La escritura es un atributo humanizante, si se
practica desde los inicios de la infancia puede generar hábitos gratificantes
vinculados con la literatura. Claudia Rosujovsky es la docente encargada de facilitar
lecturas y palabras para niños y niñas de 8 a 12 años.
“La esquina doblada”
es un nombre curioso, podría ser una marca en la hoja de un libro o la intriga
despertada para apurar el paso y ver qué pasa más allá. “Recién la semana
pasada fue el tercer encuentro con los chicos, estamos trabajando lindo”
introdujo Claudia Rosujovsky. “El taller lo organicé para chicas y chicos de 8
a 12 años, es una franja enorme para trabajar en literatura porque a diferencia
de la clásica y en la esfera de literatura y lengua es posible estar frente a
un chico que se fascina con un libro más para adolescente y de pronto otro le
gusta más un fanzine”.
Una cita
Respecto al grupo convocado, la tallerista asegura que “es una franja de edades
un poco amplia, pero a la vez para hacer la convocatoria a la Biblioteca
Rivadavia era necesario ampliar un poco”. El taller literario es coordinado por
Rosujovsky, docente del área con experiencia en bibliotecas populares y en la
Escuela de Estética, “tenemos pensado que sean 9 encuentros”.
“Tomamos un repertorio de lecturas de lo más variada de encuentro en encuentro,
crear un espacio de socialización de esas lecturas, nuevos momentos de trabajo
en forma individual, ahí hago la propuesta de la actividad de escritura”. En el
último encuentro se trabajaron fragmentos de un autor de literatura infantil y
otra lectura, fragmento de una novela, “cuando llegan chicos de 7 u 8 años y de
12 años suelo hacer una separación de lecturas porque es demasiada la
diferencia etaria, además como recién estamos empezando se van sumando chicos
en cada entrega”. Después de la lectura de ambas propuestas, “elegí cuatro
personajes y la idea era que ellos reconstruyeran o inventaran o completarán la
historia, ya que no conocían la historia completa, entonces la modalidad es ir desde
textos diversos y después innovar en las propuestas de actividad, “sí, respetar
las ganas y tiempos de cada uno”.
Motor
El motivador está presente en el taller, después llega la etapa de hacer
presente la escritura, “ahí está el trabajo del coordinador para poder
acompañar a cada uno de una manera lúdica y creativa de acuerdo a lo que cada
chico proponga”. El rol de la tallerista es acercar lecturas que no conozcan,
con una hora y medio de trabajo creativo. “Cuando nos conozcamos un poco más
saldrá alguna actividad de creación grupal. La idea es pasar por distintas
vivencias literarias, sean individuales, grupales, más de trabajo solitario,
más de trabajo colectivo”. La docente espera que el conocimiento enriquezca la
interacción entre los asistentes, “la riqueza que algunos traen si son más
lectores que sirvan también de nutrientes en las charlas que compartimos con
quienes no son tan lectores”.
Es cierto que la oralidad se trabaja mucho en las propuestas literarias de este
tipo “la escritura en chicos y en adultos requiere un nivel de concentración y
de necesidades, que de pronto como vivimos con una gran riqueza de estímulos
hay completar la experiencia con material audiovisual y auditivo”. Es prender
una motivación para descubrir otras posibilidades en el lenguaje. “Uno de los
chicos de 10 años que se entusiasmó mucho escribiendo un cuento ya empezó a
preguntar ¨si pongo diferente o distinto, las dos cosas significan lo mismo´, y
le respondí que sí, ´si vos estás escribiendo tu cuento vamos a ver qué palabra
te gusta más por el sonido o cómo estás armando la descripción del personaje´.
No siempre se puede trabajar en un clima para trabajar de manera sensible y
personalizada con cada chico. Otro chico se enganchó en la creación de un poema
porque le gustó la palabra ´papaya´ y se mató de risa, y esta fue primero una
actividad oral”, contó la docente.
“La Biblioteca Rivadavia es uno de los espacios más querido de la ciudad, soy
bahiense y me une un enorme afecto y cariño personal, y luego el gusto de trabajar
con un equipo de gente fantástica, se ha ido conformando en los últimos
tiempos” reflexionó. Con materiales bibliográficos propios y la propuesta de
llevarse libros de la Biblioteca, cada encuentro se va enriqueciendo con más
lecturas, “se entusiasman y cuando lo saca uno los otros se enganchan para
hacerlo también, después sale turnarse para poder llevarlo a casa”. El taller
cuenta con una asistencia de 10 pequeños, sin embargo está abierto a conducir a
15, así que es posible sumarse. “También hay padres que se quedan, dan una
vuelta por la Biblioteca, se generan otros recorridos” por las salas y la
galería de exhibición, “con posibilidades de vinculación cultural y afectiva,
es un espacio para socializar”. Los chicos que van son socios de la misma, “ellos
son el pulmoncito de la Biblioteca, son fundamentales”.
ABIERTO
El taller “La esquina doblada” se da cita los días miércoles de 16 a 17.30
horas en la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Avenida Colón 31, de
manera gratuita.
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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