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Basta de inseguridad

Basta de inseguridad
Prisioneros del miedo

“El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad
privada y del control social. Una demanda firme sostiene el negocio. La
demanda crece tanto o más que los delitos que la generan, y los expertos
aseguran que así seguirá siendo. (…) Nos vamos volviendo vigilantes del
prójimo y prisioneros del miedo”. (Eduardo Galeano).

El creciente territorio que gana el tema de la “seguridad – inseguridad” es
indiscutible. Asaltos, violaciones, asesinatos, robos, y demás.

“¡Qué inseguridad!”. En cualquier ronda de mate o de café, cola de banco o
reunión de amigos se escucha lo mismo.
“Más policía y mano dura: así se termina con esto”. La idea de que el
problema de la inseguridad – seguridad puede bajar o subir dependiendo de
los efectivos policiales que estén en la calle.
“Que maten dos o tres delincuentes y vas a ver como se termina todo”. Que
abona superficialmente el concepto de “muerto el perro, se acabó la rabia”

Con el fin de asegurarse lectores, oyentes o televidentes, desde siempre
los medios de comunicación utilizaron sucesos cargados de elementos tales
como sangre, sexo, violencia, dinero y muerte.
Hoy estos temas no son sólo una carnada sino que conforman la totalidad de
lo que nos ofrecen. Los medios sensacionalistas pululan: bombardean con
titulares y textos elementales. Escasea la investigación y en el desarrollo
de la información no optan por el análisis.

Generadores de miedo
Titulares y hechos policiales narrados con un lenguaje más que básico y
alejados de los grandes del periodismo policial, son a veces todo lo que
nos ofrecen los medios de comunicación que se supone tienden a cubrir la
necesidad de noticias de una comunidad.
En Bahía Blanca las noticias policiales se han convertido en el material
que sustenta a muchos de los espacios de información.
Están quienes afirman que el relato de violencia y delincuencia “es lo que
la gente quiere”, y cual geishas informativas nos dan lo que “les pedimos”.
Pero también están los medios que eligen sostenerse sobre la sangre y la
violencia porque en realidad es lo que menos esfuerzo de análisis requiere.

En el medio de estas vicisitudes se encuentran los vecinos acechados por la
generación de la sensación de inseguridad y miedo.
¿A quiénes son funcionales quienes optan por la generación del miedo?

La seguridad, ¿no será otra cosa?
Es imposible esquivar el rol que los medios de comunicación tenemos en el
modo en que se instala el tema de la seguridad – inseguridad en una
sociedad.
Tratar de romper con el discurso de la seguridad – inseguridad vinculado
expresamente al delito callejero o al delito de violencia directa implica
la denuncia de los verdaderos factores de pérdida de seguridad.
La situación de marginalidad a la que son expulsados minuto a minuto las
personas, la pérdida del empleo o la precariedad del puesto de trabajo, los
chicos que abandonan la escuela por falta de recursos, las personas que no
pueden acceder a la salud y se mueren esperando un turno, las personas que
viven en condiciones inhumanas sin una vivienda digna, todo eso se oculta
tras las balas, los cuchillazos y las pseudo-estadísticas de la
delincuencia.
La pérdida de factores que constituyen una comunidad segura (trabajo,
salud, educación, vivienda, alimentación) se pierde en titulares
impactantes y defensas a la justicia por mano propia.

Este discurso exacerbado, agorero y victimizador que reproducen muchos
medios de comunicación con una mirada superficial a lo que es la verdadera
seguridad social deja al descubierto el lugar que ocupan algunos medios
como meros reproductores de un orden social determinado.

La «sensación» de inseguridad -esa nueva sensación térmica construida
mediáticamente- cae sobre la sociedad y la ciudad es tipificada como el
lugar donde suceden los delitos, donde impera la violencia, y ser ciudadano
se convierte en sinónimo de “blanco criminal” antes que sujeto con
derechos.
Y así, el tratamiento real de la raíz de la seguridad, el respeto y
promoción de los derechos humanos, es superado por la idea de “inseguridad”
que oculta a las necesidades básicas a satisfacer donde se apoya la real
seguridad social: alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda digna.
De estas inseguridades poco y nada se habla.

“En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más
gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la
seguridad. En las calles de las ciudades se celebran las ceremonias. Cada
vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la
enfermedad que la acosa. La muerte de cada malviviente surte efectos
farmacéuticos sobre los bienvivientes.
La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los
griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses
en tiempos de crisis” (Eduardo Galeano).

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2011-10-25 10:11:13
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