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La libertad como derecho humano
Categoría: Educación

“La libertad es vuestra única riqueza: ¡deben gritarla! ¡deben aullarla! Cada vez que un hombre reclama libertad es como un sol para sus hermanos. Los que están al servicio de la libertad no morirán jamás. Son la luz de sus semejantes” (Monseñor Oscar Romero, en el entierro de un campesino asesinado).
 
La libertad
La palabra libertad está demasiado gastada. En nuestros días se le ha exaltado tanto que casi se ha convertido en una palabra vacía. Y, sin embargo, todos los hombres suspiran por ser libres. No hay idea ni palabra más universal, aunque por ellas se entiendan cosas muy diferentes. Se le emplea como supuesto, como medio y como fin, la invocan los que la limitan y los que la promueven; los dominadores y los dominados: “¡Libertad, cuantos crímenes se comenten en tu nombre!”.

Pero, ¿qué es libertad?
Es una propiedad de la voluntad por medio de la cual las personas tienen la capacidad de elegir y actuar.
Libertad física: en este primer nivel de la libertad se trata de la simple posibilidad corporal de actuar. El que no está atado puede caminar, el que no está encarcelado puede ir adonde quiere. En este sentido, la libertad física se aplica aun a los animales. Y así decimos que un pájaro es libre cuando no está enjaulado.
Libertad de acción: consiste en no sufrir coacción. El diccionario define la coacción como “la fuerza que se hace a una persona para que haga o diga algo”. La coacción o violencia puede ser interna, como el miedo o las drogas, o externa, como la fuerza física. Cuando hay coacción, entonces no hay libertad.
Libertad de elección o psicológica: consiste en que nuestras decisiones pueden dirigirse a cualquier dirección. Es decir, consiste en que podemos optar por esto o aquello, sin obligación de escoger algo determinado. Si algo nos atrae poderosamente tenemos la facultad de dominar el atractivo y tomar una decisión hacia un objeto menos atractivo.
Aquí está la esencia de la libertad: la autodeterminación, el dominio del acto propio. No basta que el sujeto no está determinado por nada, es necesario que él mismo se determine, que sea el autor de su acto, la causa de su actividad, que se dé a sí mismo los motivos de su actuación.
Libertad ética o moral: es la capacidad de elegir entre los distintos bienes que se le presentan a la persona humana. Y hacerlo con plena conciencia. Poder decidir entre lo que es mejor y lo que no lo es, a pesar de las propias conveniencias y de acuerdo con ciertos principios, es una señal de la libertad como propiedad exclusiva del hombre.
Nadie puede negar que la humanidad progresa creativamente en la historia. El ser humano progresa porque es libre, porque su capacidad de creación lo impulsa a superar los condicionamientos y a superarse a sí mismo, a intentar nuevas formas de vida y a trasformar el ambiente que lo circunda.

¿Es absoluta la libertad?
La libertad no es ni puede ser absoluta. Y aquí está precisamente el primer límite de la libertad: es humana. Ella tiene los mismos condicionamientos personales y circunstanciales que tiene el ser humano.
También, en el orden de las cosas externas a la persona humana, hay muchos factores de influencia pero no llegan a determinar al ser humano en su actuar libre responsable. Tanto los factores económicos, como sociales, culturales, de tipo político, educativos y aun teológicos, influyen, pero no destruyen la libertad humana.
Por eso el ser humano se le educa para la libertad. La persona aprende a ejercitarse en la libertad: a través del aprendizaje, de mi experiencia y de mis sucesivas elecciones voluntarias, conscientes y responsables, es como me voy formando en el ejercicio de la libertad.
Pero si la libertad no es absoluta, ¿qué relación hay entre ella y la vida social?
Aunque la libertad es necesaria para la autorrealización personal, no basta porque el hombre es esencialmente social: necesitamos de la convivencia y de la colaboración de los demás. De ahí la necesidad de que la organización política, los poderes democráticos y legítimamente constituidos, como por ejemplo el Estado, ordenen el ejercicio de la libertad. Y que lo hagan con vistas a la realización del bien común total.
El estado legítimo, por tanto, tiene la facultad de limitar los derechos de los individuos con vistas al bien común. Pero como su fin es procurar ese mismo bien común, jamás puede impedir totalmente la libertad, como tampoco puede permitir que cada individuo haga lo que le venga en gana, porque una libertad total -en el sentido salvaje de hacer lo que me da la gana- se convierte en anarquía y violencia. El estado está, entonces, obligado a reconocer, respetar y tutelar la libertad de las personas a fin de que su ejercicio no lesione el disfrute de los derechos y el cumplimiento de los derechos y el cumplimiento de los deberes de los demás. La libertad se convierte, entonces, en un derecho.

