Despereaux, un pequeño gran héroe

Título original: The Tale of Desperaux
Dirección: Sam Fell, Robert Stevenhagen
Guión: Will McRobb, Chris Viscardi
Origen: USA, UK – 2008
Música: William Ross
Fotografía: Brad Blackbourn
Calificación: Apta para todo público

Otro roedor. Parece que los creadores de historias infantiles no pueden
vivir sin ellos, ni parar de llenar páginas y pantallas de bigotes, grandes
incisivos y largas colas.
La escritora estadounidense de Kate Di Camillo no ha sido la excepción
y en 2003 editó La leyenda de Despereax, relato sobre un ratoncito heroico
suelto entre castillos y princesas.
Ahora, luego de millones de ejemplares vendidos, tiene su versión
animada a todo color y a todo 3D producida por los tradicionales Estudios
Universal.
La trama es bastante compleja y oscura -los menores de seis años apenas
van a entender y pueden atemorizarse con algunas escenas-, porque si bien
todo comienza en el mágico y soleado reino de Dor donde todos son felices y
celebran fastuosamente el “Día de la Sopa”, bien pronto y por un accidente
provocado por una rata curiosa, muere la Reina.
Entonces, el Rey se deprime, prohíbe las ratas y la sopa y la vida del
reino se torna triste, árida y gris durante años.
Hasta que desde el escondido mundo de los ratones llega Despereax, un
ratoncito pequeño, orejudo y rechazado por los suyos porque no le teme a
nada y adora leer los libros en vez de roerlos.
Cuál no será la sorpresa del ratón con el seso sorbidos por historias
de caballeros cuando conoce a una verdadera princesa -la bella hija del Rey
de Dor-, comprende la razón de su dolor y decide ayudarla. Aunque eso
signifique arriesgar el pellejo varias veces ante ratas malévolas, gatos
hambrientos y guardias gigantescos.
Lo mejor del film se aprecia en las estupendas imágenes de textura
similar a la de los libros ilustrados e inspiradas -según sus diseñadores-
en la pintura flamenca de maestros como Vermeer o Brueghel.
Además hay varios personajes atractivos como el ratoncito protagonista,
el temible rey de las ratas -referencia evidente al Nosferatu de Murneau-,
el archimboldesco “genio de la sopa” y la campesina obsesionada por ser
princesa.
Pero… el guión parece escrito por el enemigo. El personaje principal
tarda más de quince minutos en ser introducido en la acción, lo que
significa un enorme error para un film de 90 minutos. Comienzo dilatorio
-que contiene una escena de muerte innecesariamente cruel- que sólo
adelanta otras idas y vueltas, que perjudican la inteligibilidad del relato
y lo hacen aburrido por tramos.
Casi un lugar común en las producciones industriales estadounidenses:
excelente factura y guión flojo, que terminan dando un resultado mediocre.
Intensificado por el soso doblaje al “español neutro”.