Invitado por la CTA, el cineasta Fernando Pino Solanas presentó en Bahía La próxima Estación, una película que documenta la destrucción del sistema de ferrocarriles argentinos en el marco del saqueo nacional hasta su climax menemista y las continuidades de la decadencia económica, política y moral en este inicio del siglo XXI.
No todo es la tristeza de su nueva obra -ni de las precedentes Memoria del Saqueo, La dignidad de los Nadies y Argentina Latente- porque tras el detalle minucioso de la entrega, Solanas aporta su mensaje optimista y con fundamentos: Queridos amigos, Argentina tiene posibilidades, puede salir adelante porque no es sólo la materia prima con que cuenta sino que tenemos un pueblo altamente capacitado. Falta proyecto nacional y decisión política para llevarlo a cabo.
De hecho, el relato del ferricidio viene acompañado por la propuesta de un Tren para Todos con el respaldo de tres ventajas irrefutables: primero, es el medio de transporte más seguro en todo el mundo, le roba por paliza a cualquiera de los otros medios. Segundo, no es contaminante. Tercero, con un barril de petróleo que superó en su momento los 100 dólares, la ecuación económica hace que en la larga distancia sea cinco veces más económico que el medio de transporte alternativo. La verdad que es una demostración de absoluta ignorancia o de perversión.
Digo perversión porque al suprimir los ferrocarriles se estaba asestando el mayor golpe posible a la integración de la Nación y a las economías regionales. El ferrocarril es el único medio que no se puede suprimir porque en las peores condiciones climáticas puede seguir funcionando, fíjense qué razón tan sencilla, aseguró Pino a EcoDias.
El ex candidato a presidente sostuvo que el malicioso desprestigio del ferrocarril se inició con una campaña de varias décadas tratando de asociarlo con lo anacrónico, lo viejo, lo antieconómico y en eso han tenido que ver mucho todos los sectores, desde los medios a las universidades.
En realidad, tuvo una base de enorme falsedad. Basta constatar que los grandes países, las economías más avanzadas del mundo no han hecho otra cosa que seguir perfeccionando las tecnologías ferroviarias e invirtiendo y expandiendo sus redes. Pero bueno, acá nos vendieron una vez más espejitos de colores, esto hay que admitirlo, advirtió.
Los autitos de Frondizi
El modelo automotor fue empujado por las grandes petroleras, los fabricantes de camiones y de neumáticos. Destacó Solanas que la destrucción ferroviaria no empezó en el menemato sino en la del presidente intransigente radical -con mejor prensa que el riojano- Arturo Frondizi.
Frondizi envió a su ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, al Banco Mundial y le vendieron el Plan Larkin. De los 52 mil kilómetros de vías transitables que tenía la Argentina el plan le redujo diez mil de pique, explicó.
La reducción continuó a la par de las campañas mediáticas que convenció hasta a las universidades. Es interesante para una autocrítica, cómo pudieron comprar un modelo tan ignorante y tan perverso. Es en el año 60 cuando desembarcan las grandes automotrices en Argentina. Es en el año 59 cuando por primera vez se otorgan concesiones petroleras. Frondizi. Año 58. ¿Entienden cómo está ligado? Y las constructoras de neumáticos y las autopistas.
Esto terminó en catástrofe porque las privatizaciones de servicios en Argentina -inicios de los 90- lejos de haber asegurado un mejor servicio, más confortable, seguro y puntual, fue todo lo contrario.
Lo que pasa es que ya nos hemos habituado. Antes de los 90 era impensable ver en los aeropuertos gente durmiendo tirada. Con la privatización ¡ni bancos quedaron! Nunca se maltrató tanto al usuario o pasajero. La mitad de las ciudades de la Argentina dejaron de tener aviones, algunas provincias no tienen avión el fin de semana. Y el ferrocarril ni que hablar. Es decir, castigaron al provinciano, afirmó el referente de Proyecto Sur.
Los trenes interurbanos eran el principal elemento de transporte interregional, sobre todo en un país donde más de dos mil pueblos no tenían acceso pavimentado a las rutas. 800 de esos pueblos murieron. Un millón de personas emigró. Fue la catástrofe social más grande que se produjo. Y también económica porque el ferrocarril permitía y permite que el pequeño productor que está acá comercialice con las estaciones y los pueblos vecinos. Es el transporte de la pequeña carga, la difusa, el bulto.
El proyecto
Al pasarse el conjunto de la carga de mercaderías cerealera y de pasajeros a las rutas, en 2007 Argentina batió todos los récords porque tuvimos 8.160 muertos y 12 mil lisiados irreversibles por colisiones viales, un dato escalofriante que según el cineasta da para hablar de guerra del automotor.
Dicen que Malvinas tuvo 700 muertos. Acá en un solo año 8160 muertos y se sigue mirando para otro lado porque esto no ha provocado la formación de un consejo de emergencia para reconstruir el transporte. En estos años se ha hecho nada para reconstruir el transporte fluvial y marítimo, siendo uno de los seis productores de granos, perdemos una media de 3.500 a 4.000 millones de dólares en fletes de ultramar por no tener barcos.
Solanas subrayó que Argentina tiene grandes astilleros, el mayor de ellos Río Santiago en el puerto de Ensenada-La Plata, y entregó el quinto granelero de última generación Bull Terrier para un contrato con Alemania. Un granelero de 30 mil toneladas vale 25 millones de dólares. 20 graneleros multiuso de 30 mil toneladas son 500 millones de dólares
¡y se pierden 3.500 por año!.
