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ALIMENTACION

ALIMENTACION
Qué ingerimos con la soja

Copete con fuente de copete
Casi todo lo que comemos hoy en día tiene soja, desde los embutidos,
los fiambres, el cacao, las golosinas, los helados, los postrecitos,
flancitos y yogures, las harinas enriquecidas con soja, los aceites, casi
todo.
Presentamos en esta nota lo que ingerimos cada vez que consumimos algún
alimento que contenga soja o sus derivados.

A 4 columnas
En Argentina
En 1996 se aprueba en nuestro país liberar al ambiente la soja
transgénica. Inmediatamente pasa a ser el cultivo principal del país, y se
transforma en un monocultivo: en lugar de aportar nitrógeno a los suelos,
como lo hace cualquier leguminosa, se ha constituido en la principal causa
de pérdida de nutrientes y de fertilidad de nuestras tierras.
Quienes apostaron a la soja la presentan como una fuente de proteínas
tan importante que es capaz de reemplazar las proteínas de la carne, de la
leche, de los huevos, de cualquier otra proteína. Aseguran que además es
barata (50 centavos el kilo). Por esta razón los grandes productores la
distribuyeron en los comedores infantiles cuando estalló la crisis del
2001, cuando los alimentos se volvieron inalcanzables para los niveles de
ingresos de la mayoría de la población, y sobre todo para los desocupados.

¿Es exactamente así?
En un documento de trabajo publicado en el año 2002 por Presidencia de
la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales de
nuestro país se comenta que la inclusión de la soja en la alimentación,
como complemento, fue útil en países con baja producción de alimentos y
cuya dieta estaba basada en maíz y arroz. En cambio, en Argentina, un país
donde se producen muchísimos alimentos, y que además tiene la mayor tasa de
ingesta de proteínas de origen animal de toda Latinoamérica (64 gramos por
habitante por día), la soja no ofrece ninguna ventaja como sustituto. Esto
es lo que sostiene dicho documento gubernamental.
Pero además, en cuanto a la proteína de la soja, tan alabada por los
intereses sojeros, ese mismo trabajo -elaborado con participación del
Ministerio de Salud de la Nación- sostiene que es cierto que el poroto en
cuestión tiene buen contenido proteico, comparado con otras leguminosas,
pero que siempre su aprovechamiento o asimilación, por parte del organismo
humano, es mucho menor al de la proteína animal, que consumimos con la
carne, con la leche o con los huevos.
La FAO, organización mundial de alimentos, dice que si a la proteína
del huevo le damos un valor de 100, a la de la soja hay que darle un valor
de 49, o sea menos de la mitad. Las proteínas de la leche de vaca, también
es siempre mejor asimilada que la de soja. Es cierto que la proteína de
soja contiene todos los aminoácidos esenciales para el ser humano adulto,
se destaca por la alta cantidad de lisina, pero es deficiente en
aminoácidos esenciales azufrados como la metionina y la cisteína.
Su aprovechamiento en el organismo es siempre inferior al de las
proteínas de origen animal, especialmente en las etapas de crecimiento, es
decir en la etapa preescolar y escolar.

Recuadro de una columna
La soja es una de los cultivos más antiguos de la humanidad. Originario
del sudeste asiático, llega a nuestro país en la década de los 70 con el
objeto de incorporar nitrógeno a los suelos, como leguminosa, y para que
participe en la rotación agrícola-ganadera muy común en esos tiempos en que
se hacía 4 o 5 años de pasturas o praderas naturales y 2 o 3 años
alternando maíz, trigo y soja.
Fin del recuadro de una columna

