En un sector de la Delegación Las Villas unas 30 familias están construyendo y mejorando sus viviendas por medio del sistema de créditos de Cáritas.
Uno de los que participa del trabajo barrial es Leonardo Cruz, desde el barrio Villa Cerrito para todo el sector aledaño. “Como siempre hay forma de dar una mano, alguien que te dice si querés participar, entonces uno busca el espacio para ayudar a los otros, ver de qué se trata, conocer y meterse en el problema de la gente, que necesita tantas cosas, que vive en 3 o 4 chapas y que les es difícil acceder a algún tipo de crédito”.
Al principio, la tarea la habían comenzado los integrantes de la parroquia Nuestra Señora del Carmen del barrio Sánchez Elías, pero después se pasó a la capilla Nuestra Señora de Guadalupe en Villa Cerrito, por una cuestión de cercanía con el bloque de barrios afectado.
Desde hace 3 años se trabaja desde allí junto con los barrios Stella Maris, San Jorge y Don Bosco, con el inestimable apoyo del padre Juan D’Amico, párroco de la capilla, que nucleó la propuesta en la entidad y convocó a vecinos del sector.
Luego vinieron las capacitaciones y las reuniones para conocer profundamente el sistema y poder trasladarlo a quienes padecían necesidades habitacionales en el barrio. “Así pudimos comenzar a trabajar, a conocer la realidad del barrio, nos metimos a trabajar con la gente, a visitar las familias y ver la realidad de cada familia, de cómo vive”, detalló Cruz.
De esta manera un grupo de personas salió a visitar los casos más urgentes. Eso les permitió observar la situación real del sector, una realidad que necesitaba una rápida solución, porque “si uno no llega adónde viven, no puede darse cuenta, aunque sepa que hay necesidades… Llegando al lugar de cada familia es donde uno ve la real magnitud de la necesidad, y a pesar de eso uno tiene que evaluar de 10 o 15 familias quién puede tener la prioridad”.
Así se estudia cada caso, y muchas veces son las propias familias las que colaboran con la elección del beneficiario, teniendo en cuenta la necesidad de cada uno. También se tiene en cuenta la presencia de discapacitados, enfermos o personas mayores.
La tarea de los voluntarios, además del contacto con la gente, incluye la administración vinculada a entrega de materiales y la construcción, además de escuchar e interiorizarse por cada caso.
“Lo más común son las casitas hechas con paredes y techos de chapas, algunos de cartón, ‘rebusques’ como decimos, donde una pieza de 3 por 4 es cocina, comedor y dormitorio, o algunas casitas armadas con chapas sostenidas precariamente con palos. En total casi un 25%, un 30 % de la población de estos barrios vive en pésimas condiciones”, manifestó Leonardo.
A la fecha, cinco familias terminaron de construir su vivienda, muchas mejoraron sus casas, algunas se bajaron del programa o cubrieron sus necesidades por otra vía. “También se están incorporando algunas que están en distintas etapas… algunas comenzaron con los cimientos, otras van por las paredes, por el encadenado o el techo, pero seguimos trabajando”, finalizó Cruz.