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Evolución no favorable
Categoría: Ecología

El licenciado Leoncio Montesarchio da un pantallazo acerca de cómo se fue desarrollando la cuestión ambiental a través de los años, la delicada situación que se vive hoy y en que puede derivar si no se cambian determinadas conductas.

Semanas atrás se llevaban adelante las Jornadas Municipales de Medioambiente y uno de los expositores fue el licenciado en Geología Leoncio Montesarchio, cuya disertación, a pesar de que la temática de las jornadas fue el agua, se tituló “Estocolmo 37 años después, evolución de la situación ambiental mundial”.
La razón de la elección del título de la conferencia fue explicada por Montesarchio a EcoDias de la siguiente manera: cuando hablamos de Estocolmo nos estamos refiriendo a la reunión allí celebrada por Naciones Unidas que significó introducir la cuestión ambiental en la ecuación productiva mundial.
Esto ocurrió en 1972 y si hacemos una evaluación de lo sucedido hasta ahora, el saldo de la reseña no ha sido favorable. Sin embargo, la reunión de Estocolmo tuvo su importancia: “Hasta el 72 se creía que el desarrollo era indefinido, que los recursos naturales eran inagotables, que se podía hacer cualquier despilfarro. En Estocolmo se puso la voz de alarma y fue puesta por organizaciones no gubernamentales fundamentalmente que hicieron muchísimo barullo. Se dejó sentado que la cuestión ambiental tenía que formar parte de la ecuación del desarrollo y de la explotación de los recursos naturales. Ahí se plantearon algunas cuestiones, identificaron a la ciencia y a la técnica como lo que podía ser el bien o el mal, que bien manejada podría significar un bienestar para la humanidad pero que mal manejada podría afectar los recursos naturales y el bienestar del hombre”.
A partir de allí, se creó el programa de la ONU para el medioambiente que significó un vector de introducción de la cuestión ambiental sobre todo para países subdesarrollados. Esto tuvo su beneficio en la divulgación y en que se creen en casi todos los países organismos específicos de medioambiente: “En las acciones, diez años después se hace la reunión de Nairobi, como una forma de evaluar si se habían cumplido algún plan de acción de Estocolmo y ahí se vio que en las acciones prácticamente no se había logrado nada. La desertificación había avanzado, ya se hablaba de dióxido de carbono y había aparecido un nuevo flagelo como la destrucción de la capa de ozono”.
Y lo que seguía sin tenerse en cuenta, dice Montesarchio, era el control poblacional: “Es decir, los riesgos que significaban un aumento de la población mundial en forma descontrolada que llevaba a asentamientos salvajes, a la cuestión social y ambiental ya incontrolable”.

Un antes y un después
Cuando se celebró la reunión de Estocolmo, la población mundial era de 3500 millones de habitantes. Hoy somos el doble y las consecuencias de ese desarrollo se hace notar en las grandes ciudades a través de hacinamientos, pobreza extrema, falta de agua potable, etc.: “La otra cuestión es que en realidad la palabra desarrollo se ha llevado por delante todo y todas las premisas que se habían previsto no se ha tenido en cuenta, por lo cual el deterioro ambiental ha seguido y se ha incrementado”.
Hay un concepto muy conocido dentro de la temática de medioambiente que es el desarrollo sustentable. Concepto que Montesarchio califica de mentira piadosa, “porque el desarrollo sustentable no existe, sobre todo con los recursos naturales no renovables. Una vez que estos se utilizan no lo van a utilizar las futuras generaciones como dice el eslogan. Y también el efecto que causa el aumento de la población sobre los ecosistemas. Entonces, no nos podemos quejar de que haya desertificación, que haya sobrepesca, deforestación porque es una cuestión de la presión poblacional que quiere vivir hoy y no le interesa mañana”.
Dentro de todo, agrega, hay un dato agradable que se traduce en que gran parte de la población mundial conoce lo que es la cuestión ambiental. Por lo tanto, si se produce deterioro no es por ignorancia, ya estamos advertidos: “Termino poniendo dos frases antagónicas: una de la primer ministra noruega que dice que la ciencia y la tecnología han deteriorado el medioambiente y que ahora tienen la obligación de restituirlo. La otra antagónica es de 1992 de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y dice que el aumento de la población si sigue incrementándose y las actitudes de los hombres no cambian, la ciencia y la tecnología se verán impedidas de no lograr un deterioro ambiental grave y la pobreza definitiva de gran parte de la población mundial. A esto yo digo que el desarrollo infinito en un mundo de capacidades finitas es una ilusión”.

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2009-07-04 00:00:00
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