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¿Quién vigila al vigilante?

La crisis ha tenido el raro privilegio de hacer público lo que ya mucha
gente sospechaba y algunos especialistas habían advertido. Esto no es
nuevo, desde los tiempos del cowboy que habitó en la Casa Blanca se fue
produciendo un proceso de desmonte de los controles necesarios que fue
dejando en manos del consabido “mercado” la regulación automática que la
“mano invisible” provee. Por ello, lo que la actual crisis ha colocado
sobre la mesa del debate internacional es el funcionamiento de las empresas
que se mueven dentro del “mercado financiero” y las consecuencias del
descontrol del manejo del dinero (muchas veces ajeno) que se ha dado por
esa “libertad” que han tenido y que han “sabido” utilizar en su propio
beneficio. Es decir, no sólo está el problema de la falta de control sino
que ahora se pone en cuestión toda una filosofía acerca de la libertad de
mercado: la llamada “autorregulación”.
En el mundo de los inversores las agencias calificadoras son el equivalente
de la “Congregación para la Doctrina de la Fe” del Vaticano: dictaminan la
verdad de la doctrina, en este caso la del libre mercado. Equivale a decir,
si un inversor compra determinados papeles de empresas la “Congregación
para la certificación de los valores” dice qué es lo verdadero y qué no.
Entonces, el inversor, o su agente de bolsa, compran con toda confianza las
acciones, créditos, bonos, etc., que le ofrecen el mayor lucro, con la
certeza de no cometer una herejía financiera. Sin embargo, herejes ha
habido siempre, y la codicia ciega a los más pintados. (Recomiendo ver la
película “Wall Street” de Oliver Stone para aprender todo esto).
El problema que nos ha colocado en medio de este vendaval es que la
“autorregulación” no funcionó como esperaban los hombres de fe en el
mercado (el problema de la fe es grave hoy). Es que no es nada sencillo ser
juez y parte porque no queda claro cuánto hay de juez y cuánto hay de parte
interesada. Porque esos jueces que no tienen ninguna instancia de apelación
por encima de ellos, son los elementos reguladores fundamentales en los
mercados financieros, pero no son a su vez regulados por ninguna otra
instancia pública. Estévez Araujo afirma: “Los organismos públicos no
tienen competencias para revisar sus calificaciones. Estas agencias se
rigen por un ‘código de conducta’, pero no hay ninguna instancia con poder
para fiscalizar si se ajustan o no a ese código. Se supone que lo cumplen
voluntariamente y que los ‘incentivos’ para hacerlo los proporciona el
propio mercado: es decir, el hecho de que el negocio de estas agencias
dependa de que tengan una buena reputación entre los operadores
financieros”.
De esa forma se produce la maravilla de un órgano regulador que no se
plantea el problema de quién vigila a los propios vigilantes. Acá aparece
el conflicto doctrinario: el Estado no debe meterse dentro del mercado
porque lo perturba. ¿Lo perturba en sus “andanzas financieras”? Se podría
decir que en ese caso también perturba toda actividad delincuencial por lo
que debería abolirse el poder judicial. ¿O éste está sólo para los
“ladrones de gallinas”? Según veamos quiénes pagarán por este desastre
sabremos cuál es la verdad de todo esto.
El desplazamiento del Estado fue acompañado por un criterio minimizador de
costos y de reducción de los organismos públicos, el famoso achicamiento
del Estado que tan bien funcionó desde los ‘80 hasta hoy. Como había que
economizar se eliminaron los controles porque suponían un gasto excesivo.
Así se han ahorrado los costos que derivan de la elaboración,
implementación y control del cumplimiento de normas públicas. Pero no
debemos sorprendernos, no es la primera vez que esto ha ocurrido, ni será
probablemente la última. “La autorregulación ya falló cuando en Estados
Unidos existía un sistema en el que el control de la contabilidad de las
empresas lo ejercían auditoras privadas que se auto-regulaban. El caso
Enron fue el más sonado fracaso y tuvo como consecuencia el hundimiento de
la auditora Arthur Andersen y el cambio del sistema de control de la
contabilidad empresarial”.

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2011-10-25 10:11:13
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