Al cumplirse un año más del secuestro y asesinato de Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, delegados de los obreros gráficos del diario La Nueva Provincia, se realizó un acto en la plaza donde está emplazado un monolito en las intersecciones de las calles de Millamapu que llevan sus nombres.

El acto fue realizado el pasado martes 30 de junio al cumplirse 33 años del secuestro de los trabajadores.
 “La idea no era hacer un acto que tuviera más connotaciones que la que siempre planteamos que es la de hacer memoria, y fundamentalmente la de recordar, en este caso, en un país donde la lucha de los trabajadores sigue siendo la misma de siempre. Recordar a dos que fueron cabeza de un movimiento de resistencia frente al abuso patronal de La Nueva Provincia, o sea el de defender simple y sencillamente el derecho de los trabajadores”, manifestó Eduardo Hidalgo, secretario general de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, frente a los presentes.
“La respuesta fue la que sabemos, la muerte y el asesinato de dos compañeros que siguen estando presentes en cada acto que hacemos, tanto ellos como cada uno de los muertos y de los caídos en manos de la dictadura militar.
Este acto trata de recordar ese momento, desde el lugar de la reivindicación de los derechos de los trabajadores, y volver a reponer en el hecho práctico y concreto de volver a poner una placa, y que básicamente esto se transforme en una referencia cada vez más fuerte que yo creo que de alguna manera los vecinos la deben tener en cuenta”.
Lidia Nora Logoa, integrante de la Sociedad de Fomento del barrio Millamapu, leyó un escrito de parte de la institución a la que pertenece: “Desconocíamos la historia de este monolito que tenemos emplazado en la plaza ‘Ciriaca Palau de Laspuir’, hasta que una alumna de la carrera Gestión Cultural desarrolló un trabajo de historia sobre las Marcas del Espacio y fue lo nos llevó a conocer este bien cultural que forma parte de nuestro patrimonio histórico del barrio. Es así como hemos encontrado los vínculos significativos entre preservación, conservación y la comprensión de su valor tangible que sólo se puede interpretar mediante lo intangible”.
Luego de solicitar la colaboración de las entidades representadas en el acto, para solicitar la forestación de la plaza, Logoa instó a recordar que los pueblos que pierden su historia, pierden el espejo de su vida y compartió con los presentes una frase de Leopoldo Marechal: “Muchachos, el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio, el pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria”.
Llegado el turno de María de los Ángeles Loyola, hija del trabajador desaparecido, agradeció en nombre de su familia “por recordar a mi papá, por tenerlo en la memoria y porque esto no se olvide. Agradecemos eternamente a toda la gente que está siempre acompañándonos”.

Causa abierta
En el acto, Jorge Molina, compañero de Heinrich y Loyola, comentó: “Quería agregar que este año es un año distinto porque por suerte después de 32 años, al conmemorarse el trigésimo tercero, están abiertas las causas, hemos empezado a pasar a testimoniar sobre lo que vivimos desde los años ‘73 al ‘76 dentro de La Nueva Provincia y que culminó con la quita de la vida de Enrique y de Miguel Ángel. Esperamos que las investigaciones lleguen a buen puerto y que los ideólogos y (asesinos) materiales paguen por lo que hicieron”.
Molina se refería a la causa “Investigación de delitos de lesa humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejercito Expediente 04/07 de tramite en la Secretaría de Derechos Humanos del Juzgado Federal Nº 1”, donde fueron incluidos los casos de Heinrich y Loyola.
“Ya fuimos a testimoniar, fue la viuda de Loyola (María Cristina Taylor), la hija (Maria de los Ángeles Loyola) y yo por ser compañero de trabajo, miembro de la comisión directiva del sindicato y delegado durante los conflictos”.

