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Transgénicos, cáncer y otros males
Categoría: Ecología

La revolución verde dio a luz agroquímicos con el argumento de ser la salvación y el camino para la obtención de grandes cantidades de alimentos. La historia ha demostrado que ni han logrado incrementar sostenidamente la producción ni han resultado ser la salvación al hambre del mundo. La biotecnología moderna con sus transgénicos, tiene la misma raíz de origen y se presenta con el mismo argumento.

Oncólogos estadounidenses del Centro de Investigación Hutchinson, en Seattle (Washington), precisaron que el 80% de las enfermedades cancerosas en el ser humano, son causadas por los productos químicos en el ambiente y el 20% por productos químicos en los alimentos. La OMS en 2002 precisó que el número de personas que murió de cáncer en el mundo, 7,6 millones, fue superior a los 5,6 millones que en total murieron por VIH/SIDA, malaria y tuberculosis.
El cáncer es actualmente el riesgo permanente que amenaza nuestra salud. Para analizar las causas, sólo detengámonos en el dato de los expertos que indica que el 20% del cáncer es causado por los productos químicos en los alimentos. Recordemos, a su vez, que el origen y el estilo de producción están marcados por varios enfoques. ¿Cuál de esos enfoques de producción revelarán atajos hacia el cáncer? ¿La agricultura ecológica? ¿La “revolución verde” con sus agroquímicos sintéticos? ¿La biotecnología “ultra moderna” con sus semillas transgénicas?

La revolución verde
Hace 50 años que se viene impulsando la llamada “revolución verde”, basada en un paquete tecnológico con uso intensivo de productos químico-sintéticos, dentro de los cuales destacan los abonos nitrogenados, los pesticidas de amplísima especialización y las semillas mejoradas y en la última década las transgénicas.
El profesor W. Schuphan, director del Instituto Nacional de la Investigación de la Calidad, de Geisenheim (Rhin), describe el círculo vicioso al que nos somete la agricultura de la revolución verde: “El uso exagerado de fertilizantes nitrogenados provoca un alto grado de susceptibilidad a contraer enfermedades o parásitos en las plantas alimenticias. Esto obliga a un empleo masivo de pesticidas químicos. Además el alto contenido de nitrógeno (que utiliza la agricultura convencional) reduce los minerales y las vitaminas en las plantas, tan necesarias para la salud del hombre”. A partir de ello, lo que nosotros observamos además, no sólo es un círculo vicioso, más bien, una espiral.

Nitratos y cáncer
La evidencia científica nos indica que existe una correlación directa entre el consumo de alimentos, o de agua, con exceso de nitratos y la ocurrencia de cánceres gástricos y la elevada mortalidad durante los primeros días de vida de los neonatos cuando sus madres ingirieron altas cantidades de nitratos, debido principalmente a malformaciones que afectan el sistema muscular, el óseo y el nervioso central (CRIE, 2002). Los nitratos también pueden formar compuestos cancerígenos con ciertos residuos de plaguicidas, como con los dicarbamatos (fungicidas).

Plaguicidas y demás males en la salud
El uso de pesticidas por parte de la revolución verde ha venido generando reducción de la fertilidad masculina, enfermedades neurológicas, reducción del crecimiento, anormalidades fetales, síndrome de fatiga crónica en niños y mal de Parkinson. Por supuesto, también está contribuyendo enormemente al incremento del índice de cáncer, ya que los residuos de pesticidas están entre las tres mayores causas de cáncer. Las mujeres con cáncer de mamas tienen cinco a nueve veces más frecuencia de tener residuos de pesticidas en su sangre que aquéllas que no. Estudios previos demostraron que aquéllas con exposición laboral a pesticidas tienen tasas más altas de cáncer.
Por su parte, el gobierno británico encontró residuos de pesticidas en un tercio de los alimentos y más grave aún, más de un agroquímico en manzanas, pan, lechugas, papas y fresas; el uso de más de un agroquímico potencia los efectos adversos.

La revolución verde y la biotecnología moderna de los transgénicos
Los defensores de los transgénicos podrían sentirse aliviados porque sólo hemos referido las consecuencias de la primera etapa de la revolución verde, las que ya no se pueden acallar ni ocultar pues al cabo de más de 40 años la suma de evidencias es abrumadora y los daños cuantiosos. Hasta los científicos pro-transgénicos aceptan esta realidad.
Lo verídico es que agroquímicos sintéticos y transgénicos comparten una misma genealogía, y es nuestro deber difundirlo. Las semillas transgénicas basan su visión en el mismo sistema impulsado por la revolución verde de los años 50, esto es, el uso de fertilizantes y pesticidas químicos de síntesis. Sólo han variado las semillas mejoradas por las semillas transgénicas; todo lo demás sigue siendo válido, aunque pretendan decir que se usará menos. Compartiendo los mismos progenitores, los estudios demuestran que los alimentos transgénicos son inclusive más peligrosos, pues las características de su resistencia no son externas, sino han sido incorporadas al interior de su mapa genético. Así, la semilla transgénica de maíz Bt está preparada para resistir plagas porque cada una de sus células contiene el Bacillus thuringiensis, una bacteria que produce sustancias tóxicas para los insectos. En consecuencia, el uso de agroquímicos ya no sólo se restringe a las aplicaciones externas, sino están incluidas en la genética de lo que pretenden sean nuestros alimentos cotidianos. En los países desarrollados en donde se consume soja transgénica se observa un incremento sustancial en las alergias a este alimento.

La agricultura ecológica
¿Realmente no hay otra solución tecnológica? En realidad sí existe y ha existido desde siempre y se llama agricultura ecológica. Si observamos el enfoque de la agricultura ecológica, ésta procura usar técnicas compatibles con las leyes de la naturaleza, prohíbe el uso de fertilizantes, pesticidas químicos de síntesis y transgénicos por lo que la exposición al peligro de enfermedades tan graves como el cáncer disminuye.
A la par, los estudios científicos refieren que la calidad nutricional de los productos ecológicos es muy superior a la calidad de los productos obtenidos con la revolución verde, también denominados “convencionales”. Esta mayor calidad biológica de los alimentos ecológicos se ha comprobado en diferentes pruebas biológicas. La más antigua se realizó en Nueva Zelanda en los años 40 (Daldy, 1940), donde se comparó el efecto de la dieta ecológica en escolares, a los cuales se les suministró estos alimentos durante dos años. Al cabo de este tiempo, se comprobó que su salud dental era mucho mejor, presentaban mayor resistencia a la fractura de huesos, la incidencia de gripe y resfriados había disminuido notablemente, su tiempo de convalescencia era menor y su salud en general era mucho mejor. Por supuesto que esta evidencia fue negada por décadas, dándose a conocer estudios que afirmaban “los alimentos ecológicos tienen la misma cantidad de nutrientes que los convencionales”, los cuales fueron difundidos por científicos mercenarios.

Nota: Texto completo en www.ecoportal.com.ar.

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2008-08-16 00:00:00
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