Esperando la carroza 2

Dirección: Gabriel Condrón
Guión: Jacobo Langsner
Música: Pablo Sala
Fotografía: Carlos Torlaschi.
Origen: Argentina – 2009
Intérpretes: Luis Brandoni, Betiana Blum, Mónica Villa, Juan Manuel
Tenuta, Andrea Tenuta, Lidia Catalano.
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años

La mayoría de las secuelas cinematográficas aprovechan comercialmente
el interés del público con resultados decepcionantes, y Esperando la
carroza 2 no es la excepción.
La primera -estrenada en 1985- no tuvo un gran apoyo del público y
menos aún de la crítica, pero con el tiempo se convirtió casi en un film de
culto para el primero y en una grotesca alegoría de la chantada nacional
para la segunda.
Con eso en vista, hubo varios amagos de segunda parte en los
veinticuatro años transcurridos hasta la presente concreción, con varias
ausencias -el director Alejandro Doria, China Zorrilla, Enrique Pinti y
sobre todo Antonio Gasalla- que han pesado en la pobreza del resultado.
La acción se centra en otra reunión, pero esta vez en la casona de
Antonio y Nora -Luis Brandoni y Betiana Blum. La pareja, que ha prosperado
gracias a los turbios negocios de Antonio, celebra su aniversario con una
gran fiesta a la que asistirá el “tout Buenos Aires” y… los otros
Musicardi, con todo lo que ello trae aparejado.
Los fallos más notorios vienen del guión, que a pesar de estar firmado
por el mismo Jacobo Langsner del original es mucho más flojo, con diálogos
plagados de lugares comunes, humor de trazo demasiado grueso y desarrollo
errático de los personajes -quien tenga dudas ponga atención al “El Rulo”
interpretado por Facundo Espinosa, que pasa inexplicablemente del apagón
mental a la viveza absoluta.
También falla la edición -por ejemplo, en una escena el personaje de
Andrea Tenuta se queja de algo que vimos resuelto en la inmediatamente
anterior-, la continuidad y hasta la musicalización, que abusa hasta el
hartazgo del leit motiv del “Barrilito de Cerveza”.
Y aunque el elenco está lleno de nombres notorios que participaron en
la primera parte y algunos nuevos como el de Roberto Carnaghi, que
sustituye al fallecido Julio De Grazia, ninguno pudo o tuvo a bien evitar
la morisqueta y el decibel alto. Sólo Mónica Villa consigue darle rasgos
humanos a la esforzada Susana.
Ochenta y ocho minutos que se eternizan y a los que la excusa de ser un
retrato farsesco del arribismo no les quita el sabor a bodrio.