Harry Potter y el misterio del príncipe
J. K. Rowling, Barcelona, Salamandra, 2006

La sexta y diz que penúltima entrega de las aventuras del ya
adolescente aprendiz de mago Harry Potter, se aleja de la literatura
fantástica dirigida a público juvenil -que comenzó con El prisionero de
Azkaban- y orilla el género gótico.
La vuelta del tenebroso Lord Voldemort es una realidad. El equilibrio
entre las fuerzas del bien y del mal se precariza y los Mortífagos -magos
al servicio de Voldemort- incursionan en diferentes ámbitos, con resultados
cada vez más sangrientos.
Esto afecta la rutina del Colegio Howarts y especialmente al pequeño
grupo de Ron, Hermione y Harry, que deben resignar hasta sus primeros
amores para enfrentar conjuras, traiciones y la muerte de alguien muy
querido.
Seiscientas páginas de sobresaltos bien urdidos -con nuevos términos,
personajes, parafernalia y bestiario mágico- atrapan al lector de cualquier
edad de punta a cabo. Algo que Rowling ha conseguido en cada libro de la
serie, a despecho de las críticas puristas sobre los “préstamos” de
diferentes mitologías y de la literatura fantástica, y la creciente
violencia -algo notorio en esta novela en particular- de las situaciones.
Esta versión española llega con una curiosidad extra. El título
original Harry Potter and the Half-Blood Prince se traduce como Harry
Potter y el príncipe mestizo. ¿Los editores prefirieron no incluir el
calificativo para evitar herir susceptibilidades entre el público de un
continente donde el mestizaje abunda? Otra de las múltiples caras de la
pavada.
A pesar de todo, el fenómeno -inexplicable para unos, y moda sin valor
literario para otros- continúa. Y el chico mago sigue logrando junto a sus
amigos que los niños dejen un rato la pantalla o el monitor, para descubrir
el placer de la lectura que, sin su intervención y la de su multimillonaria
creadora, hubieran descubierto mucho más tarde, o inclusive nunca.