16 calles

Título original: 16 Blocks
Dirección: Richard Donner
Guión: Richard Wenk
Fotografía: Glenn Mc Pherson
Música: Klaus Badelt
Origen: Alemania, USA – 2006
Calificación: Apta para toco público, con reservas
Intérpretes: Bruce Willis, Mos Def, David Morse, Cylk Cozart, Jenna
Stern

Hay un par de cosas que hacen de este un film de acción particularmente
interesante, y no la usual la colección de efectos conseguidos digitalmente
o con cualquier otro artilugio. La dirección de un especialista en serio
como Richard Donner, que entre muchísimos otros trabajos realizó las cuatro
entregas de Arma Mortal, colaborando por primera vez con Bruce Willis,
único sobreviviente del nutrido grupo de “action heros” que pobló las
pantallas de músculos, desde finales de los ochenta a mediados de los
noventa.
El argumento repite la fórmula de la pareja despareja o los compañeros
a la fuerza, similar a la que Willis ya había transitado en El último boy
scout (Tony Scott; 1991), pero en tono más dramático.
Jack Mosley (Willis) está acabado como detective, y eso lo ha llevado a
alcoholizarse, o a la inversa. Hasta que una mañana le asignan una tarea
tan rutinaria como cualquier otra: debe escoltar a un preso hasta el
juzgado. Son sólo 16 cuadras, pero los pesos pesados contra los que Eddie
(Mos Def) va a testificar, la van a convertir en un infierno, obligándolos
a olvidar sus diferencias, para salvar el pellejo.
Donner acierta al contar las casi dos horas del violento, y accidentado
trayecto en tiempo real. Dando sensación de paranoia y urgencia, acentuadas
con varios planos secuencia, muy pocos cortes, y limitando los diálogos a
los estrictamente necesarios para que el policía y el joven delincuente
pasen de despreciarse a comprenderse.
Sólo se podrían objetar algunos detalles poco verosímiles, como la
“conversión” tan súbita de dos tipos duros como los protagonistas, en seres
casi angélicos, y una coda demasiado sentimental.
Los roles centrales fueron bien cubiertos por Willis; el rapero Mos Def
-si se disculpan el maquillaje del primero, y la exagerada dicción
“barriobajera” del segundo-; y David Morse como el malo de turno.
Una historia urbana de redención, que se disfruta como un revival de lo
mejor que saben hacer dos profesionales como Donner y Willis.