El Taller Protegido del Centro Luis Braille atraviesa -al igual que los demás talleres protegidos de la provincia de Buenos Aires- por una crisis que hace peligrar su continuidad.
¿El problema más urgente? La desactualización de los montos de becas y peculios percibidos por los trabajadores, y por la entidad para sostener el funcionamiento del taller.
Las becas son los montos que percibe la institución para afrontar determinados gastos de funcionamiento, mientras que los peculios es el dinero que percibe cada trabajador. La mayoría de ellos intenta llevar una vida normal. Algunos son jefes de familia, otros viven solos, y les es imposible con $ 230 -en el mejor de los casos- que les paga la Provincia por hacer su trabajo.
Las palabras del actual presidente de la entidad, Juan José Alonso, son categóricas. Más aún la consideración del grupo constituido de trabajadores del taller protegido: 33 operarios, hombres y mujeres de 23 a 65 años, no videntes, disminuidos visuales o con discapacidad motora que producen artículos de limpieza durante una jornada laboral de 8 horas diarias.
En su momento los talleres protegidos se crean cubriendo una necesidad que el Estado no cumplía, una responsabilidad que se delegó a las instituciones, la de contener a las personas con discapacidad que no tengan una capacidad laboral normal y no puedan ser insertadas en el medio competitivo. El otro objetivo es formar laboralmente a las personas discapacitadas que estén en una edad laboral y con posibilidades reales de trabajar y reinsertarlas en el mercado laboral competitivo. Cubriendo estos dos objetivos se crean los talleres protegidos, comentó Alonso.
El conflicto
Cuando se crean los talleres se prevé que el peculio que perciba el operario sea del 33% del salario del peón de la industria, esto garantizaba una movilidad. Esto fue hasta el año 1994 que se derogó por medio de la Ley Pacheco cuyas nuevas normas hacían que las becas y peculios dependan de la voluntad política del gobernador de turno, rememora el dirigente.
Hacemos hincapié en la actualización de las becas y peculios, porque lo más importante es recuperar la movilidad que existía antes y que se ajusta a los elevados costos de vida. Han pasado ya tres años, hubo muchos incrementos. La defensa planteada por el conjunto de los talleres protegidos de la Provincia busca reivindicar el ingreso de cada operario, así como de las entidades: Sólo si hablamos del sueldo del personal tenemos un 100% de aumento, ya casi no alcanzamos a cubrir los sueldos que el Ministerio de Desarrollo Humano nos exige para la planta estable dentro del taller. Más luz, gas, agua, y ¡ni pensar en mejorar el taller o comprar una pinza! El problema es que todos los talleres protegidos de la Provincia están en la misma situación y que corremos el riesgo de tener que cerrar las puertas y desaparecer, destacó Alonso.
Un parche local
En diciembre de 2007 se promulgó en Bahía Blanca una ordenanza denominada De fortalecimiento de Talleres Protegidos que establece el compromiso por parte de la Municipalidad de la compra directa de los productos que los distintos talleres protegidos de la ciudad confeccionan, entre ellos el Braille con sus cepillos de distintos tipos y bolsas de residuos.
Por ahora, la norma no se ha hecho efectiva.
Para entender la problemática
El Taller Protegido Luis Braille se creó en 1971 y la Ley provincial de Discapacidad -que incluye los talleres protegidos-, es la 10.592, promulgada en 1989. A partir de esta la misma se comienzan a firmar los convenios que indican los requisitos que debe cumplir cada institución, tales como espacio laboral apropiado, comedor, herramientas, personal adecuado para supervisión del taller, terapista, psicólogo, asistente social. Actualmente, la Provincia destina como monto de la beca $ 100 por trabajador, con lo cual la entidad debe hacerse cargo de los gastos de funcionamiento del taller.
El peculio -monto que recibe cada operario a cambio de su jornada laboral de 8 horas diarias- es de $ 150 por mes. Hasta agosto de 2005 los peculios eran de $ 80, mientras que a octubre del mismo año las becas eran de $ 60 mensuales.
Por otra parte, en el caso del Braille, cada operario percibe un ingreso en función de la comercialización de lo producido. El excedente de las ventas de la producción se distribuye entre todos en forma de plus de peculio. Este monto es de entre $ 70 y $ 80 por mes, una suma fluctuante debido a que depende de la venta y no de la cantidad de producción. Cabe destacar que ninguno otro centro en la Provincia de Buenos Aires alcanza a generar este ingreso extra.
La producción de cepillos de distintos tipos y bolsas de residuos se vende en todas las sucursales de la Cooperativa Obrera de la ciudad y la zona, en Supermercado Burgos y en un local que poseen dentro del Mercado Municipal, atendido por los mismos operarios del taller.
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