A pesar de las posturas optimistas que proclaman que Argentina no se vería afectada por la crisis financiera internacional desatada en el país más poderoso del planeta, que implicó la quiebra de tradicionales bancos y obligó al gobierno del saliente Bush a “socializar” las pérdidas para salvar a los que quedaban en la cuerda floja, los sectores gremiales comienzan a sufrir las consecuencias.
Uno de los casos más groseros fue el impedido en los últimos días por el gobernador santafesino Hermes Binner al dictar una conciliación obligatoria entre la empresa General Motors y el Smata. Fue por una denuncia que advertía que la fábrica automotriz había enviado 500 telegramas de despido a trabajadores de la planta industrial que tiene en la ciudad de Alvear, cercana a Rosario.
La empresa pretendía incluso cubrir las probables indemnizaciones entregando vehículos cero kilómetros a los mecánicos. Si bien en este caso existía un conflicto derivado de un despido puntual, los sindicalistas aseguraban que las autoridades iban a mezclar los tantos. Se acordó igualmente parar la actividad por una semana.
Carlos Moreno, titular de la seccional bahiense del Smata, anunciaba en plena negociación por la recomposición salarial, que los patrones de Acara estaban “especulando” en gran proporción y algunas fábricas terminales comenzaban con suspensiones poco claras.
Por su parte, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica local, Daniel Gómez, informó a EcoDias que la conducción nacional mantenía la semana pasada reuniones permanentes y seguía el tema bien de cerca.
“Esto no recayó en nuestra zona todavía pero por allí se está notando en algunos sectores del país. Hubo unas reuniones con las cámaras empresarias, con la UIA para lograr consensuar. Ellos se mantuvieron en temas exclusivamente mezquinos y por eso no se ha logrado”, relató el dirigente.
La intención de los metalúrgicos era analizar una serie de posibles medidas “para intentar que nos afecte lo menos posible y no llegar a despidos o suspensiones”.
“El gobierno sí tomó algunas medidas y entre eso se acordó también someter a un ‘procedimiento de crisis de empresa’ a aquellas que aduzcan estos motivos porque también veíamos algunas chicanas que eran para mejorar los números, tratando de trasladar el problema directamente a los trabajadores. Es la excusa perfecta, por ello se está monitoreando y tratando que no sea así”, comentó Gómez. 
Propuso tomar en cuenta los números reales, por ejemplo los de la industria automotriz donde “ha entrado la recesión en alguna de las terminales, si bien a la par se dan casos como el de Peugeot que apunta a mejorar la oferta. También está con mucha preocupación el tema siderúrgico, más que nada porque había un plan de expansión grande”.
Cabe destacar, que estas realidades se sufren en el país aunque en la ciudad no se han atravesado salvo “algunas reducciones de horas extras”.

Barril en baja
En el ámbito petrolero el panorama no es mucho más alentador, sobre todo si se compara aquel barril a  200 dólares con el actual que promedia entre 60 y 68 billetes norteamericanos.
“Estamos estudiando algunas medidas para reunirnos con las cámaras empresarias impidiendo cualquier intento de despidos. Esto fundamentalmente es en lo que hace a la producción en pequeños yacimientos. Específicamente en Bahía no hemos tenido inconvenientes o no deberíamos tenerlos, sí en todo lo que es el sur del país y  producción del petróleo estamos viendo las cosas con preocupación. De prolongarse esta situación en el tiempo se va a poner fea”, explicó el máximo dirigente local del Sindicato Petrolero y Gas Privado, Gabriel Matarazzo.
La ecuación, al decir del gremialista, es simple: “Las empresas dejan de invertir, por lo tanto, todos los equipos de perforaciones los bajan de los yacimientos por baja de rentabilidad y eso obviamente genera despidos”.
“Estamos preocupados, no tenemos una situación de miles de despidos pero con este panorama… Insisto en que el tema es en lo que hace a la producción porque las otras ramas son trabajos más estables”, sostuvo.
Desde la Uocra Bahía Blanca prefirieron no emitir opinión por el momento, pero ya a principios de octubre el propio secretario nacional, Gerardo Martínez, reconocía unas «60 mil suspensiones» producto del freno en obras públicas en el marco de la crisis -punto a salvar en el electivo año 2009- aunque no se registraron inconvenientes en el sector privado.
Igualmente, en la ciudad, los obreros de la construcción siguen exigiendo la salida que deberá encontrar la Municipalidad al corralito urbano que restringe la edificación de viviendas multifamiliares o “palomares” -y por ende la creación de puestos de empleo- en los barrios más rentables hasta tanto se adecue la capacidad de los servicios públicos.