Con fotos en tapa de suplemento
“Secuestros, torturas, asesinatos, enfrentamientos fraguados,
apropiación de bebés, crímenes y la continua acción psicológica tendiente a
dejar a una sociedad inmersa en los barros del terror, el miedo, la
mentira. Acción psicológica destinada también a romper con los lazos de
solidaridad existentes en nuestra sociedad”.
Hablar de “estas cosas” en Bahía Blanca parece aún hoy una tarea que se
reduce a pocas voces. Los que se animan poco a poco, los que siempre se
animaron, los que salieron de los pequeños círculos y descubrieron que cada
vez hay más gente en esta Bahía con ganas de conocer qué pasó en la época
de la dictadura en la ciudad y con sus vecinos.
Muchos jóvenes de hoy y adultos buscan reconstruirse con la certeza de
que existe una historia que les fue negada.
Vivimos en una ciudad que negó y le mintió a toda su población sobre
las verdades que ocurrieron y lo que es peor: sigue haciéndolo.
Los modelos de ocultamiento y de tergiversación de la verdad siguen
operando, de la misma manera que innegablemente siguen operando los
aparatos represores. Basta pensar en la desaparición de Julio López u
observar la parsimonia de caracol con que se llevan adelante los juicios
por crímenes de lesa humanidad a los represores.
Aun hoy los núcleos del poder enquistado siguen haciendo como que “acá
no pasó nada”, reproduciendo frases que las leyeron o escucharon en medios
de comunicación cómplices y promotores del terror de aquella época,
camuflándose en propuestas de “mayor seguridad”, en “bajemos la edad de
condena de menores ”, en “hay que crear zonas rojas”, en “la culpa es del
gatillo fácil”, en “limpiemos de cartoneros el centro”, en “que sufran en
la cárcel los delincuentes”… ideas en las que solapadamente siguen
apropiándose de nuestra Bahía Blanca los que ayer aplaudían o los que se
hicieron los otarios ante la desaparición de personas, ante los asesinatos,
torturas, violaciones, ante enfrentamientos fraguados, ante la apropiación
de menores. Y que se mantuvieron igual y se reciclaron inclusive entrada la
democracia.
Hay una ciudad que niega a sus habitantes nombres, datos, imágenes,
certezas. Esa ciudad es la que no queremos.
Muchos son en contrapartida los que trabajan de manera colectiva para
que recuperemos la historia ocultada y trucada.
Cada vez somos más los que, en la búsqueda de respuestas y de justicia,
nos repreguntamos año tras año: “¿Cómo es posible que dos trabajadores
gráficos del diario La Nueva Provincia aparecieran muertos con 52 tiros en
un campo de Bahía Blanca y las fuerzas del orden no se inmutaran siquiera
para dar con los autores materiales e intelectuales de ese secuestro y
doble asesinato? ¿Cómo es posible la existencia de “La Escuelita”, un
Centro Clandestino de Detención en Bahía Blanca? ¿Cómo es posible que
tantos desaparezcan en una ciudad tan pequeña y las fuerzas del orden no se
preocupen por descubrir nada?”
Muchos queremos ponerle rostro y nombre y apellido a los secuestrados,
a los asesinados, a los desaparecidos… y ponerles nombres también a los
asesinos y delincuentes y a sus cómplices.
A 31 años seguimos con la inquebrantable voluntad de conocer la verdad
sobre todos los hechos, sobre el destino de los desaparecidos y también de
los niños nacidos en cautiverio.
Exigimos una justicia que no sea lerda para lograr que todos los
genocidas sean juzgados y castigados antes que se sigan muriendo sin
castigo.
Reclamamos por verdad y por justicia sobre los delitos de lesa
humanidad cometidos en Bahía Blanca y el país todo.
…………………..
Tapa
Fotos de diario del 24 y siguientes
Foto Salomón en espacio especial.
Foto militares
….
Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.
El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos,
el indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno.
Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.
La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento.
Los desaparecidos que se buscan
con el color de sus nacimientos,
el hambre y la abundancia que se juntan,
el mal trato con su mal recuerdo.
….
Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.
La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar
libre como el viento.
…
Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.
Fue cuando se callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol se lo comió todo,
que los padres palotinos y Angelelli
dejaron su sangre en el lodo.
Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.
La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento.
….
Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.
La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento.
Versos de La memoria, de León Gieco («Bandidos rurales», 2001).
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