El 30 de septiembre de 2004 el intendente municipal Rodolfo Lopes presentaba oficialmente el proyecto ganador del concurso nacional de “Anteproyecto e ideas de Remodelación de la Plaza Rivadavia”. Bajo la premisa de “recuperar el centro histórico”, se daba continuidad a lo que en su momento desvelara a la gestión de Jaime Linares: tener una plaza central “linda”, bien iluminada (las 17 torres de iluminación antivandálicas de 11 metros cada una habían costado un tercio de millón de pesos), desprovista de usos sociales y comunitarios, como lo revela el diseño que se ha conservado a lo largo del tiempo.
Tomando como fuente el parte de prensa municipal (en adelante, PPM) y la observación cotidiana de los trabajos que se ejecutan en la plaza central de la ciudad desde hace años, se podrá concluir la matriz inequitativa en la asignación de recursos a los espacios públicos de los distintos barrios bahienses.
En torno a la Plaza Rivadavia, la primera medida importante de la gestión del intendente que debiera regresar de Alemania en agosto de 2006 a raíz de la destitución de Rodolfo Lopes, fue tres meses después que estrenara sillón: “En la mañana de hoy dieron comienzo los trabajos tendientes a efectuar mejoras en la Plaza Rivadavia, a cargo del personal municipal y de titulares de Planes de Empleo local. Los trabajos consisten en ampliar los sectores de canteros encespados” (PPM, 5/09/2006). Por cuanto se trataba de retirar los cordones premoldeados que contenían los canteros, con mano de obra propia, no se detallaba el monto invertido en las tareas.
El 18 de julio de 2008 el parte de prensa municipal notificaba que se avanzaba en la puesta en valor de la Plaza Rivadavia, ejecutando la “construcción de cordones de hormigón armado, que delimitan y contienen los canteros, en un cuarto del mencionado paseo. Actualmente estos canteros han perdido su forma original y se encuentran en muy mala condición, al haberse retirado los cordones premoldeados que lo conformaban anteriormente”. Es decir, en dos años se verificaba que los canteros se desmoronaban si no tenían la contención de sus cordones. Y continuaba: “El trazado de los mismos, se corresponde con planos de archivo de la plaza, por lo que no se trata de un nuevo proyecto, sino de la puesta en valor del proyecto original” (PPM, 18/07/2008). El costo acordado con la empresa constructora había sido de $ 296.002.
Poco tiempo después se aprobaban “los trabajos de contratación de mano de obra y materiales para el sistema de riego por aspersores en la Plaza Rivadavia, por un monto de $ 99.950” (PPM, 06/10/2008), casi coincidiendo con la puesta nuevamente en funcionamiento de la Fuente de los Ingleses (PPM, 20/11/2008). Para ese entonces ya se habían finalizado los trabajos de construcción de veredas perimetrales sobre calles San Martín, Zelarrayán, Sarmiento, Chiclana, Estomba y Alsina, por la suma de $ 538.801 (PPM, 15/02/2007). Y una vez que se “reparó” el sector vecino a la catedral bahiense, se instalaron juegos adquiridos por $ 162.245 (PPM, 21/09/2009).
El 14 de enero de 2010, siempre según la misma fuente, se iniciaba la “segunda etapa de la puesta en valor con una inversión superior a los 2 millones de pesos” (precisamente, $ 2.166.700).
Queda por ver a qué se refiere el anuncio de que en noviembre se inaugurará la iluminación del perímetro de la Plaza Rivadavia. ¿Alguien pudo sumar hasta aquí?