LUDOPATÍA
Juegos peligrosos
La adicción a los juegos de apuestas es la segunda en importancia en
Bahía Blanca. Las consecuencias para jugadores y jugadoras compulsivas son
muy graves, y van desde la pérdida de bienes materiales hasta el deterioro
de relaciones familiares, sociales y de la misma salud de la persona.
En nuestro país se recaudan millones de pesos con el juego a través de
un sistema que todo lo facilita y lo estimula para que la persona apueste.
Una enfermedad donde siempre se pierde.
Días atrás una persona de nuestra ciudad ganó el premio mayor del
conocido Quini 6. Desde horas muy tempranas varios medios de comunicación
dieron a conocer la noticia con un dejo de alegría por la suerte de quien
acertó los números ganadores.
Ese solo factor -si se quiere cultural- de darle gran difusión a un
hecho azaroso, esa publicidad indirecta, cumple un rol muy importante en
cuanto a la estimulación para meterse en un juego que puede resultar muy
peligroso: el de las apuestas. A ese factor hay que sumarle el de las
publicidades directas y el de una constante alimentación a la accesibilidad
al juego.
“Es la adicción que tiene mayor difusión, hay una permanente publicidad
con respecto al juego, la fantasía de obtener dinero mediante la apuesta,
programas de televisión, hay de todo que incentiva al juego, está visto
como una cosa positiva. Inclusive vivimos en una cultura donde la economía
se asocia con la timba”. El concepto es del licenciado en Psicología Hugo
Kern (Mat Prov. 0014), integrante de la Unidad del Centro de Prevenciones a
nivel municipal que funciona en dependencias del Hospital Leonidas Lucero.
Y es Kern quien agrega un dato alarmante que sirve para ejemplificar como
todo está preparado para que se arme un sistema de consumo respecto al
juego sin medir las consecuencias sanitarias que eso tiene para la
población: “Se juegan 70 mil millones de pesos al año entre Capital y la
provincia de Buenos Aires, solamente en los juegos legales. La fantasía del
juego, el hecho de ganar el juego sin trabajar, esta ruptura entre el
trabajo como representación… por eso es un muy fuerte elemento de control
social. Son 70 mil millones de pesos y sólo en Provincia y Capital,
pensémoslo a nivel presupuesto, es muchísima plata sumado a toda la
maquinaria para que esto funcione. ¿Cuántas industrias hay que muevan
semejante cantidad de dinero?”.
¿Satisfacción inmediata?
La accesibilidad al juego es actualmente mucho más amplia. Por caso, en
épocas pasadas para jugar en una sala tal vez había que trasladarse a
ciudades que posean casinos cuando hoy las salas de juego o bingos se
encuentran al alcance de todos. Estas salas ofrecen una supuesta
satisfacción inmediata a la cual se puede acceder a lo largo del día sin
tener que esperar los resultados de una lotería matutina o vespertina: “El
mecanismo de espera para saber cual es el resultado de la apuesta genera
mucha más ansiedad, entonces cuanto más rápido, más compulsivo se hace el
juego, se puede ver claramente como una persona aprieta y aprieta el botón
de una máquina casi sin esperar los resultados”
Otro factor que pueden tener estas salas es que suelen ser cerradas,
sin contacto con el afuera lo cual hace que la persona que está jugando no
distinga si es de día o de noche y , así, el paso de las horas dentro de la
sala pasa desapercibido: “Hay una cantidad de mecanismos como para que la
persona permanezca mucho tiempo en el lugar lo cual asegura que siga
jugando. Y después tenemos las redes informales de prestamistas y demás lo
cual también es una cuestión importante”.
Hablábamos de casas de juego ubicadas cerca de donde viven o trabajan
un gran número de personas, un aspecto indudablemente pernicioso: “No hay
muchos estudios que se hayan dedicado a estudiar las consecuencias en la
población de la instalación de las casas de juegos, de bingos y demás.
Conozco uno en Estados Unidos y demuestra que tiene que estar alejada de
donde vive y trabaja la gente, que hay que ponerle trabas a la
accesibilidad ya que genera una cantidad de conductas compulsivas por parte
de la población y además una red de juego en torno a la misma casa de
juegos, una red de prestamos y de formas que el juego se siga realizando.
En nuestra ciudad y en toda la provincia tenemos un problema muy serio con
esto”.
Problema en aumento
La ludopatía se incorporó al registro de enfermedades de la
Organización Mundial de la Salud a partir de 1994. Si bien el juego existió
siempre, es en las últimas épocas cuando empieza a darse la aparición de
comportamientos compulsivos, compulsiones en todos los ámbitos,
comportamientos compulsivos, impulsivos o adictivos.
Más datos de la ludopatía hablan de que un 4% de la población adulta
tiene conductas de juego compulsivo mientras que en Bahía Blanca una
encuesta hecha en 2005 marcaba que aproximadamente el 35% de los
entrevistados tenía algún familiar directo con problemas de juego
compulsivo.
