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Estar atentos

Cómo de un problema que parece simple pueden surgir cuestiones que desconocemos.

Así como existe la automedicación también existe el autodiagnóstico. Es decir, ante tal o cual síntoma solemos considerar qué patología padecemos. Esto es lo que ocurre habitualmente con la gastroenteritis: son muchas las personas que ante malestares estomacales y diarreas consideran tener este problema, o bien gastritis.
Hablamos de gastritis cuando el estómago está inflamado. En cambio, nos referimos a gastroenteritis cuando existe un proceso inflamatorio del estómago y del intestino delgado, que puede producirse por un cuadro infeccioso ya sea bacteriano o parasitario.
Por eso vale la pena diferenciar un concepto del otro, aunque no es nuestro objetivo promover la automedicación ni el autodiagnóstico: hay ocasiones en que se cree que se padece una gastroenteritis, y se trata de algo más importante.

Nada trivial
La dra. Mónica Colli (Mat. Prov. 1236) es médica gastroenteróloga y explica que el síntoma típico de la gastroenteritis es la diarrea, aunque a veces se confunde el significado de la misma: “Significa ir de cuerpo no necesariamente varias veces, ya que puede bastar con ir una vez para que sea (diarrea). Porque significa un aumento en la cantidad de agua en la materia fecal”. También puede haber dolor abdominal y vómitos. Ante estas situaciones las personas suelen solucionarlo con un antidiarreico, lo cual no es lo más aconsejable: “Si comimos algo que estaba contaminado por una bacteria, el organismo trata de desembarazarse de eso que entró, a través del vómito o la diarrea. Si cortamos ese mecanismo de defensa nos queda el intestino mucho más inflamado con dolor y más distensión”.
Lo ideal, dice la doctora, es hacerse un examen directo de materia fecal ya que a partir de allí se puede saber qué es lo que se padece y cómo trabajarlo: “Si el paciente tiene fiebre o sensación de escalofríos, dolores musculares, siempre lo conveniente es hacer un examen directo. Allí se ve si tenemos glóbulos rojos, glóbulos blancos, y eso nos va a dar si hay una infección si hay glóbulos blancos elevados. Si hay glóbulos rojos, estamos hablando de un proceso inflamatorio de la pared ya sea porque hay un parásito que la daña, la invade: por eso aparecen los glóbulos rojos. Y también se pueden encontrar parásitos o alguna bacteria”.
Ese mismo examen es el que puede brindar un diagnóstico acerca de algo más grave: “Muchas veces he encontrado una ameba estolítica, que es un parásito muy agresivo que invade la pared del intestino y que puede desarrollar un acceso parasitario en el hígado, en el cerebro… Tuve un paciente que tenía una lesión de un tumor de columna y ese tumor era inflamatorio por un nido de amebas. Venía teniendo cuadros de diarreas desde adolescente y nunca se había encontrado nada, hasta que se hizo este examen directo. Entonces, como algo que parece tan trivial como una gastroenteritis que se toma como algo pasajero, termina siendo algo de semejante envergadura”.

Investigar la causa
En general, dice Colli, las gastroenteritis suelen ser todas autolimitadas, si se sufre diarrea y a los tres días se mejora, se acabó el problema. El tema está en si esos síntomas se repiten en el tiempo, ahí es cuando hay que darle importancia: “La enfermedad celíaca suele dar diarreas en repetición, hay gente que dice que tiene gastroenteritis seguido, que no sabe qué es lo que le cae mal de lo que come y tal vez hay una enfermedad celiaca, una intolerancia al gluten y por eso las diarreas. Si uno tiene episodios reiterados, eso ya no es una gastroenteritis, hay que buscar la causa porque puede derivar en cualquier otra enfermedad o que por ejemplo que tenga un parásito”.
Por esta razón y para despejar todo tipo de dudas, Colli finaliza aconsejando el examen directo mencionado: “Un análisis barato, simple y rápido es básico para orientarnos, es un análisis que habría que hacerlo mucho más frecuentemente porque nos aporta muchos datos y es muy práctico”.
 
Recomendaciones
Utilizar agua de red, tener cuidado con la manipulación de alimentos sobre todo con las hamburguesas ya que la carne picada es factor de desarrollo de gérmenes. Lavar bien las verduras.
Prestar atención cuando se compran lácteos o yogures en un supermercado, sacándolos de la góndola cuando ya se está por ir a la caja para no cortar la cadena de frío: “También hay que estar atentos porque hay gente que dice que en un negocio de su barrio dejan el cajón de los lácteos en el piso y después de una hora lo acomodan, hay que tener cuidado. Por otro lado, se deben cocinar bien las hamburguesas, éstas pueden desarrollar el síndrome urémico hemolítico que es un cuadro muy grave porque da insuficiencia renal sobre todo en chicos”.

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2008-10-04 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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