El Watergate fue un escándalo político que supuso una crisis institucional en los años 70 en los Estados Unidos. El escándalo tomó el nombre del hotel de la ciudad de Washington sede del comité electoral demócrata, donde se robaron documentos y se realizaron operaciones de espionaje.
Concretamente durante la noche del 17 de junio de 1972, cinco individuos fueron detenidos en el hotel Watergate, en la sede del comité electoral del Partido Demócrata y se les encontró material de grabaciones.
Dos periodistas del diario Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward, investigaron este caso para tratar de desenredar los hilos que se tejían hasta la Casa Blanca, en ese entonces ocupada por Richard Nixon. Los periodistas recibieron la ayuda anónima de un informador que se hizo llamar Garganta Profunda (Deep Throat) cuya identidad no fue revelada hasta treinta y tres años después de este escándalo.
Obsesionados por el caso Watergate, consiguieron sacarlo a la luz pública.
Se llegó a la conclusión de que algunas personas cercanas a Richard Nixon eran culpables de los hechos acaecidos en el hotel Watergate. Finalmente se reveló (y se difundió por la prensa) que Nixon había mentido con el fin de ocultar su participación en el mismo escándalo. Asimismo, había intentado sustraer a la investigación las cintas magnéticas que contenían las grabaciones de todas las conversaciones que tuvieron lugar en el Despacho Oval.
Tras defenderse de las acusaciones, Richard Nixon prefirió dimitir cuando se inició un proceso de destitución contra él. Abandonó sus funciones el 9 de agosto de 1974 antes de terminar el proceso.
En nuestra tierra
El caso Lopes, salvo por ser un escándalo con intrigas y tener casetes, en nada se parece al caso Watergate. Por eso consideramos que es erróneo querer incorporar el escándalo de Lopes con el nombre de Bahíagate haciendo clara alusión al caso Watergate, caso por el que sus verdaderos propulsores, los periodistas, recibieron el Premio Pulitzer de periodismo de investigación en 1973, cosa que obviamente en nuestro escandalete no ocurrirá
Tendríamos que tener en cuenta que en el caso Lopes es la justicia la que decide realizar escuchas de teléfonos por sospechar la comisión de ilícitos. Esas escuchas son legales en el marco de la investigación que se había iniciado. En el Watergate las escuchas están enmarcadas en otros intereses.
En el caso Watergate es la justicia la que realiza el ingreso a diversos domicilios para secuestrar material que pudiera servir de prueba. Justamente, los que ingresaron al edificio lo hicieron de manera ilegal para robar documentación.
Un capítulo aparte debería ser el tema de la participación de los periodistas en el Watergate de la década del 70 que no tiene manera de ser comparado con la participación de los periodistas en el escándalo Lopes. En el Watergate son los periodistas quienes promovieron que la investigación salga a la luz pública. En Bahía Blanca el escándalo Lopes fue dado a la luz al mismo tiempo que se realizaban los allanamientos en la Municipalidad, por periodistas/medios que lo difundieron sin investigar, en el sentido que esa palabra adquiere para el trabajo periodístico. Lo que sí hubo fue una clara filtración de información de un lenguaraz amigo que hizo uso de un único medio para mediatizar el escándalo, y desde ese mismo momento comenzar a redimir a las inocentes empresas involucradas: ni comparable con el señor garganta profunda del Watergate.
Este hecho de filtración, que quedó casi en el olvido, ¿no sería plausible de investigación judicial? Esto sería así al menos en los países serios que los periodistas serios tanto se desviven en ensalzar. Para nuestra Bahía Blanca y el crecimiento como comunidad, sería bueno conocer su origen porque no lo consideramos menor a la hora de lograr entender el entretejido de poder que se posa sobre nuestras cabezas…
Muchos hoy se pelean por ver quién fue el primero que comenzó a nombrar como Bahiagate al escándalo del caso Lopes (la sexta, la radio, la tecla, la nueva
). Errores de concepto, desconocimiento o simple superficialidad a la hora de titular o presentar un tema a la población, podrían ser algunas de las causas.
Otros consideramos que existe una causa más profunda y que tiene que ver con la constante intención de desinformación intencionada en la información que se brinda a la población.
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