Por si esto fuera poco, las conveniencias económicas y la mirada
inexistente hacia la salud poblacional se hacen más fuertes cuando surgen
posibilidades de acceso más fácil al juego como la del año pasado de
ampliar el cupo de bingos en la provincia de Buenos Aires.
Para tener en cuenta cuales son las consecuencias del juego compulsivo
valen unos pocos datos demostrativos: Perdida de bienes materiales, desde
los más ínfimos hasta los más importantes –“Hay personas que han perdido
absolutamente todo”- , deterioro de relaciones sociales y familiares, un
sufrimiento importante no solo en la persona enferma sino también por parte
de sus íntimos, se asegura que el 70 por ciento de las y los jugadores
compulsivos piensan en suicidarse, y varios etcéteras más.
Por otra parte, cuando las situaciones empeoran se generan una cantidad
de desajustes a nivel psíquico, estados de depresión graves, ansiedades,
ataques de pánico y enfermedades siquiátricas que son producto del estrés
que genera el propio juego: “Es un sistema en cascada, se va produciendo un
deterioro que en el termino de cinco o seis años tiene un deterioro que
nosotros vemos muchos años después en adicciones a otras cosas”.
Recuadro
Políticas firmes de prevención
Para el lic. Kern una de las formas de prevenir esta enfermedad es
teniendo muy en cuenta las consecuencias a nivel sanitario que tienen las
decisiones políticas. El hecho de no darle importancia a la intención de
aumentar los cupos de salas de juego muestra hacia donde van esas
políticas. Para Kern, se debe poner el acento en normas claras de
accesibilidad: “No se trata de prohibiciones porque en las adicciones nunca
la solución es la prohibición ya que muchas veces la prohibición alimenta
la trasgresión y todo lo delictivo que hay en cuanto al prohibir. Pero lo
que si tiene que haber es normas claras de acceso, limitar la
accesibilidad. Si yo tengo el lugar 24 horas abierto donde cualquier línea
de colectivos me deja ahí y tengo cajeros cerca, todo eso contribuye a que
sea más accesible, con lo cual aumento la posibilidad al contrario de si
tuviera el lugar alejado del centro y con algún límite de horario.
Distintas alternativas que vayan regulando, poniendo esta situación en
relación con una normativa que se vaya cumpliendo”.
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Sistema de autoexclusión
Existe en nuestro país un sistema de autoexclusión para aquellas personas
que sufren la problemática de juego compulsivo. En la provincia de Buenos
Aires puede llevarse a cabo de dos maneras, las cuales dependen de la
localidad donde se habita. A saber, si vive en una ciudad que cuenta con
centros asistenciales del Programa de Prevención al Juego Compulsivo, el
jugador o jugadora que manifieste a la sala de juego su voluntad de
autoexclusión debe recibir por parte de la sala, la inmediata comunicación
a la línea de atención gratuita del programa (0 800 444 4000). Luego será
el centro asistencial quien proporcione un formulario de autoexclusión y un
certificado médico correspondiente para ser entregado a la sala de juego y
así evitar la asistencia de esa persona al lugar.
En el caso de ciudades como la nuestra donde no se cuenta con ese tipo de
centros asistenciales, son las salas mismas las que proveen formularios de
autoexclusión. El jugador o jugadora debe completar una serie de datos,
presentar fotos actualizadas, fotocopias de DNI y certificado de
profesional idóneo con diagnostico de juego patológico emitido por una
entidad pública o privada. Desde una conocida sala de juegos local se
explicó que en otro momento el procedimiento era similar solo que no se
requería un certificado. La persona podía acercarse por motus propio y
firmar pero nunca tenía, se dijo, un acercamiento o una intención de salvar
este problema de adicción. De esta otra manera se cuenta con un profesional
que pueda tratarlo en su adicción.
La información suministrada se envía a Lotería de la Provincia de Buenos
Aires que la reenvía a las salas del resto de la provincia.
El sistema de autoexclusión tiene una vigencia de dos años por lo cual es
necesario que pasada esa fecha se renueve la autoexclusión porque se
correría el riesgo de que la persona afectada pueda ingresar a una sala.
Según se pudo saber, el mismo día que la persona se autoexcluye se pone en
funcionamiento en la sala esa autoexclusión. A través de carpetas con fotos
ampliadas y el conocimiento de las características de la persona se lleva a
cabo este sistema mediante, también, personal de control y seguridad que se
encarga de esa tarea en puertas de acceso y a través de monitores.
Respecto a si existe una reincidencia de la persona a volver al lugar, se
explicó que el pudor de que se lo pare en la puerta o se le llame la
atención una vez adentro ayuda mucho a que las personas no vuelvan. Los
jugadores y jugadores al firmar la solicitud aprueban que puedan ser
retirados en caso de lograr ingresar, esa situación colabora a que no se
produzcan casos de reincidencia.
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Pablo Bussetti
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> Colaboradores
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