Falta de luz, seguridad y de un tratamiento adecuado a los residuos fueron algunos de los reclamos que recolectores informales llevaron al Concejo Deliberante. Además, plantean la falta de un interlocutor válido por parte de la empresa a cargo del relleno.
En tanto, algunas voces hablan de la falta de control, una vez más, del gobierno municipal frente al accionar de las firmas privadas.

Los recolectores informales volvieron a manifestarse. Esta vez no hubo marchas en la vía pública. Esta vez no tuvo que ver con la recolección de residuos en el centro. El planteo se origina en el trabajo que desarrollan en el relleno sanitario, lugar que con los problemas que arrastra desde hace años, debería generar otra resolución en lo que hace al tratamiento de residuos domiciliarios, con la debida separación en origen.
Los recolectores informales se presentaron en el Concejo Deliberante y reflejaron una serie de impedimentos que sufren al trabajar allí. Hablaron con algunos concejales sobre la falta de luz en el relleno, la inseguridad que viven por la carencia de vigilancia, el inadecuado tratamiento de residuos y la ausencia de una persona de la empresa EVA S.A. -que es la que tiene a cargo el relleno- con quien acordar sobre diferentes cuestiones.
Los concejales presentes en la reunión y el subsecretario de Gestión Ambiental, Sergio Montero, concurrieron luego al lugar y verificaron las falencias. Oreste Retta, edil por el radicalismo, describió a EcoDias la situación: “La verdad es que algunas cosas que señalaban no se están cumpliendo y estaban establecidas en el pliego como el caso de la iluminación, de la seguridad -hay gente que entra y no está autorizada- y la modalidad de operación del propio relleno. Hay cuestiones que están un algo desajustadas”.
Retta criticó la ausencia de controles y de personal de la empresa con poder de decisión como para elevar a ellos los reclamos: “La persona responsable viene una vez por semana o cada quince días: no hay diálogo con un interlocutor que tenga poder, lo cual hace que el sistema se vaya deteriorando”.
Para el concejal, el del relleno sanitario es otro ejemplo que caracteriza la coyuntura que atraviesa el gobierno municipal de Bahía Blanca, similar a otros temas como el transporte público de pasajeros. “Volvemos al mismo esquema de siempre: empresa de afuera que pinta bárbaro, se hace cargo del servicio con gran expectativa, y al tiempo anda peor que las locales y con un flojo control municipal. Esta combinación que se está dando en el transporte, en el aeropuerto, en la terminal y en el relleno es lo que se está complicando. Creo sinceramente que debemos volver a potenciar las empresas locales que son las que dan la cara y conviven con la gente acá. Y controlar”.

Anuncios de solución
Días más tarde se sentaron a la mesa las partes involucradas en el conflicto: recolectores, empresa, funcionarios municipales, concejales y policía. Allí se estableció reforzar los métodos de seguridad lo cual ya estaba acordado en el pliego y es responsabilidad de la empresa. La concejal María José Romero (FPV), presente en la reunión, manifestó ante EcoDias: “Tuvimos reuniones con la policía que nos decía que había inconvenientes para autorizar las horas Cores y conseguir personal que quiera hacer este tipo de tareas. Sobre todo porque había algunas cuestiones dentro del relleno como el alambrado que no estaba en condiciones y otras que hacían que la gente ingresara de todas maneras, generándose situaciones difíciles para poder trabajar”.
El problema de seguridad radica en que ingresan personas al relleno, de manera no autorizada, en busca de material reciclable. El perjuicio recae sobre los 42 recolectores que han constituido una cooperativa y que desde hace diez años realizan esa tarea: “Otra cuestión que se planteó es que a veces vienen camiones de empresas con productos alimenticios vencidos, que no están destruidos. Esto genera que la gente que ya sabe los horarios y días de ingreso de estos camiones, ingresen por cualquier lado y se produzcan esta situaciones. Por más que los alimentos estén vencidos, la gente va igual ya que llega toda clase de artículos”.
Según Romero se debería plantear la posibilidad de que se haga una destrucción parcial de esa mercadería para que no llegue al relleno. Sin embargo, la solución vendría por el lado de la Ecoplanta: “La idea fue coordinar con la policía para cubrir los horarios pico, arreglar la seguridad, el municipio se comprometió a hacer una derivación de camiones a la Ecoplanta para desalentar que la gente esté esperando”. La concejal enumeró estas soluciones ayudada por los apuntes que había tomado en la reunión.
Respecto a la seguridad, habría un compromiso por parte de la empresa de pagar los adicionales al personal policial dispuesto a realizar el servicio en el relleno: “La idea es juntarse de nuevo en 30 días. Hay un compromiso del municipio no sólo de controlar sino de hacer cumplir algunas cuestiones que no se venían cumpliendo como el tema de la luz, de comprometerse realmente con esto. A esto se llegó por una falta de control municipal”.
Todos los contratos que firma un municipio recorren un largo trayecto en su redacción, con detalles exhaustivos en torno a las responsabilidades de cada parte. La instancia de control es posterior, y debería realizarse de acuerdo a lo reza en cada pliego.