La libertad como derecho humano
Como derecho, la libertad va íntimamente unida a la responsabilidad.
En la larga historia de las luchas de la humanidad por el reconocimiento y el respeto de los derechos y de los deberes intrínsecos de las personas, que expresan su eminente dignidad, la libertad ocupó, siempre, el primer lugar: la meta ha sido que las personas, las instituciones, las sociedades y los Estados afirmaran su convicción sobre este derecho humano fundamental.
A pesar de este reconocimiento ya universal, la libertad del ser humano, y muchos de sus otros derechos no menos decisivos, sigue siendo pisoteada. Muchos grupos humanos sufren dominaciones arbitrarias, sujeciones despóticas, y a veces, hasta con una aceptación dolorosa de parte de los oprimidos.
¿Por qué sigue siendo esto así? ¿Por qué no todas las personas o grupos asumen de frente el reconocimiento y la defensa de la libertad? Porque la libertad es libertad de opción… porque puede negarse uno mismo o negar a otros el ejercicio de este derecho humano fundamental… porque no hay educación en y para los derechos humanos más fundamentales…

Esta es nuestra tarea: Contribuir al reconocimiento, defensa y promoción de la libertad allí donde estemos y con los medios honestos que tengamos a la mano.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, que es el instrumento más acabado sobre los derechos y los deberes humanos fundamentales, no solamente reconoce la libertad como un derecho, sino que la explicita en varias libertades muy concretas y particulares. Algunas de ellas son:
– El derecho a la libertad: la negación de la esclavitud y de la servidumbre.
– El derecho a la protección de la libertad personal.
– El derecho a la libertad de opinión y de expresión.
– El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
– El derecho a la libertad de residencia y de circulación.
– El derecho de rectificación y de respuesta.

Libertad personal
La libertad personal es uno de los derechos más importantes que tiene el ser humano. Este derecho garantiza a las personas que puedan andar libremente y que puedan ir de un lugar a otro dentro de su propio país, siempre y cuando se respeten las leyes.
Pero a veces suele pasar que las autoridades de un país le impiden a una persona este derecho. Y suele ser sin causa alguna legítima.
Por ejemplo: Cuando a una persona la mantienen encarcelada por tiempo indefinido sin que sepa cuál es la causa; o cuando una persona detenida, legítima o ilegítimamente, es maltratada o torturada; o cuando no se permite a familiares o a los abogados del detenido que lo vean; o cuando en una institución de gobierno se retiene a alguien contra de su voluntad.
En esos casos a la persona se le está impidiendo su derecho de libertad personal. Y tiene entonces derecho de defenderse y pedir que se lo proteja contra esos abusos. A la protección legal con que cuentan las personas para defenderse en esos casos se le da el nombre de Derecho de habeas corpus o también Derecho de exhibición personal.
Este derecho consiste en una solicitud que se envía a un juez para que se ocupe de proteger a la persona que ha sido maltratada en su libertad personal. Para esto no se necesita cumplir con nada especial, ni siquiera con un abogado. Cualquier persona lo puede solicitar y se puede presentar en cualquier clase de papel, y se puede escribir a máquina o a mano.

Libertad de opinión y de expresión
Pocas libertades provocan tanto conflicto en el mundo contemporáneo como la llamada libertad de expresión o de opinión cuya presentación más plástica la constituye la libertad de prensa.
Es uno de los derechos humanos más fundamentales y más reconocidos en los grandes documentos de los Derechos Humanos.

Actividades
Investigar
Para enriquecer la comprensión de la Declaración Universal de los Derechos Humanos los alumnos pueden realizar una investigación bibliográfica para luego contestar:
¿Cuál es el origen histórico de la Declaración Universal? ¿Cuándo y cómo nació? ¿Por qué?

Investigar y Compartir
¿Conocemos algunas figuras internacionales, continentales, nacionales y locales que se destaquen por su lucha por la libertad, la paz y los derechos humanos en épocas recientes y en la actualidad?
Se buscará información sobre su vida, sus ideas y sus aportes a la causa de los derechos humanos.

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2006-03-25 00:00:00
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