Una investigación por parte de Naciones Unidas estimó que 931 millones de toneladas de alimentos, el 17% del total de alimentos disponibles para los consumidores en el 2019, terminaron en basureros, tanto de hogares, comercios minoristas, rellenos sanitarios o restaurantes.

“El dato es muy duro, es necesario adoptar medidas a escala mundial y local para aprovechar al máximo los alimentos que producimos”, explicó la docente y coordinadora, Adriana Chanampa. Y agregó que para introducir este cambio transformador es fundamental incorporar tecnologías, soluciones innovadoras y sobre todo nuevas formas de trabajar buenas prácticas con miras de gestionar la calidad de alimentos y reducir las pérdidas y desperdicios. Es por ello que nació la campaña Menos desperdicios y Más alimentos, para poder tomar conciencia sobre la temática.

Dicha iniciativa fue establecida por Naciones Unidas y llevada adelante por la Red Internacional de Promotores, que cuenta con una sede en nuestro país. Esta acción surge para hacer un llamado de atención y a la acción, tanto al sector público como privado, con la finalidad de establecer prioridades entre las medidas y avanzar con la innovación para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, a fin de restaurar y reconstruir mejor los sistemas alimentarios con capacidad de resiliencia.

Impulso regional

El movimiento ciudadanoarticula esfuerzos, herramientas y acciones acompañando con aportes concretos la Agenda 2030 y los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible. La red está conformada, a nivel mundial, por más de 9.700 promotores distribuidos en más de 39 países.

Adriana Chanampa es coordinadora nacional, por lo tanto, busca lograr pequeños cambios en las costumbres cotidianas, acciones de repercusión nacional y mundial y realizar alianzas que permitan la generación de mayores recursos. Bahía Blanca fue la única ciudad que se sumó como representante de la provincia de Buenos Aires añadiendo dos aliados, el Instituto Juan XXIII y Acción Católica.

Las jornadas realizadas en el claustro formativo estuvieron relacionadas con la lucha por el hambre cero, la educación de calidad y la producción y consumo responsable. Recibieron donaciones de alimentos no perecederos para favorecer y apoyar a merenderos de la ciudad. “Es así como movilizamos a los alumnos, trabajando en función de generar conciencia y de ver cómo nosotros desperdiciamos alimentos y hay tanta gente que pasa hambre”, subrayó la docente.

Para finalizar la campaña, realizaron un conversatorio del que participó la Cooperativa Obrera, empresa social que trabaja con la preservación de alimentos para disminuir la pérdida y el desperdicio, y presentó tópicos y recetas para no generar pérdidas de alimentos.

PARA MEJORAR NUESTROS RECURSOS
La pérdida de un alimento está relacionada con la etapa de producción y procesamiento de la cadena. Un ejemplo es la rotura de su envase, que no permite la llegada a los puntos de venta.
El desperdicio incluye a todos los alimentos que son desechados, cuando la comida sobra o se cocina de más y se tira.

Autor: Redacción Ecodías