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LA MEMORIA Y LA JUSTICIA

LA MEMORIA Y LA JUSTICIA
Llevaban en sus rostros el sol…
 Fin de semana de profundas y extremas emociones. Resignificaciones de
una fecha donde el dolor florece inevitablemente, pero también donde los
lápices se transforman lenta pero inexorablemente, en las herramientas para
que se reconstruyan sueños y proyectos. Los que se detuvieron por el
terror, ahora transformados en los propios pero sostenidos en aquellos.
Están sin dudas en las manos y las miradas de otra generación, decidida a
no seguir cediendo por el ejercicio sus derechos y los de todos, por aquel
otro país que todavía soñamos.
El ejercicio de memoria de este 16 de setiembre fue de presencias. Las
ausencias estuvieron allí, a nuestro lado. Querían que supiéramos que no
faltaban, como siempre. Las lágrimas, inevitables y necesarias, mojaron no
sólo nuestros rostros sino la certeza de un sendero que se afianza y nos
lleva al objetivo. Alguien dijo, no nos derrotaron. Claro que no hay
derrota cuando los jóvenes toman por la prepotencia de saber, con
obstáculos y dificultades, el camino de volver de a poquito a soñar como
entonces.
La Plaza Rivadavia el sábado y los chicos de la Coordinadora de
Estudiantes Secundarios, nos acarició el corazón con tanta fuerza presente
en palabras, gestos y creaciones desde el arte. El lunes en el Colegio
Normal, con sus jóvenes y valiosísimos 100 años, el Centro de Estudiantes
grabó a fuego no solo una placa con los nombres de estudiantes, profesores
y celadores desaparecidos. Esos jóvenes señalaron como los de la plaza, un
horizonte de posibilidades traídas para recuperarlas desde el hoy.
Resignificar lo que quedó inconcluso, ponerlo en este escenario actual, y
arroparlo con responsabilidad y compromiso en los principios, convicciones
y valores de aquellos que abandonaron el egoísmo hasta dejar la vida.
Parecía mentira ver esas caritas adolescentes llenas de lágrimas por
aquello que apenas hoy empiezan a conocer. Nuestras lágrimas se unieron a
ellas, ninguna de las dos por tristeza sino porque era muy grande la
alegría, y tan fuerte la luz que nos dimos cuenta que estaban allí con
nosotros, alumbrándonos porque en sus rostros llevaban el sol.
 
“No pudimos hacer la revolución. Pero tuvimos, tenemos, tendremos razón
de intentarlo. Y ganaremos cada vez que un joven sepa que no todo se
compra, ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo.”
(Envar El Kadri)
 
Eduardo A. Hidalgo es secretario general de la Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos de Bahía Blanca.

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2011-10-25 10:11:13
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