El Hombre Araña 3

Título original: Spider-Man 3
Dirección: Sam Raimi
Guión: Alvin Sargent, Sam Raimi, Ivan Raimi basados en la historieta creada
por Stan Lee y Steve Dikto
Fotografía: Bill Pope
Música: Christopher Young
Origen: USA – 2007
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, Rosemary Harris, James Franco,
Thomas Haden Church, Topher Grace, Bryce Dallas Howard

2007 seguirá siendo pródigo hasta el abuso en secuelas de muy diversos
géneros y calidades. Sin embargo, la serie dedicada al Hombre Araña ofrece
la garantía -conseguida a fuerza de millones- de un altísimo nivel técnico,
la continuidad del mismo director y de los mismos protagonistas
principales.
Esta tercera entrega encuentra a la cuidad de New York rendida ante la
heroicidad de Spiderman. Los niños usan su máscara, los diarios le cantan
loas y eso sumado al amor de Mary Jane lo hacen muy feliz.
Pero, la fama y un extraño organismo alienígeno ponen de manifiesto los
aspectos más oscuros de su personalidad. Una circunstancia que aprovecharán
los varios villanos de turno para intentar destruirlo.
Los efectos especiales casi acaparan el protagonismo del film con su
acostumbrada espectacularidad -en las diferentes “manifestaciones” del
Hombre de Arena muy especialmente-, pero también interesan los planteos a
lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde del joven Parker, que le siguen dando dimensión
humana al personaje.
Pero derrapa casi hasta el ridículo a mitad de la trama, cuando por mostrar
la maldad del protagonista se convierte al pobre Tobey Maguire en un
bailarín a lo Travolta en Fiebre de Sábado por la Noche (John Badham;
1977), con maquillaje y peinado a lo Adam Sandler en El hijo del diablo
(Steven Brill; 2000), durante una larga secuencia que sobra en el excesivo
metraje de más de dos horas y media.
Las únicas novedades tienen que ver con las incorporaciones de los villanos
interpretados por Thomas Haden Church y Topher Grace, y la de Gwen, a cargo
de Bryce Dallas Howard, como la tercera en amores de la historia.
Para la casi anunciada cuarta edición quizás no se cuente con Maguire, que
además de haber perdido buena parte de su aire juvenil, está harto de hacer
muecas ante la “blue screen” y de colgar de arneses para las escenas de
vuelo. Una baja considerable, pero que no afectaría demasiado a un producto
tan “sobrevendido” como “sobrecomprado”.