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La Escuelita. Memoria más allá de la tranquera

Por primera vez desde el regreso de la democracia, el acto en recordación del golpe de estado cívico militar del 24 de marzo de 1976 se llevó a cabo en las instalaciones del V Cuerpo de Ejército en donde funcionara el Centro Clandestino de Detención “La Escuelita”.
Alrededor de 250 personas se hicieron presentes para rendir homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. Todos por la verdad, la justicia y la memoria.

Generalmente, cada 24 de marzo se venían realizando actos recordatorios del golpe cívico militar del 76 en la entrada del Centro Clandestino de Detención “La Escuelita”. Un lugar donde cientos de hombres y mujeres vivieron el terror de la detención, el secuestro y el tormento. Sí, acá en esta Bahía Blanca.
Una tranquera y las disposiciones oficiales impedían el ingreso. Pero en este 2010 se consiguió la autorización para que familiares, amigos de las víctimas y todo aquel que quisiera hacer un acto de justicia y de memoria, pudiera hacerlo en el mismo lugar en el que reinó el terror.

Cuando se cruza la tranquera hay un largo camino, un corredor de tierra con huellas que dan cuenta que por allí pasan habitualmente vehículos. Después de un trecho y girando hacia la izquierda se entra a un amplio predio, con abundancia de tamariscos. En un espacio entre ellos se abre otro camino que da acceso a lo que fuera el espacio en donde estaba “La Escuelita”. Las instalaciones del centro clandestino no existen más. Al igual que a muchas víctimas, las hicieron desaparecer. Sólo quedan como rastro escombros.
Y queda la Memoria y la férrea decisión de recordar para que no se olvide, para marcar y remarcar ese lugar que tantos nombres e historias arrancó de la vida.
Cerca de 250 personas caminaron -caminamos- entre los yuyos y la bosta para recordar allí no solamente a los desaparecidos de Bahía Blanca, sino también remarcar que acá también pasaron cosas.
Niñas, niños, jóvenes, adultos, más que adultos, ex detenidos desaparecidos, madres, familiares de las víctimas, integrantes de diferentes organizaciones y partidos políticos, concejales y, como suele decirse, “público en general” estuvieron en “La Escuelita”. Quizá por lo histórico del ingreso es que sorprendió la cantidad de medios presentes, con más cobertura periodística que de costumbre.

 Una forma distinta de mirar la historia
“Hoy estamos -señaló el ex fiscal Hugo Cañón a EcoDias- en el predio en cercanías donde funcionó ‘La Escuelita’ con una gran participación de la gente, con una claridad cada vez más grande respecto a la memoria histórica, con un avance significativo de los juicios en todo el país, y con una caída por tanto de la impunidad que siempre trató de reaparecer y que es uno de los baluartes de los sectores de poder concentrado que fueron los que dieron el golpe y buscan ahora nuevas formas de impunidad también. Pero creo que la conciencia generalizada del pueblo argentino pasa por este lugar: Verdad, justicia y memoria. Creo que eso es irreversible”.
Según Cañón, la intención de hacer el acto en este lugar ya había sido manifestada en años anteriores cuando el Ministerio de Defensa estaba a cargo de Ricardo López Murphy. Sin embargo, éste decía que eso era un agravio para las Fuerzas Armadas: “Yo le repliqué diciendo que si estas Fuerzas Armadas dicen ser diferentes a las de la dictadura militar, justamente lo que hay que hacer es denunciar todas las atrocidades de los crímenes de lesa humanidad y encolumnar a las Fuerzas en un proceso democrático. De lo contrario, la gente, el pueblo va a hacer la manifestación en la vereda de enfrente del lugar, en contraposición a las Fuerzas como si fuera una continuidad histórica. Él dijo que no compartía esa opinión y también estaba en contra de que la ESMA se recuperara como espacio de memoria. Creo que estamos transitando ahora tiempos muy distintos en los que vemos esto”.
Es una forma diferente de ver la historia, la forma correcta, aseguró Cañón.
De entre los pocos concejales presentes en esta jornada histórica, Oreste Retta (UCR) destacó que “de todos los actos este es el que más mueve a recordar cosas. Me acuerdo que en nuestro paso por la CONADEP, vinimos en el ‘84 y uno recuerda los conceptos de quienes estuvieron. Realmente, cada vez que uno viene acá se acuerda de esas cosas. Más allá de que uno tenga afectos especiales, soy primo de las Izurieta: Zulma estuvo acá antes de que fraguaran el tiroteo en El Pibe de Oro y apareciera muerta, mientras que de Adriana no sabemos donde está”.
Raúl Woscoff, Norberto Martínez, Julio Ruiz -ex detenido desaparecido-, Raúl Ayude y Elisa Quartucci fueron de las caras políticas más conocidas que pudieron verse. La ausencia de siempre del resto de los ediles y de, fundamentalmente, miembros del ejecutivo municipal -tan solemnes en otros actos patrios- valió la reflexión de Quartucci: “Es habitual, hace muchos años que participo de estas actividades y somos los concejales que estamos o los dirigentes políticos que asisten, somos casi siempre los mismos. Cuando hablamos de derechos humanos hoy en particular recordamos a los 30 mil desaparecidos, a los torturados, a los niños robados. Pero hoy también está en discusión en nuestra sociedad otras cuestiones como la baja de la edad de imputabilidad o el nuevo código contravencional. Y sabemos, por ejemplo, que el presidente del Concejo Deliberante se ha manifestado públicamente a favor de estas cuestiones. Derechos Humanos es todo, reivindico la fecha, pero hay que hablar también de estos temas que son de actualidad y evidentemente creo que por eso es que algunos no están acá hoy”.

