Frente a la crisis global
Agricultura Campesina y Soberanía Alimentaria
Todos y todas los participantes en la V Conferencia de la Vía Campesina
realizada en Mozambique del 19 al 22 de Octubre se comprometieron a la
defensa de la agricultura campesina, a la soberanía alimentaría, a la
dignidad y a la vida. Ofrecieron algunas de sus conclusiones en lo que se
conoce como Carta de Maputo.
“El mundo entero está en crisis, una crisis de dimensiones múltiples, una
crisis de alimentos, de energía, del clima y de las finanzas. Las
soluciones que nos ofrecen desde el poder -más libre comercio, semillas
transgénicas, etc.- ignoran que la crisis es producto del sistema
capitalista y del neoliberalismo, y solo profundizarán sus impactos. Para
encontrar soluciones reales, mas bien hay que mirar hacía la soberanía
alimentaria que propone la Vía Campesina.
¿Cómo llegamos a la crisis?
En las últimas décadas hemos visto el avance del capital financiero y de
las empresas transnacionales, sobre todos los aspectos de la agricultura y
del sistema alimentario de los países y del mundo. Desde la privatización
de las semillas y la venta de agro tóxicos, hasta la compra de la cosecha,
el procesamiento de los alimentos, y su transporte, distribución y venta al
consumidor, todo está ya en manos de un número reducido de empresas. Los
alimentos han pasado de ser un derecho de todos y todas, a ser una
mercancía más. Se están homogenizando nuestras dietas en todo el mundo, con
alimentos que son malos para la salud, tienen precios fuera del alcance de
la gente, y estamos perdiendo las tradiciones culinarias de nuestros
pueblos.
A la vez estamos viendo una ofensiva del capital sobre los recursos
naturales, como no se había visto desde tiempos coloniales. La crisis de la
tasa de ganancia del capital los lanza a una guerra privatizadora de
despojo contra nosotros y nosotras, campesinos e indígenas, un robo
privatizador de la tierra, el territorio, los bosques, la biodiversidad, al
agua y la minería. Los pueblos rurales y el medio ambiente están siendo
agredidos. La siembra de agro combustibles en grandes monocultivos
industriales es parte de este despojo, justificado falsamente con
argumentos sobre las crisis energéticas y climáticas. La realidad detrás de
estas últimas facetas de la crisis tiene mucho más que ver con la matriz
actual de transporte a larga distancia de bienes, e individualizado en
automóviles, que con otra cosa.
Ahora el surgimiento de la crisis de alimentos y la crisis financiera hace
que todo se agudiza. La misma crisis financiera y las crisis de alimentos
están vinculadas por la especulación que hace el capital financiero con los
alimentos y la tierra, en detrimento de la gente. Ahora el capital
financiero se vuelve mas desesperado, asaltando los erarios públicos para
sus rescates, los cuales van a obligar a todavía mayores recortes
presupuestarios en los países, y mayor pobreza y sufrimiento. El hambre en
el mundo sigue su ritmo de crecimiento. La explotación y todas las formas
de violencia, en especial contra las mujeres, aumentan. Con la contracción
económica en los países ricos, crece la xenofobia en contra de los
trabajadores y trabajadoras migrantes, con creciente racismo y represión, y
el modelo dominante ofrece cada vez menos oportunidades para la juventud en
el campo.
En síntesis, todo va de mal en peor. Sin embargo, como toda crisis, genera
oportunidades. Oportunidades para el capitalismo, que usa la crisis para
reinventarse y encontrar nuevas fuentes de ganancias, pero también
oportunidades para los movimientos sociales. Entre los últimos se ubican el
hecho que las tesis del neoliberalismo están quedando sin legitimidad con
los pueblos, y el hecho de que las instituciones financieras
internacionales (Banco Mundial, FMI, OMC) están mostrando su incapacidad de
administrar la crisis (además de estar entre las causas de la misma
crisis), creando la oportunidad para eliminarlos y construir otras
instituciones de regulación de la economía global que sirven otros
intereses. Está quedando claro que las corporaciones transnacionales son
los verdaderos enemigos que están detrás de aquellos. Está quedando claro
que los gobiernos neoliberales no sirven los intereses de sus pueblos.
También está quedando claro que el régimen mundial de alimentos controlados
por las empresas transnacionales, no es capaz de alimentar a la gran masa
de personas en esta planeta, mientras que la soberanía alimentara basada en
la agricultura campesina local es mas necesario que nunca.
¿Qué defendemos en la Vía Campesina frente esta realidad?
La soberanía alimentaria: basada en la agricultura campesina ofrece la
solución a las crisis.
Frente a las crisis energéticas y climáticas: la diseminación de un sistema
alimentario local, que no se basa ni en la agricultura industrial ni en el
transporte a larga distancia, eliminaría hasta un 40% de las emisiones de
gases de efecto invernadero. La agricultura industrial calienta al planeta,
y la agricultura campesina enfría al planeta. Un cambio en el patrón de
transporte humano hacía el transporte colectivo, y otros en los patrones de
consumo, son los pasos adicionales necesarios para hacernos frente a las
crisis energéticas y climáticas.
La reforma agraria genuina e integral, y la defensa del territorio
indígena: son esenciales para revertir el despojo en el campo, y para poner
la tierra a producir alimentos en lugar de exportaciones y combustibles.
La agricultura campesina sostenible: solo la producción campesina agro
ecológica puede desvincular el precio de los alimentos del precio de
petróleo, recuperar los suelos degradados por la agricultura industrial, y
producir alimentos sanos y cercanos para nuestros pueblos.
El avance de las mujeres es el avance para todos: El fin de todos los tipos
de violencia hacía la mujer, incluyendo la física, la social y otras. El
alcance de la verdadera paridad de género en todos los espacios internos e
instancias de debates y toma de decisiones son compromisos imprescindibles
para avanzar en este momento como movimientos de transformación de la
sociedad.
El derecho a la semilla y al agua: La semilla y el agua son las fuentes de
la vida, y son patrimonios de los pueblos. No podemos permitir su
privatización, ni la siembra de semillas transgénicas o de tecnología
terminator.
No a la criminalización de la protesta social, sí a la Declaración de
Derechos Campesinos en la ONU, propuesta por la Vía Campesina. Será una
herramienta clave en el sistema legal internacional para fortalecer nuestra
posición y nuestros derechos como campesinos y campesinas.
La juventud en el campo: Urge abrir cada vez más espacios en nuestro
movimiento para la incorporación de la fuerza y creatividad de la juventud
campesina, con su lucha por construir su futuro en el campo.
Finalmente, nosotros y nosotras producimos y defendemos los alimentos de
todos y todas”.
Fuente: www.ecoportal.net
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