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Palabras de un muchacho de ochenta

Llegado el momento de la disertación, el autor de la “Patagonia Rebelde” no pudo menos que redireccionar su propio homenaje hacia sus amigos “que dejaron su vida por más derechos, por más libertad”: a Rodolfo Walsh, “¡cómo se hubiera puesto contento de ver esto, él que nunca recibió un premio!”; “a ese novelista increíble Haroldo Conti, hombre del delta”; y “a Paco Urondo: ¡qué poeta!”.
A continuación les ofrecemos fragmentos de una clase magistral.

Democracia a la argentina
“¿Es democracia sólo tener un gobierno con representantes elegidos por el pueblo cada dos años entre partidos que poco se diferencian y con candidatos elegidos a dedo? ¿O sólo es democracia la sociedad sin hambre y con libertad? Siempre sostengo que mientras haya niños con hambre no hay verdadera democracia. Han leído nuestras estadísticas oficiales, el 15% de los niños argentinos están desnutridos… en el país de las espigas de oro, como cantaba Rubén Darío.
Y al decir libertad me refiero al derecho de limitación de la propiedad para que no se caiga en el dominio del monopolio como primera medida hacia la propiedad solidaria, el derecho de la libre información -es decir, que los medios de comunicación tendrían que ser de dominio del derecho público para que estuvieran representados todos los sectores de opinión distinta y no de propiedad de cadenas o propiedades privadas.
También la eliminación del apoyo económico privado a las organizaciones que se presentan en elecciones libres, a los partidos políticos. La limitación de los períodos de gobierno para que todos tengan derecho a ejercer esa representación, más las cuotas correspondientes a mujeres y juventud que tienen derecho a dar su opinión por ser factores, hasta mayoritarios, de las sociedades modernas”.

Derechos humanos sociales
“¿Qué entendemos por los derechos humanos o derechos básicos sociales? Pues, los derechos asistenciales: el derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación; los derechos del individuo con respecto a su sociedad; los derechos básicos con respecto al Estado, derechos sociales, económicos y culturales. Determinan un derecho a la repartición adecuada de los bienes necesarios para la vida.
Los derechos sociales de rendimiento, también llamados derechos sociales participativos, pertenecen junto con los derechos subjetivos a la libertad y a los derechos políticos. No es democracia cuando un individuo tiene 25.000 millones de dólares y un padre de familia gana 600 pesos por mes… eso no es democracia.
(…) Para los derechos humanos vale un similar respeto para la moral universalista y la moral igualitaria. De acuerdo a ello cada persona debe ser reconocida, desde un punto de vista imparcial, como un ser igualitario y autónomo. Los seres humanos tienen igual derecho de ser tratados con el mismo respeto y atención, objeto de ese respeto igualitario y recíproco es la autonomía de cada persona.
Esa representación fundamental de respeto de personas o la misma dignidad de todos los seres, es aceptada por todas las principales corrientes de la cultura moral como estándar mínimo. Toda teoría política que eleva la pretensión de plausibilidad tiene que comenzar con esa imagen de igualdad y no retroceder de ella. (…) Ese es el primer derecho humano: ser tratados como iguales”.

Tres estrategias alternativas
“Según como se comprenda el respeto igualitario de todos se puede diferenciar en forma ideal tres alternativas de las estrategias de su fundamentación.
Una primera posición que se encuentra en la tradición clásica liberal y que para facilitar su comprensión la titularíamos como ‘concepto de libertad’. Respeta la misma exigencia de libertad por parte de cada uno.
Aquello que hay que respetar en las personas es la autonomía, por eso se debe primeramente permitir los derechos a la libertad en el campo político. Los derechos sociales son necesarios de acuerdo al concepto de libertad para posibilitar la autonomía personal y política y la misma posibilidad de posibilidades de ejercicio de los derechos de libertad.
Un segundo concepto que podríamos titular ‘principio de necesidad’ prevé como objetivo el mismo respeto al mismo derecho. Derecho que puede ser exigido por cada uno como objeto de necesidad por lo menos de ver correspondidas sus necesidades fundamentales, por eso en la justicia política se trata como prioridad de satisfacer suficientemente las necesidades fundamentales de todos los seres humanos.
(…) De acuerdo a la tercera, llamada ‘concepto de la igualdad en la distribución’ debe entenderse como el respeto igualitario, como una exigencia de la justicia política, de acuerdo al respeto del derecho de cada uno a una parte justa en la distribución de todos los bienes”.

Lo que se valora en libertad
“Primero, poseer la mayor cantidad de control sobre su propia vida, es decir, su propia vida de acuerdo a sus opiniones deseos y metas. Segundo, tener la posibilidad de examinar sus opiniones, deseos y metas y, en todo caso, de poder cambiarlas. Tercero, estar en situación de poder observar un amplio número de caminos, opciones, y de posibilidades sustanciales o genuinas de manera de no estar obligado a vivir una determinada vida.
‘Libertad’ es en sí el vocablo para designar las condiciones de la autonomía. Abarcan por lo menos la ausencia de coacción y manipulación. La disponibilidad de informaciones adecuadas de ideas alternativas y concepciones del bien y la falta de limitaciones de un significativo margen de posibles acciones.
(…) Para asegurar la autonomía privada es necesario primero el cuidado del cuerpo y la vida. Para quien se encuentra en una situación de miseria, los derechos a la libertad no son para nada sin valor, pero para la persona es más importante la eliminación de sus carencias que las libertades de derecho con las cuales, dada su situación carencial, no puede comenzar nada. Por eso tiene tanto valor para la historia de la dignidad aquel grito de ‘Tierra y libertad’ de los campesinos mexicanos encabezados por aquel revolucionario altruista llamado Emiliano Zapata. Tierra y Libertad, que no significa otra cosa que: Justicia y Libertad, Dignidad en Libertad, Vida en Libertad.

Osvaldo y las Madres
Para cerrar Bayer leyó su texto “Llegar al Paraíso” como hiciera el día que le entregaron el Premio Madres de Plaza de Mayo a modo de homenaje a las incansables luchadoras. Sobre el final, el escrito decía: “…regresaré a mi barrio, a mis calles de niño, a volver a recorrerlas con mi padre y mi hermano Franz con traje marinero. Pero antes, mi madre me abrochará la camisa y me reencontraré con mi hermano Rodolfo, muerto en el sagrado fuego de la solidaridad, lo besaré y acariciaré su frente, esa frente hermosa llena de bondad. Le regalaré mi premio y ya solo, me pondré a llorar de pura alegría, de puro agradecimiento. Lloraré con los brazos abiertos entre los viejos árboles que conocieron mi infancia y despertaré a todos los vecinos de aquel entonces y les diré que he regresado con laureles en mis sienes. Mi mujer adolescente me estará esperando con una torta de manzanas, bailaré con mi hija, jugaré simultáneas de ajedrez con mis tres hijos y luego saldré con mis diez nietos, a juntar higos maduros (…). Por último ya podré dormir, luego de leer una poesía de Herderling y de escuchar ‘La bella molinera’ de Shubert. Será cuando reingrese al paraíso por el camino de los abedules donde divisaré a las madres del pañuelo blanco abrazadas a sus hijos en el reencuentro definitivo”.

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2007-11-10 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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