Por eso, nos dedicamos a pensar el país estudiando la solución a cada uno de los problemas. Así empezamos en el 2002 y descubrimos que Argentina era viable, que se podía transformar en país con un gobierno racional que defendiera el interés de la Nación, manifestó.
Todavía Argentina sigue gobernado por equipos que conciben que el interés y los bienes públicos pueden ser objeto de negocios privados. Este tendría que ser uno de los paraísos de la tierra (
) es un problema de decisiones gubernamentales. Desde Proyecto Sur tenemos proyectos, decimos en menos de un año se acaba con la indigencia, no se necesitan tantos recursos, vaticinó el dirigente.
A La próxima estación le seguirá la quinta de la saga que apunta a descubrir lo que tenemos, lo que es de nuestra propiedad y a veces ignoramos. Pregunten ustedes qué significa la Argentina en reservas minerales o metalíferas, y nadie tiene idea que estamos colocados en el sexto lugar.
Un país es como un gran consorcio de copropietarios, cada uno de los accionistas de ese consorcio debe defender la administración de sus bienes. El gobierno es apenas el administrador. Si Argentina recupera estos recursos naturales acaba con la indigencia en breve tiempo y no se puede reconstruir la Nación sin reconstruir los ferrocarriles. Y acabar con estas 20 mil víctimas, son cosas de extrema urgencia, reclamó Pino.
Y para la reconstrucción de las industrias públicas y el sistema de trenes debemos empezar por la escuela ferroviaria. Cuando desembarca Menem no solamente destruye la fábrica de aviones, privatiza o paraliza los astilleros y liquida los ferrocarriles. Sino también suprimieron la ingeniería aeronáutica, la ingeniería en petróleo, la naval, ferroviaria y la ingeniería en caminos.
Si eso no obedece a un plan para destruir las potencialidades de crecimiento y desarrollo de la Argentina no sé cómo lo tenemos que llamar. Fue un plan bien malintencionado que nació en el Banco Mundial. Por eso nuestra causa es patriótica, rescatamos la palabra patria, es en defensa de los intereses de la patria, Argentina debe reconstruirse en paz y democracia, sentenció el cineasta.
Esto es Potosí
Solanas disertó por la tarde del martes en av. Colón 80 y provocó el largo aplauso de los bahienses que colmaron el salón de actos. Tras denunciar cada etapa del saqueo y las potencialidades del país a pesar de todo, derivó en la problemática de los recursos naturales.
El agua fue el primer punto que abordó recordando que de todas las aguas del planeta, sólo un 3% es potable y que por eso hay continentes y países enteros que la buscan.
De ese 3% las dos terceras partes está en los glaciales. Son la gran reserva de agua potable de la humanidad, se renuevan. Por eso es repudiablemente extraordinario que la presidenta de la Nación haya vetado hace muy pocos días una extraordinaria ley de protección de los glaciales argentinos frente a los avances destructores de la gran minería a cielo abierto, protestó Pino (véase en la contratapa de esta edición la carta de Adolfo Pérez Esquivel).
La ley fue votada por unanimidad en ambas Cámaras: burla al parlamento, burla a la democracia y acá estamos hablando del agua que vale más que el oro estimados amigos. Sin agua no hay vida ni naturaleza, en consecuencia, cuesta entender que se haya volteado una ley que fue construida con informes de organismos nacionales fuera de todas sospechas.
Solanas evidenció que detrás de la medida está el lobby minero, las grandes corporaciones internacionales que desembarcaron en el país a partir de la reforma minera de los años 90 financiada por el Banco Mundial.
Esas leyes cuando uno las lee sale convencido de que las escribieron las empresas, son un atentado contra la Nación. Están libres de todo impuesto, hasta del impuesto al cheque o al gasoil. De las ganancias pueden descontar las inversiones pero como las inversiones en minería se siguen haciendo todos los años, no las pagan.
Lo más escandaloso es que producen, al igual que las petroleras, sin control de autoridad pública. El oro y sesenta metales más que van en el llamado barro metalífero se exporta de la Argentina a simple declaración jurada. Casi todos esos metales se usan en la ciencia y en la metalúrgica, combinación y búsqueda de calidades para las industrias de punta: espacial, bélica y tantas otras, son superconductores. Todos van en ese barro pero cotizan sobre lo que declaran de oro, plata y cobre.
Además, las mineras no están obligadas a ingresar las divisas de esas ventas y exportaciones. Pueden dejar el 100% en el extranjero. Eso no lo puede hacer ni la Ford en la Argentina, todo se exporta, se factura e ingresan las divisas al Banco Central.
Esto es saqueo puro, es Potosí. No están obligadas a industrializar nada en Argentina. Las petroleras casi igual, el 70% de las divisas de exportación queda afuera. Nos estamos quedando sin petróleo porque las petroleras no cumplieron con los contratos de las concesiones, no hicieron inversiones de capital de riesgo para salir a buscar nuevos pozos. Se chuparon los 36 años de reserva de gas que teníamos y los 25 o 26 años de reserva de crudo. Sin reponerlo como es obligación. Saqueo puro, grito el visitante
La renta del petróleo y la minería en Argentina supera los 40 mil millones de dólares, Por eso decimos que no tiene problemas de futuro. Tiene todo, recuperándolo para la Nación, volviendo a lo que fuimos durante 80 años en petróleo, gas y recuperando la gran minería Argentina se autofinancia y suprime la inmoralidad de la indigencia y la pobreza, prometió.
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