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100 años de su nacimiento

El Teatro Don Bosco es el más antiguo y de mayor capacidad de espectadores de la ciudad – 824 plateas y 464 pullman, aunque actualmente la capacidad se limita a 900 butacas-. Está ubicado en Rondeau 117 y fue construido hace 100 años.
La historia del coliseo se remonta al 20 de mayo de 1898 cuando el Círculo Católico de Obreros decidió edificar su sede. Para esto, compró un terreno en la calle Vieytes, que se extendía 90 metros por esa arteria hasta la calle Gorriti, y el 11 de julio de 1905 se sumó la adquisición de la esquina de calle Rondeau.
Ya en 1908 se comenzó a construir un gran salón para utilizarlo para actos, asambleas, veladas y todo tipo de eventos de la institución.
Pero las cosas cambiaron cuando se supo que luego de la función del 15 de junio de 1908 sería el cierre definitivo del teatro Politeama Argentino, la única sala que había en la ciudad. Fue allí cuando el Círculo decidió ampliar las obras de su edificio y convertirlo en teatro.

La construcción
Antes de continuar, cabe señalar que por ese entonces el Teatro Municipal no era más que una intención. De hecho fue inaugurado oficialmente el 9 de agosto de 1913.
La construcción de lo que hoy conocemos como Teatro Don Bosco, estuvo a cargo de Enrique Rays, sobre planos del arquitecto alemán José Bäuerle con una capacidad para 1200 personas distribuidas en 16 palcos bajos, 36 palcos balcón, 320 plateas y paraísos.
Su inauguración debía realizarse el 19 de marzo de 1909, pero no pudieron entenderse el empresario, el Círculo y el constructor, resultando que el empresario protestó por ante escribano público, por falta de cumplimiento de contrato. El Círculo rescindió ese contrato el 23 de marzo y a fines de ese mes alquiló el Teatro a la empresa Riva y Schiafino, que para la inauguración contrató una compañía de opera, dirigida por Tito Poggi, con la soprano Juanita Capella, el tenor Novi y el maestro Napoleone Liska como director de orquesta.
Fue tal la inversión monetaria del Círculo en la obra que no pudo siquiera inaugurar el edificio. Primero lo concesionó y poco después debió sacarlo a la venta.

Una apertura con problemas
El debut fue fijado para el día 13 de abril de 1909, pero el Círculo presentó recién ese mismo día la solicitud de apertura, solicitud que recibió una negativa de la Municipalidad, por no encontrar la inspección en buenas condiciones al local.
La resolución fue de clausura antes de abrirle al público que debió retirarse por la noche, al encontrar sus puertas cerradas.
Como sucedía en épocas remotas, fueron tantos los pedidos de los más reconocidos habitantes de la ciudad que el mismo intendente salió públicamente a revocar la medida y permitir la apertura de la sala al día siguiente: ese 14 de abril de 1909, las luces del teatro se encendían frente al público por primera vez.
La inauguración contó entonces con la puesta en escena de la obra Aída. El público, numeroso, salió bastante desencantado respecto al Teatro en sí, pues una buena parte de las plateas quedaron destrozadas esa misma noche debido a que sus asientos y respaldos eran de… cartón.

Fin de la primera temporada
Sin embargo, la primera temporada fue muy buena, como puede verse por la cifra de 16.811 pesos registrada en boletería por las 10 funciones conformadas por las obras Aída, Lucia, Rigoletto, Trovatore, Carmen, Tosca, Travista, Un ballo in maschera, Caballería y Gioconda.
Al finalizar su labor, cuando la compañía de ópera se retiraba por la estación de trenes, el maestro Liska fue agredido por un violinista despedido llamado Eduardo García, que le descerrajó cinco tiros: dos de ellos hirieron al maestro y otro a un pasajero. Las heridas de Liska eran relativamente graves, pero sin comprometer su vida.
En cuanto se retiró esta compañía la inspección notificó al Círculo que debía poner al Teatro en buenas condiciones siendo unas de de sus obras complementarias, una escalera exterior de hierro para dar al paraíso otra salida.
El 12 de octubre de 1909 hizo su aparición una de las compañías más completas y formales de esta época, las operetas de Lahoz, que debutó con Geisha, siendo tratada por la prensa como “la mejor que hubiera venido a Bahía Blanca”
El 2 de abril de 1910, el administrador Manuel Iriart partió a Buenos Aires para comenzar el trato de la venta del Teatro y así fue que el 25 de abril el Teatro Colón pasó a manos del presbítero Juan Anzola por la suma de 217.041 pesos moneda nacional.
El primer paso de los nuevos dueños fue contratar la Compañía de Operetas de Zucchi y Ottonelli que si bien ya no estaba a la altura de años anteriores, bien valían la pena de ser vistos. Este aspecto se vio reflejado en las entradas agotadas varias noches durante su presentación.
En 1913 el teatro dejó de funcionar y sus instalaciones fueron ocupadas por el Colegio San José.
Recuperó su destino original en 1917, cuando un nuevo empresario contrató a la Compañía Beltri.

No más teatro

Luego de una serie de espectáculos variados, desde ilusionistas, conferencias de escritores y operas, como decíamos el teatro sufre algunas modificaciones y es destinado a colegio con el título de Colegio San José.
A pesar de que las finanzas fueron empeorando se continuó dando algunos conciertos esporádicamente, pero ya había perdido por completo el carácter de teatro.
De esta manera es como el sacerdote Carlos Pesce decidió comprarlo. La compra figura en la escritura 86 del 17 de marzo de 1922, y por donación de Radix S. A quedó bajo dominio de la Institución Salesiana como consta por escritura Nº 375 del 30 de diciembre de 1968.
El 10 de abril de 1959 se adquirieron 300 butacas de segunda mano, bajo la administración del párroco Pedro Pablo Schmidt, siendo el 30 de junio de 1962 la inauguración del reformado “Teatro Don Bosco”.

