Crecer pero crecer sanos y en paz, quizás deba ser
una de nuestras principales preocupaciones, en este mundo ya demasiado
devastado y contaminado. ¿Cuál es el modelo o los modelos de desarrollo que
cumplen estas premisas básicas? ¿Cuáles pueden ser considerados modelos de
desarrollo sustentable y cuáles no lo son?
La discusión sobre si
debemos permitir que se ejecuten los embalses de las hidroeléctricas Garabi y
Panambi o no, ya está a flor de piel en todo Misiones y comienza a estar del
mismo modo en Corrientes y, muy pronto, estará planteado en Buenos Aires. A la
vez, crece fuertemente esta polémica del lado brasileño.
Es hora de pensar sobre las prioridades: qué debe subordinarse a qué. La sanidad
y la salud a la economía y el confort, o estos últimos adecuarse a las
condiciones básicas de la sanidad y la salud. Pensar en desarrollar la economía
y el confort pero en armonía con la sanidad y la salud, de las personas y del
propio ecosistema (algunos prefieren denominarlo medio ambiente) en el que
vivimos.
Crecer pero crecer sanos y en paz, quizás deba ser una de nuestras principales
preocupaciones, en este mundo ya demasiado devastado y contaminado. Como
comunidad nos vemos obligados a determinar qué modelos pueden ser considerados
de desarrollo sustentable y cuáles no lo son, para así evitar el tránsito por
esos caminos de los mega emprendimientos, trillados y peligrosos, que dan poco
pan para hoy y mucha hambre para mañana. Este modelo de generación de energía
eléctrica a través de monumentales represas sólo es funcional a un modelo de
desarrollo no sustentable.
Malaria, dengue y demás yerbas
(…) Los problemas sanitarios que están ocasionando las mega represas en
todo el mundo, preocupan a científicos, técnicos, sanitaristas, médicos y
centros de estudio del mundo y de nuestra región, en grado creciente. El Foro
Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), preocupado por la
construcción de represas en Brasil, en la región fronteriza con el departamento
de Pando, realizó un estudio publicado en el documento “Bajo el caudal: El
impacto de las represas del río Madera en Bolivia”. En él afirman que “más víctimas
de malaria, dengue y leishmaniasis son las consecuencias que puede tener la construcción
de represas en Brasil, en la región fronteriza con el departamento de Pando”.
Esas afirmaciones fueron avaladas por el viceministro de Biodiversidad,
Recursos Naturales y Medio Ambiente, Juan Pablo Ramos, quien explicó que
Bolivia hizo una evaluación técnico-científica en 2008 que confirma los efectos
negativos de esas obras. El informe del Fobomade advierte que los niños serán
el grupo más damnificado por la malaria, además de los inmigrantes. Los
cálculos apuntan a que serán 13 veces más vulnerables con la nueva represa, en
especial los menores, y hasta cinco veces más, la población en general.
Pando es el departamento de Bolivia con mayor incidencia de malaria, situación
que no parece preocupar para nada a Brasil el país, que junto a China, más
represas está construyendo en América Latina en estos momentos, tanto en su
interior como en zonas de frontera.
Un elemento importante para las reflexiones que nosotros tenemos que realizar
ante los intentos de construir Garabi y Panambi es que, como afirma el estudio
boliviano, “el efecto predecible es que poblaciones cercanas a sitios de
inundación a un promedio de tres kilómetros (rango de vuelo de los mosquitos)
incrementarán sus niveles de incidencia en malaria”. Una Misiones con malaria,
con leishmaniasis, con dengue, con esquistosomiasis, con fiebre amarilla y
demás enfermedades tropicales, será muy poco atractiva para el turismo
internacional que nos permitió, por ejemplo en el 2006, generar ingresos del
orden de los 700 millones de pesos.
¿Y cómo puede incidir una mega represa en la proliferación del dengue? El
estudio señala que “la construcción de espacios urbanizados para quienes se
encarguen de ejecutar el proyecto puede desembocar en la propagación del
vector, que, se asevera que es urbano, pero se sabe que puede reacomodarse
eventualmente en áreas rurales”.
La realidad indica que “lo que eleva el riesgo de contagio es que esos
asentamientos, en general, no suelen estar dotados de los servicios básicos
suficientes, como un adecuado sistema de distribución de aguas, por lo que el
grado de precariedad es también una causa de la proliferación del insecto”.
La cuestión se agrava por cuanto en Misiones ya hay dengue, y “la propagación
del dengue implicaría al Estado un costo para la atención de los damnificados y
una inversión para equipamiento de fumigación con agentes químicos a fin de
eliminar los criaderos de larvas de los mosquitos Aedes aegypti”.
Con respecto a la leishmaniasis nuestros vecinos informan que “hay en el país
entre uno y tres casos de leishmaniasis por cada 1.000 habitantes, y en zonas
de alto riesgo, como las áreas selváticas pandinas, la incidencia se eleva a
tres casos. Está presente en regiones de esas características del oriente,
Cochabamba, Tarija y La Paz”. A tener en cuenta por parte de los misioneros que
ya tuvimos (¿por incidencia de Yacyretá?) brotes de leishmaniasis en nuestra
provincia, sobre todo de la canina. Y hay que decirlo, los animales importan,
no son cosas, son seres vivos. Aunque también tuvimos ya casos en humanos, que
también importan.
La Leishmaniasis canina es una enfermedad causada por un protozoario,
Leishmania spp, transmitido por mosquitos del género Phlebotomus.
Lamentablemente, nos conviene conocer estos detalles.
Recordar y prevenir
“En Misiones se ha registrado un nuevo caso de leishmaniasis visceral, se trata
de una beba de cuatro meses de vida, de Mojón Grande, que se encuentra
internada en el Hospital Pediátrico. Según el parte epidemiológico, del
responsable del área Dr. Jorge Abel Gutiérrez, el diagnóstico se hizo mediante
una punción de médula ósea, debido a que la Rk 39 dio resultado negativo”.
“Un hombre de 29 años es el primer caso confirmado en Alem y, sumado al que se
detectó a principios de año en Oberá, pone en evidencia que la enfermedad se
expande en la provincia. El otro paciente es un hombre de 58 años que vive en
inmediaciones del barrio Rocamora, en Posadas. Desde que se registró el primer
caso autóctono, hace dos años en la capital provincial, tres personas fallecieron
como consecuencia de la enfermedad, dos adultos y una beba de cuatro meses”.
“En el país se notificaron 47 casos humanos en Misiones, cinco de ellos
muertos, y también hay pacientes diagnosticados en Corrientes y cuatro en
Santiago del Estero”.
“El paciente afectado tiene 21 años, reside en un barrio de pobladores
relocalizados por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) de Posadas y se
encuentra internado en el hospital Doctor Ramón Madariaga desde el 23 de enero,
dijeron fuentes de Salud. Asimismo, destacaron que el joven se encuentra “estable”
en el hospital. Desde marzo de 2006, cuando se diagnosticó la aparición de la
enfermedad, 35 personas fueron asistidas por ese tipo de leishmaniasis y 5 de
ellas fallecieron, según estadísticas oficiales”.
Nota: Extracto del artículo de Raúl Aramendy, director del Centro de
Comunicación y Educación Popular CEMEP-ADIS,
publicado en www.ecoportal.net.
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