“Creí que me mataban”
Mezclado entre la gente, se encontraba Héctor Duck. Parecía uno más entre todos pero no lo era: este día era para él el regreso al lugar en donde estuvo detenido y desaparecido. Militante político en los 70, miembro fundador del Partido Socialista de los Trabajadores de Bahía Blanca, Duck fue secuestrado el 27 de marzo de 1976 a las 7 de la mañana: “Estuve detenido en ‘La Escuelita’ alrededor de cinco años pero más que responder dónde estuve, es más fácil decir donde no estuve. A partir de ahí sufrí dos simulacros de fusilamiento, dos Consejos de Guerra, teniendo yo 22 años. Eran una banda, una banda que se preparó en Panamá, yo los llamo fuerza de ocupación. La militancia es una de las causas que me pusieron, también me encajaron 9 homicidios, nunca lo demostraron. Tuve dos simulacros de fusilamiento, la primera vez creí que me mataban. Primero nos llevaron al Regimiento, después a ‘La Escuelita’ y luego a la cárcel hecho pelota, como todos… Sufrimos torturas, submarinos… estaba el molino de aquel lado, nosotros escuchábamos las paletas”.
La libertad la recuperó después, una libertad vigilada: “Estuve cinco años hasta que me dieron la libertad total, era como que ellos suponían que yo ya estaba recuperado. Eso fue en el ‘81 más o menos. Todos los días tenía que presentarme en la Regional o en el Comando, y ahí tenían una amansadora… Estar acá, del lado de adentro, es muy importante”.

Molinos que no callan
Comenzó el acto con las adhesiones de varias organizaciones de la ciudad y del país, lectura de poemas y reclamos por la aparición con vida de Jorge Julio López y Luciano Arruga.
Más tarde y luego de un minuto de silencio que él mismo pidió, habló el ex fiscal Hugo Cañón, haciendo referencia a los molinos mencionados por Duck: “En los relatos, las víctimas decían que acá enfrente se escuchaban los molinos que los represores querían silenciar porque era una forma de desafío a ese silencio que querían imponer a las víctimas en este lugar de detención. Y los molinos no se callaban, como lo relató Eduardo Galeano en una pequeña historia de este lugar, y los represores mandaron a atar los molinos con alambres porque querían el silencio y manejar los tiempos de la gente. No obstante eso, los molinos seguían sonando, las voces no se pueden apagar…”.
En otro momento Cañón habló de Bahía Blanca y su camino hacia la búsqueda de justicia: “Más allá de los matices que tiene la ciudad, a su perfil, tiene una base y una estructura social muy fuerte que ha posibilitado los Juicios por la Verdad, que ha posibilitado recorrer este camino de verdad y de justicia, y que va a convertir el juicio de Bahía Blanca en el más grande que se va realizar hasta ahora en el interior del país. Para algunos sería el segundo después de la ESMA. Todo lo cual nos tiene que llenar de orgullo porque permitirá reivindicar a nuestras víctimas”. Finalizó señalando que “esta política de estado de derechos humanos no nos puede diferenciar de ninguna manera. Debemos estar abrazados en esta causa común que es la causa de la dignidad, de la verdad, de la justicia y que nos va a permitir construir un futuro mucho más sólido y para que el Nunca Más sea realmente efectivo”.

APDH, presente
Para el final quedó el turno de la incansable Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de bahía Blanca. Su secretario general, Eduardo Hidalgo, luego de leer un texto del subcomandante Marcos, brindó un emotivo discurso a 34 años del genocidio, cuyos pasajes más importantes compartimos en esta edición.
En el año del Bicentenario, la APDH Bahía Blanca cumple 25 años de lucha, luego del impulso que le diera el recordado Ernesto Malisia el 31 de agosto de 1985, cuando se constituyera como delegación de la APDH Nacional. Desde hace algunos años se conformó como asociación civil, continuadora de las mismas luchas de entonces: “Convocamos a todas y todos los bahienses dignos, para que sigamos luchando férreamente para que la patria desaparecida no sea la patria olvidada. Porque no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Porque queremos que este sea un Bicentenario con Memoria, Verdad, Justicia y sin Impunidad para los Genocidas”.

Al grito de “30 mil compañeros desaparecidos: ¡Presentes! Hoy y siempre”, se cerró el acto con aplausos, y la alegría de que esta vez la memoria también se vivió de la tranquera hacia adentro.

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2010-04-02 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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