Testigo del secuestro
También estuvo presente en la conmemoración María Cristina Taylor, mamá de María de los Ángeles y viuda de Miguel Ángel Loyola. Taylor habló con EcoDias y manifestó su esperanza en esta nueva etapa judicial del caso.
“Espero que salga todo bien, pero es como decir un granito de arena contra semejante montaña, no sé hasta donde, porque sé que hay intereses y es una fortaleza de lo que se habla, así que no sé. Mientras tanto estamos ayudando para que eso llegue a su cauce final”.
Con respecto a su aparición en los actos y recordatorios, María Cristina aclaró que “difícil es salir en estos casos, porque emotivamente me hace mal, los años no son los mismos, o sea, han pasado muchas cosas y esto lo llevo muy presente… Se me hace difícil hablar, pero Angie (hija) me ayuda a evitarlo”.
Y su hija fue el tema que siguió: “Charlar con Angie fue difícil, hasta que no fue más grande, porque era muy sanguinario lo que había que contarle, además yo formé otra familia y tuve cuatro hijos más y tuve que manejar toda una situación, se le fue diciendo de a poco”.
Con el inicio de la causa y la toma de testimonios, María Cristina, quien estuvo en el momento del secuestro de su marido, embarazada de tres meses, tuvo que comparecer ante el Juzgado.
“Estuve declarando, fue tan largo, estuve tres horas y media. Son 33 años que pasaron, algunas cosas que se olvidan sobre todo los detalles, pero el momento del secuestro lo tengo grabado a fuego, como cuando te ponen una marca de fuego que no se olvida más”.
A pesar del dolor también quedan “recuerdos, muchos momentos, buenos recuerdos, porque era una persona muy sana, muy buena, muy humilde, muy compañero, amigote, muchas cosas buenas tenía, sobre todo era familiero, fue un gran tipo, fue un tipazo”.

La historia
Enrique Heinrich era maquinista en el sector de rotativas del diario La Nueva Provincia y secretario general del Sindicato de Artes Gráficas de Bahía Blanca, Miguel Ángel Loyola era esterotipista y tesorero, y Manuel Jorge Molina, armador y vocal de la comisión.
El 30 de junio de 1976, una patota de civil se instaló en la casa de Loyola. Lo esperaron hasta las cuatro de la madrugada, cuando terminó su trabajo. A medida que llegaban, familiares y allegados fueron maniatados y vendados.
Cuando llegó Loyola, los siete testigos del secuestro, incluida su mujer embarazada, fueron inyectados en sus brazos con una droga que los durmió en segundos.
Desde allí fueron a buscar a Heinrich, recién llegado del diario. Vivía con su esposa y cinco hijos en una casa de un dormitorio. Los chicos lloraban y la mujer intentaba detenerlos, y Heinrich pidió que no le pegaran delante de sus hijos. Se lo llevaron.
Cuatro días estuvieron desaparecidos y nada salió publicado en las páginas de La Nueva Provincia.
Recién el 4 de julio una familia encontró los cadáveres, en el sector de la Cueva de los Leones. Estaban maniatados por la espalda, con signos de torturas y destrozados a tiros. Alrededor había 52 vainas calibre 9 milímetros. No se sabe dónde estuvieron secuestrados.
Dos días después, con el título “Son investigados dos homicidios”, se publicó la  noticia en veinte líneas en el diario LNP y se mencionaba a sus muertos simplemente como que “se desempeñaban en la sección talleres de este diario”.
Única y última referencia de La Nueva Provincia al asesinato de dos obreros de sus talleres. Llamativamente, no han hecho mención en 2009 de este aniversario.

Adhesiones al acto en recuerdo de Heinrich y Loyola

Desde la Comisión de la Memoria de Río Colorado queremos estar presentes en este homenaje a los compañeros Heinrich y Loyola, asesinados impunemente por los ejecutores del terrorismo de estado, representantes de los sectores de poder que han sostenido la dictadura cívico-militar y las actuales políticas antipopulares, cómplices y corruptas. 
Queremos acompañar y estrechar en un abrazo a todos los que promueven la memoria, luchan por la Verdad y la Justicia hasta lograrlo.
«A los hermanos que nos faltan, pero navegan en la sangre para siempre»
Comisión por la Memoria de Río Colorado.

La Central de Trabajadores Argentinos Mesa Ejecutiva Chubut, sus organizaciones de base, por el presente, y al cumplirse 33 años del secuestro y brutal asesinato de los compañeros gráficos Enrique Heinrich Y Miguel Ángel Loyola, trabajadores del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, hacemos llegar nuestra mas cálida adhesión al acto que se llevara a cabo en el día de la fecha, en esa Ciudad.
(…) Justamente estos dos compañeros caídos que hoy recordamos, provenían de la dignidad del periodismo comprometido, verdadero, esclarecedor y formativo, y hoy también serían reprimidos igualmente, en principio por la pérdida de su fuente laboral, y tan brutal fue ayer, que no sólo quisieron callarlos, sino que terminaron llevándose sus vidas.
Pero lo que nunca se pudieron llevar, fue su coraje, su dignidad, su hombría de bien, por sus valores y fuertes convicciones.
Por eso, nuestras organizaciones, hoy participan, acompañan y los recuerdan; porque decimos claramente:
Podrán arrancar mil flores, pero nunca podrán parar la Primavera.
Fraternalmente a sus compañeros, a sus familiares, a sus amigos, nuestro recuerdo, por la memoria, verdad y justicia.
CTA Chubut