Mundo alas

Dirección: León Gieco, Fernando Molnar, Sebastián Schindel
Guión: Fernanda Ribeiz, Fernando Molnar, Sebastián Schindel
Fotografía: Manuel Bullrich
Música: León Gieco, Luis Gurevich
Origen: Argentina – 2008
Calificación: Apta para todo público
Intérpretes: Pancho Chévez, Alejandro Davio, Maxi Lemos, Carina Spina,
Rosita Boquete, Stellita Caballero

Se podría describir Mundo Alas como a cualquier otro film.
Se podría decir que es un documental centrado en un grupo de jóvenes
artistas con discapacidades -o capacidades diferentes si se prefiere la
perífrasis- y sería correcto.
También que fue co-dirigido por el cantante y compositor León Gieco
-impulsor del proyecto- junto a Fernando Molnar y Sebastián Schindel,
recordados por su maravilloso documental Rerum Novarum (2001), y eso
aportaría una idea de su tono narrativo y estilo visual.
Pero Mundo Alas es otra cosa.
Comienza con León Greco contando cómo a través de los años se le han
acercado varios fans con alguna discapacidad y sobre todo con aptitudes en
distintas artes -canto, baile, pintura, fotografía- a los que ha invitado a
participar de sus espectáculos como manera de introducirlos en el medio.
Luego va a la casa de varios de ellos con una propuesta: salir juntos
de gira por el país, grabar un disco y rodar un film que la reflejen.
Así, cincuenta personas entre artistas, músicos y producción se lanzan
a los caminos del país en un enorme ómnibus, para tocar en varias ciudades.

Se suceden paisajes bellamente fotografiados, diálogos personales,
paradas, ensayos, hoteles y presentaciones, que convierten al film en una
road movie musical. Donde no se desarrollan historias clínicas o se pone el
foco en las dificultades que su condición física les plantea a los
protagonistas -tampoco se ocultan-, sino en sus sueños y sus esfuerzos por
realizarlos. Reservando dos sorpresas para el final.
Una experiencia conmovedora para el espectador, porque de la pantalla
trasciende la emoción, los miedos, las alegrías que la aventura despierta
en Carina, Pancho, Maxi, Alejandro, y en el propio Gieco, cuya música
convoca a grandes públicos pero ha sabido compartirlos con estos
particulares artistas.
Un verdadero antídoto contra el cinismo y la queja vana.