Por decisión del municipio y en convenio con la Fundación ARCOR se aplicará la
herramienta Educómetro, método estandarizado para medir las oportunidades
educativas comunitarias de niñas, niños y jóvenes de la ciudad. Los resultados
serán un compromiso para el actual gobierno local en la toma de decisiones de
políticas públicas interinstitucionales.

En el mes de septiembre, el secretario de Políticas Sociales, Fabio
Pierdominici, presentó los detalles del convenio rubricado entre el municipio y
la Fundación ARCOR para la aplicación de la iniciativa Educómetro. “A partir
del acuerdo tendremos una herramienta en la cual basarnos para poder detectar
fortalezas y debilidades en el sistema educativo a nivel local, estos eran
datos que antes no teníamos”, expresó.
Morena Rossello, subsecretaria de Promoción y Educativa explicó que “esta
metodología, certificada por ISO9001, permite detectar las oportunidades
educativas comunitarias, las necesidades, los bienes culturales que favorecen
el desarrollo de los chicos y las ofertas que existen a nivel municipal,
educación formal y no formal en la ciudad para unificar criterios y contar con
toda la información poder planificar el desarrollo educativo”.
“La infancia es la medida es la frase que define
a Educómetro”, anuncian desde el blog institucional. Sabrina
Domínguez, representante de la Fundación, agregó que “es una herramienta
metodológica diagnóstica, una vez que tengamos los resultados de este
diagnóstico es fundamental el compromiso del municipio para trabajar las áreas
más débiles y fortalecer y capitalizar lo que ya se tiene, llevando a cabo
políticas públicas al respecto”.

Aplicación
Educómetro es una iniciativa de la Fundación ARCOR y se creó en 2010 bajo
la premisa de valorar la infancia como eje central de una comunidad y, desde
esta mirada, repensar los lugares destinados a la educación de la niñez y la
adolescencia. Las primeras localidades que implementaron esta herramienta
fueron Jesús María, en la provincia de Córdoba y Recreo en Catamarca.
El instrumento realiza un diagnóstico integral sobre las posibilidades de
acceso a la educación que tienen los chicos y las chicas de una comunidad
determinada. Los resultados que arroja esta medición posibilitan el diseño y
puesta en marcha de políticas y prácticas interinstitucionales de inclusión
social adaptadas a las necesidades educativas y de desarrollo integral infantil
y adolescente. La metodología diseñada para ser aplicada en pequeñas y medianas
localidades por parte de todos los actores vinculados con la educación y la
infancia; es decir, autoridades municipales, provinciales o nacionales,
referentes barriales, organizaciones de la sociedad civil, profesionales y
promotores sociales, entre otros. En los últimos años, más localidades de
Argentina incorporaron la metodología con el objetivo de conocer las
oportunidades educativas que ofrece su comunidad para de esta manera intervenir
social y políticamente. Estas son: Colonia Caroya en Córdoba, San Isidro de
Lules y Río Seco de Tucumán, Salto, San Pedro y Luján en la provincia de Buenos
Aires, Junín y San Martín de Mendoza y Choele Choel como punto de Río Negro. En
avanzado diagnóstico están Unquillo, Alta Gracia, Arroyito, Villa Soto y Nono
en Córdoba, Puerto Rico y Garuhapé en Misiones, Firmat en Santa Fe, San José de
Entre Ríos.

Etapas
El municipio empezará a realizar el recorrido propuesto por el instrumento,
en la primera etapa deberá involucrar a personas interesadas en realizar la
aplicación y otorgarle la correspondiente capacitación. El proceso está
acompañado por la entidad que lo propone. “Al momento de decidir trabajar en
una localidad y poder hacer la aplicación de Educómetro es condición que esté
participando la municipalidad no solo con su manifestación sino también con su
participación en términos concretos y también que podamos ir invitando y
sumando a otras instituciones” explica en el video institucional Santos Lio,
gerente de la Fundación. La iniciativa trabaja sobre cuatro dimensiones:
condiciones significativas del contexto socioeconómico, de la infraestructura y
del capital social local; situación educativa en el sector formal local, educación
no formal: oferta y resultados y otras políticas y programas sociales locales y
gasto público destinado a la infancia y adolescencia.
Con posterioridad, una vez tomados los datos y realizado el trabajo de campo el
momento se transformará en comunitario. “En esta etapa la idea es que la
comunidad no sea receptora pasiva de la información producida desde afuera y
que los actores institucionales participen activamente de esta etapa entrando a
la cocina de la información, esto significa que intervienen en el análisis y en
la explicación, en el establecer relaciones con la información y la vida
cotidiana de los niños que la habitan” apunta Javier Rodríguez, coordinador de
Desarrollo institucional. “En la mayoría de las
experiencias aparece la falta de espacios de participación en los que niños y
jóvenes son protagonistas y la necesidad de orientar los servicios que brindan
los municipios en torno a la primera infancia. Otro de los temas recurrentes es
l ausencia de espacios de participación para los niños y para los jóvenes,
creemos que la condición ciudadana de los niños debe ser promovida a nivel local
y es un elemento que puede ser trabajado, si bien hay diferencias es una
constante como resultado de las aplicaciones”. Según Rodríguez, “los municipios
tienen un rol preponderante, habilitando parques y plazas públicas para el
encuentro social y para la promoción de la vida activa y de prácticas
corporales y motrices en un contexto donde esto es cada vez más necesario”.
El siguiente paso es la publicación de los datos obtenidos e interpretados. “El
taller de socialización implica poner lo público en la información obtenida, generar
allí una instancia de discusión y análisis sobre las problemáticas detectadas,
ponerle nombre propio”, suma Mónica Camisasso, integrante del grupo ARCOR. “Y a
partir de allí generar una serie de sugerencias en términos de nivel de acción
para que como conjunto comunitario a través de gestiones locales asociadas
puedan permitir la implementación de líneas de trabajo, de políticas y de
programas que sean en pos de mejorar la educación y las oportunidades
educativas de la infancia”.

Cuestionable
“Al ser un instrumento de evaluación de la comunidad y que no tiene que ver
necesariamente con las gestiones en particular, sus dimensiones en el tiempo no
tiene límite, creo que cualquiera que pueda venir dentro de 20 años y se basa
en el diagnóstico que ocurrió en un tiempo anterior le da al instrumento una
potencialidad en el tiempo muy importante”. Como toda herramienta de medición,
el Educómetro servirá para dar cuenta de un estado de situación a nivel
municipal, aunque las interpretaciones y las acciones a llevarse a cabo tendrán
que ver con los actuales contextos socioculturales y los recursos económicos y
humanos puestos a disposición para paliar las carencias según sean las
decisiones políticas e institucionales.
“Si anhelamos que nuestra comunidad se desarrolle es imprescindible mirar a la
infancia. El desafío será construir políticas públicas interinstitucionales
basadas en lo que nos devuelve esa mirada. Este es el aporte de Educómetro. La
invitación es a transitar juntos el camino hacia un futuro donde todos los
chicos y chicas vean efectivizados sus derechos”. La intención es muy buena, una
vez más, la herramienta no es mala o buena en sí misma, su eficiencia dependerá
de la mano humana que la ponga a su servicio.