misma
cosa y terminaban en las arcas de los gobernantes.
Después de las dictaduras siguieron tiempos turbulentos, y una fugaz
esperanza que fue el gobierno de Jean Bertrand Aristide, un sacerdote de la
corriente de la Teología de la Liberación, que tras su desplazamiento por
un golpe, terminó repuesto en su cargo por Estados Unidos. Pero ya entonces
Aristide se había convertido en “otra persona”, según decían sus más
inmediatos colaboradores. Y muchos de sus ex partidarios terminaron
renegando de su gobierno.
Lo único constante fue la pobreza y la marginación del 95% de la
población. Hoy la situación sigue siendo crítica. Poco menos de nueve
millones de habitantes sobrevive casi sin recursos. Sólo una elite
minoritaria dispone de servicios y bienestar. La edad promedio es de 51
años para los hombres y 52 para las mujeres. El ingreso per cápita es de
392 dólares anuales.
En el país hay tropas de diversos países, que desde hace dos años
integran una fuerza enviada por las Naciones Unidas. Este organismo
internacional también acordó en su día las ayudas económicas indispensables
para permitir un mínimo funcionamiento de las instituciones y servicios
básicos del estado haitiano. Se presupuestaron 7.500 millones de dólares,
pero en realidad no se hizo efectivo ni el 10% de esa ayuda. La situación
social se degrada, y crecen las manifestaciones que piden el retiro de las
tropas de las Naciones Unidas.
En los últimos días hubo varios enfrentamientos entre estudiantes y
efectivos de la ONU, en el que resultaron varias personas heridas. El eje
de la protesta es que las tropas han sido incapaces de frenar la violencia
en Haití, y les acusan de que en muchos casos, han abierto fuego
indiscriminadamente cuando hay protestas en los barrios pobres y
marginales.

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2011-10-25 10:11:13
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