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Una búsqueda comprometida
“A qué me quiero dedicar, cuál es mi vocación, qué carrera representa mis intereses”, son algunos de los interrogantes que tanto jóvenes y personas adultas intentan contestar para construir una profesión u oficio.
Categoría: Educación

“A qué me quiero dedicar, cuál es mi vocación, qué carrera representa mis
intereses”, son algunos de los interrogantes que tanto jóvenes y personas
adultas intentan contestar para construir una profesión u oficio.

La obligatoriedad educativa insta a que 13 años estén dedicados a estudiar,
un trayecto largo que abarca desde la última sala de Jardín de Infantes hasta
el 6° año de la secundaria. El camino intenso presenta un corolario, un final
en la elección de una carrera, que devendrá en una vocación, en un trabajo, en
una entrega social. No solo puede ser una carrera universitaria o terciaria,
también hay que contemplar la posibilidad de una preparación técnica que se
convertirá en una salida laboral más rápida.

Inicio de un camino
“El último año de la secundaria es un buen momento para elegir una carrera
porque surge el desprendimiento de la finalización de los estudios obligatorios
y se le da la mano a un proyecto de vida propio”, reflexiona Cristina
Aristegui, psicopedagoga quien realiza orientaciones vocacionales. La
adolescencia genera un estatus social, “el egreso de la secundaria plantea otro
estatus nuevo dentro del círculo social y cultural, con esto llega el planteo
de una búsqueda”. Es bastante habitual, que los jóvenes realicen consultas
respecto a sus vocaciones porque la decisión es muy importante, una etapa
termina y otra comienza. “Hay que tener en cuenta que es un proceso, vivimos en
tiempos donde la instantaneidad predomina, por lo tanto, es interesante
realizar algunos recorridos y consultas en el transcurso de 5° año, de esta
forma se tendrá un panorama de las posibles opciones”. De allí, el rescate de
las muestras de los institutos terciarios de la ciudad, como así también, la
muestra de carreras organizada por la Universidad Nacional del Sur junto a
otros organismos educativos locales.
Los tests vocacionales orientan y acompañan el proceso,
son sólo herramientas al servicio de la orientación vocacional”, define la
profesional, que asegura que es un espacio de reflexión, de relación vincular.
“Proporcionamos recursos para exteriorizar, poner en palabras las expectativas,
los temores y elaborar el conflicto vocacional. Conflicto que muchas veces no
surge por la incertidumbre adolescente, sino también por las exigencias
familiares, el peso social en referencia al status socio económico de las
carreras”. La vista puesta en el mercado laboral, en las demandas y las
valoraciones en relación con el dinero, no son facilitadores a la hora de
elegir, porque la marca del camino en las elecciones está en otro sitio, dentro
de los y las estudiantes, el deseo nunca será equivocado. “El contexto en esta
elección también tiene su influencia, debido a las transformaciones sociales,
culturales y económicas, que van marcando cambios en la relación entre estudio
y trabajo e intereses de los jóvenes acorde a dichos cambios”, este horizonte
surge en el instante mismo de la consulta y debe ser tenido en cuenta.

Intervenciones
Las características de la personalidad juegan un
papel importante, dentro de las elecciones se abren un abanico de
posibilidades, desde allí se pueden visualizar varias opciones, por tal motivo es
primordial escuchar a cada uno en su singularidad, posibilitando el
cuestionamiento para poder ayudar a construir su propio deseo. “Los padres
pueden acompañar el proceso de elección, en el mejor de los casos sin
interponer su propio deseo, porque lo interesante es el descubrimiento del
deseo de quien hará la elección”.
Un punto a tener en cuenta, aunque no es determinante, es el conocimiento de
las áreas en las cuales encontramos fortalezas y dificultades, “durante nuestra
trayectoria podemos potenciar nuestras habilidades aún más, e incluso encontrar
áreas de interés que hasta el momento desconocíamos”.
En el proceso de orientación, se trabaja lo individual, “destacamos
el autoconocimiento, la persona tiene que conocer sus intereses, sus aptitudes,
las expectativas frente al futuro, sus temores. Todo esto permite definir más
claramente quién quiero ser”.

Cuando se piensa que se eligió mal la carrera hay que
ver para quién se eligió. “También se juega el estatus que la carrera tiene,
por eso, en la consulta vocacional se indaga sobre qué expectativas y qué
deseos se tomó la decisión. Se pueden abrir preguntas tales como qué quiero,
qué me gusta, qué habilidades y dificultades tengo, quién quiero ser”. Asimismo
existe la opción de la reorientación, las nuevas elecciones y los cambios son
parte del proceso, “hay posibilidades de ir construyendo y deconstruyendo en el
trayecto, esto es crear y recrearse a sí mismo, es un proyecto de vida en el que
nunca se termina de aprender”. La construcción de un proyecto profesional es
parte de la construcción de un proyecto de vida, asunto complejo de elección y
construcción de dicha elección, implicando el análisis, la reflexión, el cuestionamiento
sobre uno mismo, sobre aquello a lo que se aspira, a lo que se proyecta, espera
y piensa en la vida.

Una etapa más
Los tests vocacionales consideran momentos específicos que ayudan a los y
las estudiantes a concretar esta búsqueda. En primera instancia, se realiza una
exploración de expectativas propias, deseos, también se ponen en juego las
oportunidades que la persona tiene, dentro de su realidad socio-económica, esto
ayuda a acotar las elecciones. “Brindamos un contexto de reflexión y
actividades que den espacio y tiempo para replantear los conflictos, las crisis
de identidad y de ideales, las problemáticas sociales y laborales”, describe
Aristegui.
La otra instancia comprende el conocimiento de la realidad laboral del medio en
el que se está inmerso, “es la etapa de la información, de las elecciones
posibles, donde se brindan datos sobre carreras, universidades,
complementándolo con entrevistas a profesionales”. Las personas idóneas
brindarán datos sobre las áreas de interés, la incumbencia del título, las
salidas laborales, las actividades a realizar, los ámbitos de aplicación, “esto
permitirá anclar con lo real y combatir las fantasías con respecto a la
identidad profesional de las carreras que suelen surgir en los estudiantes”,
una bajada que anuda el deseo con la posibilidad. “Nuestra tarea como
orientadores es acompañar el aprendizaje de los consultantes sobre sí mismos y sobre
la realidad ocupacional, para construir su propio proyecto personal”.

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2019-01-30 00:00:00
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