Cine
El cine fue otra de las actividades, quizás una de las más recordadas por los bahienses.
La mayor parte de los datos históricos brindados hasta aquí fueron suministrados por Pablo Acosta, un colaborador del teatro que trabaja allí desde hace 26 años. Ingresó al Teatro Don Bosco el 10 de diciembre de 1983, cuando con sus 12 años comenzó con la tarea de acomodador del cine que se ofrecía exclusivamente para chicos, los sábados y domingos en el horario continuado de 14.30 a 19.30 hs.
“En esos años se proyectaban dos películas y se volvía a repetir la película que se consideraba de mayor convocatoria. Recuerdo que los padres dejaban a sus hijos a la hora de inicio de la primer película y nos preguntaban a qué hora ‘cerraba’ el cine para ir a retirarlos, los chicos de esta manera estaban ‘obligados’, de cierta forma, a ver dos veces una misma película, y los padres estaban totalmente tranquilos que eran bien cuidados ya que no permitíamos que dejaran la sala si no los retiraba una persona mayor. En muchas ocasiones esperábamos a los padres “olvidadizos” que llegaban varios minutos después de terminada la función. Alguna de las veces con la entrada se obsequiaba helados y también se sorteaban muñecas, pelotas de fútbol y, en el mes del Día del Niño, bicicletas”.
Las funciones en esa época eran con una pantalla gigante y dos proyectores en las mismas condiciones, que dicho sea de paso todavía están y funcionan. Por caso, el año pasado, cuando la gira nacional de la película de Luca Prodan, una de las leyendas del rock nacional, fallecido en 1987, pasó precisamente por el Teatro Don Bosco, no fue un espectáculo más. Para el evento, se utilizó la pantalla gigante que aún se conserva de las funciones de hace tantos años atrás.
“Fue muy emocionante, sobre todo para algunos de los colaboradores del teatro que recordaban las funciones de cine a las que venían cuando eran chicos. Era un cine comercial como los de ahora”, comentaban Martín Lezcano y Julio Román, administradores actuales del teatro.
“En otra oportunidad, en momentos que se proyectaba una película norteamericana, en una de las escenas el actor principal ingresaba en un bar en el cual había una chica bailando de espaldas, sobre una tarima, que al darse vuelta, sólo por unos pocos segundos, dejaba ver su busto desnudo. Esto se apreció únicamente en la primera función, ya que en las siguientes el operador de proyección, en el momento de esta escena, colocaba muy hábilmente un cartón por sobre el lente para evitar que la imagen se proyectara. Lo que sí se escuchaban eran los silbidos de los chicos más grandes que veían censurada la parte, tal vez, más esperada por ellos”, recuerda Acosta.
“No se recuerda solamente las películas, sino los clásicos intervalos donde los chicos corrían a comprar el maní con chocolate que se vendía en el buffet del teatro. Hoy las cosas cambiaron, pero los intervalos siguen siendo para ir al buffet, esta vez para comprar pochoclos”.

Últimas modificaciones
Las reformas más importantes se hicieron en el año 1962. Antes de esa fecha, la sala principal del edificio en vez de butacas contaba con sillas de madera y palcos, sin pulllman. Luego de la reforma, tomó la forma actual. Todo se conserva con la estructura original, fachada, interior y sector de oficinas, boletería y buffet.
Su fachada, con influencias neoclásicas, pero también algunos detalles art nouveau, conserva todos sus lineamientos originales, incluso su revoque símil piedra, siendo así uno de los edificios más valiosos del patrimonio bahiense.
 
Una fila menos
 “En 1990 se presentó la banda de rock Los Ratones Paranoicos, dando un recital que por algún motivo no conformó a los jóvenes que fueron a verlos, y en un momento determinado comenzó una pelea entre una de las personas de seguridad del grupo y un espectador, que se generalizó en las primeras filas, en el paraíso, e incluso llegó sobre el escenario. El recital se dio por concluido después de destruir por completo la primera fila de 14 butacas. Al día siguiente se procedió a verificar las condiciones en las que habían quedado las butacas que se encontraban rotas para poder evaluar la reconstrucción, en su mayoría estaban totalmente dañadas, inutilizables, incluyendo las patas que las sostiene que son de fundición. Lo más extraño fue que al recontar las butacas, faltó un respaldo, así es que alguien se lo llevó como souvenir del recital. Desde ese momento el Teatro cuenta con una fila menos”, pormenoriza Pablo.
En 1997 se retapizaron la totalidad de las butacas de las plateas bajas (824) plantificándose el piso parquet, pintando paredes interiores y colocándose un alfombrado sobre ambos pasillos hasta el escenario
Los cambios actuales, la menor cantidad de butacas y las modificaciones internas como instalación eléctrica y salidas de emergencia, tienen que ver con normas de seguridad que exige la Municipalidad.

La actualidad
Hoy en el Teatro Don Bosco, trabajan quince personas durante los eventos, entre cortadores de entradas, boletería, limpieza y mantenimiento.
La mayor parte de los espectáculos que se exhiben en la sala tienen que ver con espectáculos musicales, presentaciones de escuelas de danzas, obras nacionales, solistas, bandas e infantiles.

Firpo
Las historias y nombres que se presentaron en la sala son variadas, tanto que incluso en su escenario se disputaron peleas de box.
Corría el año1921cuando se realizó la exhibición del campeón argentino de los pesados, “El Toro Salvaje de Las Pampas”, Luis Ángel Firpo, apenas dos años antes de aquella pelea en la que sacó del ring al campeón mundial, en ese momento Jack Dempsey.

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2009-05-30 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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