Los infiltrados

Título original: The Departed
Dirección: Martin Scorsese
Guión: William Monahan
Fotografía: Michael Ballhaus
Música: Howard Shore
Origen: USA – 2006
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Matt Damon, Leonardo Di Caprio, Jack Nicholson, Mark
Wahlberg, Alec Baldwin, Martin Sheen, Vera Farmiga, Ray Winstone

Martin Scorsese asombró a más de uno cuando se supo que filmaría la
remake -sólo lo había hecho en Cabo de Miedo (1991)- de un film de acción
honkonés, pero basta ver los primeros minutos de Los infiltrados para darse
cuenta que la trama parece pensada para que retomara la “veta mafiosa” de
su cine.
Billy Costigan (Leonardo Di Caprio) y Colin Sullivan (Matt Damon) son
dos jóvenes que crecieron rodeados por la violenta mafia irlandesa en el
sur de Boston. El primero, avergonzado de los gangsters de su familia entra
a la policía y termina infiltrado en la mafia. El segundo en cambio, fue
criado bajo la tutela del capo mafioso Frank Costello (Jack Nicholson),
para infiltrarlo en la policía. Dos existencias paralelas, con una mujer
como sugestivo nexo, que se cruzarán cuando sus jefes les ordenen
eliminarse mutuamente.
Scorsese reincide en la violencia directa, aunque la muestre
atractivamente editada y al ritmo de Gimme Shelter de los Stones. Para
retratar el submundo gangsteril -la conexión de este film con Buenos
Muchachos (1990), y Casino (1995) es obvia-, pero incursionando también en
el terreno de las acciones y jerarquías policíales.
Dando una visión amarga de las relaciones humanas, especialmente las
que tienen que ver con las luchas de poder y la corrupción que las
acompañan.
Un relato vívido para el que contó con material técnico de primera
-fotografía, sonido, efectos- y un elenco lleno de nombres destacados con
buenas performances.
Los protagónicos fueron para Di Caprio -ese “paesano ítaloamericano”
que Scorsese parece necesitar en cada proyecto – y Damon, cuyo parecido
físico acentúa la sensación de ver las caras opuestas de la misma realidad.
Sin embargo, quien acapara toda la atención con sus increíbles excesos
histriónicos es Jack Nicholson, al encarnar a un capo irlandés ¡con
apellido italiano!
Pero desgraciadamente a las dos horas y media de metraje le sobran al
menos treinta minutos, los que hacen que el film pierda ritmo al final.
Y respecto a la intención del director de incluir tango para acentuar
el clima de peligro, habría que decirle al músico Howard Shore que se llevó
la materia a marzo, ya que lo único tanguero de Los Infiltrados está en la
sensación discepoliana de “todo es igual, nada es mejor” que deja al verlo.