La soja nunca podrá reemplazar a la carne, porque el hierro contenido
en la soja posee muy baja disponibilidad, a diferencia del hierro que
contienen nuestras carnes, en especial, las producidas a pasto. Tampoco se
puede reemplazar la leche de vaca y sus derivados, con el jugo de soja,
dado el bajo contenido de éste, de calcio, fósforo y vitamina A, la
relación de calcio y fósforo es desbalanceada, y de muy pobre
aprovechamiento.
En resumen, nunca la proteína de soja puede reemplazar a otras
proteínas, de la carne, de la leche, de los huevos, del pescado; a las
proteínas que nuestro país puede producir en cantidad suficiente como para
alimentar dignamente a toda su población, y además exportar, por ser un
territorio privilegiado en cuanto a climas, extensión y suelos. Tampoco
podemos producir soja para darle de comer a nuestros niños mal alimentados,
por lo ya dicho de la dificultad de asimilación, y que puede provocar daños
irreparables.
Fin de 4 columnas

Recuadro de 2 columnas, abajo a la derecha

Asimilación
Si bien la soja tiene proteínas, éstas no son fácilmente asimilables,
sobre todo por los niños. El tan meneado poroto contiene factores tóxicos o
antinutrientes que limitan la absorción de una serie de nutrientes
reduciendo en más de un 50% su valor nutritivo, y provocando entre otras
cosas, efectos digestivos desagradables. Esto está descrito con detalle en
el referido documento de trabajo publicado en el año 2002 por Presidencia
de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Dentro de los factores tóxicos que están siempre en la soja o en los
alimentos que contienen soja, se pueden mencionar a:
– inhibidores de la tripsina: son sustancias que interfieren en la
digestión de las proteínas en el intestino, disminuyendo no sólo las
proteínas de la soja, sino también las de cualquier otro alimento que se
ingiera junto con la ella.
– fitatos: sustancia que se encuentra en el revestimiento externo del
grano, y que se une fuertemente a las proteínas dificultando su absorción,
y también interfiriendo en la absorción de minerales claves como el hierro,
el zinc, el calcio, el magnesio el cobre, limitando su utilidad biológica.
– oligosacáridos (estaquiosa y rafinosa): están presentes en la soja
pero no pueden ser digeridos por el organismo, y entonces son consumidos
por bacterias del intestino humano, produciendo gran cantidad de gases: las
consabidas flatulencias intestinales.
– isoflavonas: son otro grupo de factores tóxicos muy estudiados. Estas
sustancias son fitoestrógenos que se encuentran en forma natural en el
grano de soja. Actúan como hormonas sexuales que inciden en los ciclos y en
el desarrollo reproductivo, provocando en las niñas menarcas precoces y
adelantos de los eventos puberales, y aumento de tamaño en los órganos de
la reproducción.
Fin del recuadro de 2 columnas

Recuadro de 2 columnas, abajo a la izquierda
Des-consejo
Desde 2001la Sociedad Argentina de Pediatría desaconseja la utilización
de soja en la alimentación de niños menores de cinco años, y está
contraindicada para menores de dos años. Finalmente, para adultos, se
aconseja usarla sólo como complemento de una alimentación completa y
variada, nunca como sustituto de ninguna proteína, y en una cantidad que no
supere los 25 gramos por porción y hasta dos veces por semana.
Y a todo esto que se comenta aquí hay que agregarle toda la carga de
agrotóxicos que son aplicados en la producción de la planta de soja, y que
acompañarán al grano en toda su trayectoria.
Y hay todavía algo más, toda o casi toda la soja que se consume en este
país, es transgénica, por lo tanto, hay que sumarle todas las dudas y los
riesgos de comer un organismo artificial como es la soja transgénica.
Quedan otras dudas, como los problemas de alergias que se han reportado,
problemas de cáncer de mamas. Recomendamos que cuando lean que un alimento
tiene como ingrediente lecitina de soja, que es la proteína de soja,
recuerden lo aquí expresado y busquen otras fuentes de proteínas. Todavía
se pueden consumir leguminosas que nos aportan nutrientes naturales y
proteínas sin riesgos, tales como las arvejas o las lentejas, carne de
animales alimentados a pasto, huevos, leche y sus derivados.
Y ante la duda, consulte a su médico…

Poner imagen de las tres vacas que dicen COMAN POLLO con el siguiente
epígrafe:
Modificación. Los sojeros no contarían con el apoyo de las vacas para
imponer sus supuestas cualidades inigualables.

Fuente: www.ecoportal.net

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2011-10-25 10:11:13
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