Con un discurso criticado por la oposición por las “generalidades” vertidas, el intendente Cristian Breitenstein abrió el martes 3 el período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante.
A las 11 de la mañana y tras la jura como concejal del ex funcionario lopesista Cayetano Connena (FpV), los secretarios comunales con sus mejores ropas se ubicaron en la mesa central del recinto para acompañar al jefe comunal en su breve discurso (duró unos 25 minutos). El resto de los funcionarios de segunda y tercera línea se ubicaron en los laterales de las bancas.
“Hace un año, señor presidente, estábamos aquí sentados en una situación muy especial que atravesaba la ciudad. Y la verdad debo también agradecer porque yo acá hace un año estaba sentado solo, no estaba rodeado de los funcionarios (…) y esa soledad, de alguna manera, la vi colmada, satisfecha, con la presencia de ustedes: usted, señor presidente, y todos los concejales que en esos tiempos de transición, esos tiempos duros, pusieron el hombro y ayudaron para que la institucionalidad recuperara su normalidad y saliéramos de la crisis”, afirmó Breitenstein, cara a cara con su próximo rival electoral Juan Pedro Tunessi.
Además, el intendente aclaró que “no voy a aludir al pasado porque creo que es parte de una hoja que ya transcurrió en el largo libro de la historia de la ciudad. Creo que hay que comenzar a articular y dialogar sobre el futuro».
Antes de pasar a mencionar temas puntuales insistió con la necesidad de elaborar un “diagnóstico de presente”; contextualizó que su gestión está, de alguna manera todavía, condicionada por la crisis de 2001; y analizó los distintos valores que -a su entender- deberíamos recuperar los bahienses para el bien de la ciudad.

Infraestructura
Más allá de la “demanda en materia social” que es necesaria afrontar para recuperar el “tejido social”, Breitenstein reconoció que “otro punto o eje importante es la infraestructura”.
“Evidentemente, la ciudad en virtud de esta crisis y de otras precedentes, no ha gozado de las inversiones necesarias en materia de infraestructura que también necesita y merece. Este no es un tema menor porque tiene que ver no sólo con las intervenciones urbanas sino con que la sociedad vea y se esperance con que pueda tener otro lugar mejor”, agregó el jefe comunal.

Inseguridad
“La seguridad está atravesando una crisis en todo el país, también fruto de la crisis social, pero no está directamente vinculada en una relación de causalidad con la pobreza. Hay pobres que se están incorporando lenta o rápidamente a los sistemas productivos. No todo pobre delinque, no todo emergente social es un potencial delincuente”, explicó Breitenstein y agregó que “evidentemente es necesario que también aunemos esfuerzos, no solamente desde lo testimonial sino también desde algún esquema concreto que nos permita colaborar en un eje que me parece fundamental para tener una sociedad armónica y equitativa”.

Mejorar el rol del Estado
El intendente aseguró que “cuando se habla de reforma del Estado se piensa en marcas de la década del noventa donde la reforma simplemente implicaba ajuste indiscriminado y no tenía contenido, más allá del propio achicamiento. En esto también vemos en el rol del Estado que la sociedad demanda un achicamiento del Estado, pero también demanda por otro lado mayores controles, mayor presencia, mayor cantidad de servicios en la calle que le posibiliten cumplir el rol al Estado”.
“En este esquema, un eje fundamental pasa por la descentralización. Descentralización que debemos profundizar y que vamos a hacer a la brevedad en algunos programas piloto que tienen que ver con satisfacer esa demanda social”, dijo Breitenstein.

Por último, mencionó la reorganización interna “que se está llevando adelante”, reivindicó la desafectación del municipio de 500 personas durante su gestión y solicitó nuevamente el apoyo del Concejo para encarar los últimos meses de su mandato, para finalizar manifestando que “el horizonte es lo que nos posibilitará construir un futuro y no esperarlo. Los bahienses tenemos que salir de una actitud de espera y transformarla en esperanza. La esperanza es activa, la espera es pasiva. Acá no hay Mesías ni salvadores que vengan a recomponer lo que la propia sociedad tiene que darse a sí misma: acción y responsabilidad en todos sus ámbitos”.